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'Cada vez que gobiernan a espaldas de la opinión pública, les va mal'
- 12/06/2020 00:00
- 12/06/2020 00:00
El consultor político Antonio Sanmartín identifica varios aspectos en la estrategia gubernamental que deben atenderse, especialmente ante el particular momento que vive el país. El asesor efectuó un balance del complicado primer año de gobierno de Laurentino Cortizo, caracterizado en los primeros meses por el esfuerzo de balancear las finanzas públicas, las revueltas por el intento de hacer reformas constitucionales y luego la sorpresa de la pandemia de Covid-19 que cambió radicalmente los planes de gobierno. Sanmartín proyecta un problema de credibilidad; un cortocircuito en la comunicación entre el gobierno y la ciudadanía se acentúa por la exigencia de esta última en la transparencia y rendición de cuentas. Hay oportunidad para corregir, pero requiere de un golpe de timón pronunciado, de estrategia, de voluntad y de técnicos idóneos –que los hay en el partido gobernante– para enderezar el camino. Si el primer año ha sido complicado, este segundo podría presentar serios problemas de gobernabilidad debido a la alta tasa de desempleo que se sumará a la discusión de temas candentes, como el diálogo por la Caja de Seguro Social.
Debemos tener claro algo. El presidente Cortizo llega al gobierno rodeado de mucha gente profesional y capaz, muchos técnicos dentro del Partido Revolucionario Democrático (PRD), partido gobernante. Así que se esperaba que cuando dio inicio el gobierno, el Gabinete estuviera compuesto por personas muy profesionales que llegaran a echar el país hacia adelante. Incluso cuando estábamos en elecciones, uno de los platos fuertes de la campaña era su plan de gobierno y los técnicos que lo acompañaban. Sinceramente el Covid-19 es una mala referencia. Porque el gobierno de Nito ha estado lleno de tropiezos desde el inicio. Recordemos que enfrentan una coyuntura, a finales del año pasado, con el tema de las reformas electorales que manejaron pésimamente mal. Al principio fue un desastre y no había coordinación entre la Asamblea Nacional y el Ejecutivo; hubo protestas en la calle y era una bola de nieve que crecía hasta que detienen el proceso, pero ya era muy tarde para poder subsanar lo que había acontecido, y finalmente lo terminan mandando al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que en mi interpretación es congelar el tema. Para mí, el tema de las reformas constitucionales no va a volver a tocarse en este periodo. Adicional a esto, hubo varios acontecimientos que ponían cierto malestar de que el gobierno no estaba funcionando bien. Después llega Covid-19 y se mete con todo. A todos nos sorprendió, no solo desde el tema político, sino desde el punto de vista médico; no ha tenido parangón a menos con la gripe española a principios de 1920. Si a nivel de salud no estábamos preparados, menos a nivel económico y político. Digamos que esto es un atenuante, sin embargo, si el pueblo te elige es para afrontar cualquier reto. El gobierno tenía que hacerlo bien desde el día uno, en eso consiste la política aunque no hay un manual ni modelo que dicte las guías. La política es la capacidad de adaptarse a diferentes escenarios. El Covid-19 complica todos los escenarios, pero no hay excusa para decir que no se puede hacer bien.
Antes debo hacerte una introducción. Siempre he sido de la tesis que los gobiernos tienen que escuchar al pueblo, a la opinión pública. Cada vez que un gobierno ha gobernado a espaldas de la opinión pública, le va mal. El gobernante se debe a su pueblo. Si se observa lo que está ocurriendo, hay un clamor ciudadano porque se hagan las cosas bien, no es buscar culpables, para eso está la justicia. Pero si el pueblo está diciendo que algo no parece correcto, hay que escucharlo. A nivel estratégico, el gobierno se está jugando la reelección de 2024. Si ellos pretenden repetir, tienen que hacer las cosas bien. Pareciera que en estos momentos no están escuchando a la ciudadanía y hacen lo contrario a lo que el común de la gente opina. Ahora aterrizo en la pregunta. Primero hay que analizar quién lo ha hecho bien, técnicamente hablando. Segundo, quién cuenta con el respaldo de la ciudadanía. Si no lo haces de esta forma vas a tener un público en contra y a los medios que hacen su trabajo. Dejaría a los que están cumpliendo y separaría o haría acciones para generar consenso con el pueblo.
El ministro era reconocido antes de entrar al cargo por ser un técnico y una persona intachable. Una persona muy comedida, con sabiduría en el tema de las finanzas. Es uno de los que mejor sale en las mediciones.
El caso de Turner es interesante. Cuando inicia la crisis y se empiezan a dar las conferencias de prensa, al principio se cometieron errores y posiblemente actuaron tarde; hay variables a tomar en cuenta. Pero la percepción de Rosario Turner en la opinión pública fue muy positiva. De hecho se ha corrido por ahí una medición del doctor Harry Brown en la que Turner salió bastante bien. Cuando me toca a mí hacer mediciones en redes sociales, también me aparecía una medición bastante alta. Sin embargo, algo pasó que cancelaron las conferencias de prensa y comenzaron a ser pregrabadas; se comienza a sentir que el nivel de confianza baja, sin embargo, aún ves los tuits aplaudiendo su gestión. Debe ser complicado el cargo que ella lleva ahora, es una enfermedad difícil de combatir y además hay que preguntarse si el sistema de salud estaba listo para esto. La respuesta es no. Y aún así parecía que estábamos manejando en forma correcta el tema de salud por ser el hub, aún así lo estábamos manejando bien, pero de repente todo cambió. Se dejó de confrontar a la opinión pública y eso ha afectado mucho la imagen de la doctora Turner, aunque aún es bien aceptada.
Definitivamente que en el caso del vicepresidente Carrizo, por ser un cargo de elección popular nadie lo puede remover; pero es ministro, y ahí la acción era separarlo del cargo hasta que las investigaciones por supuesta corrupción culminaran. Creo que esa era la decisión correcta. Al no hacerlo es como si fuera una herida abierta por parte del gobierno. Cada vez que hay una investigación de esta naturaleza, los ministros respectivos tienen que separarse del cargo para que la investigación pueda fluir; al no hacerlo se entiende como que lo estuvieran protegiendo y eso definitivamente no ha ayudado al escenario del Presidente. En el caso de Sabonge es lo mismo, hay tantos cuestionamientos frente al hospital modular que lo correcto es que se separe para que la investigación siga su curso.
No puedo especular porque no tenemos la investigación; hay que esperar que diga qué está pasando. Lo que sí digo es que hay deterioro, ha perdido mucho apoyo. Inclusive, en comparación con el gobierno de Juan Carlos Varela, ni siquiera con un año de haber llegado al poder tenía un deterioro tan grande. En el caso del gobierno de Ricardo Martinelli, tardó un poco más ese debilitamiento que tienen los presidentes.
Cuando se hizo el plan de gobierno se esperaba que arrancara con un proyecto de país económico muy fuerte. Incluso antes de la crisis del Covid-19 se le seguía pidiendo al gobierno el plan económico de reactivación. La economía venía con bastantes dificultades y se agrava con el problema del Covid-19. La pandemia empuja al mundo entero a la era digital. Una era para la que no estábamos preparados, ni la economía ni la educación estaban listas para esto. Nos están empujando, es una coyuntura obligatoria, pero seguimos reaccionando sin estrategia. Definitivamente se trata de una coyuntura, pero como dice una famosa frase de una serie de televisión: el caos es una escalera. Hay que aprovecharlo para salir adelante. En estos momentos tenemos una incertidumbre de lo que va a sufrir el país económicamente, el desempleo será muy alto y no veo una estrategia económica para salir adelante. No puede ser a punta de deuda. La estrategia de comunicación del gobierno ha sido tan mala, que se ha encargado de decir cuántos miles de millones entran en préstamos, pero la gente no ve en qué se están gastando la plata.
Mi punto de vista es en función a los resultados, a las mediciones que tenemos. Cuando el gobierno comunica algo debe saber cuál es el tipo de reacción que va a haber, tanto en los medios de comunicación como en la ciudadanía. Por ejemplo, cuántas veces la ciudadanía le dice a través de redes, o a través de los medios, que $80 no alcanza. Esa bolsa de comida es muy pequeña y se reparte una vez al mes. Esto parece tonto, absurdo, que no se escuche que la gente se está quejando de eso, de que no es suficiente, incluso muy por debajo del costo de la canasta básica. Si no se tiene la capacidad de escuchar y procesar, tomar correctivos y decisiones... La gente ve que le estás dando un bono solidario, pero le hablan de miles de millones que entran en préstamos. Además se suma el tema de las contrataciones que no están bien, las supuestas compras con sobreprecios, y al mismo tiempo no le das a la gente la respuesta al problema del hambre, por supuesto que van a estar decepcionados.
Si me tocara trabajar en esa ruta ayudando al gobierno, tendríamos que hacerlo paso a paso. No es fácil gobernar. La gente piensa que es fácil, pero en realidad es complicadísimo. Lo primero que haría sería tratar de responder a dos clamores de la ciudadanía. La primera, que la ayuda social económica realmente sea efectiva. No podemos permitir que el hambre nos siga afectando, porque el hambre te lleva al caos y vamos a complicar más el escenario si tenemos saqueos. Ojalá que eso nunca ocurra. La segunda medida es que atendería el clamor de la transparencia y rendición de cuentas, porque eso es como una herida abierta del gobierno en estos momentos.
Una de las cosas más bonitas del gobierno de Nito es el proyecto Colmena. Un proyecto que incluso el Presidente estaba muy metido, por supuesto que ayudar a los más pobres es muy loable. No creo mucho en los subsidios y populismo, pero tienes que ayudar, no puedes seguir permitiendo que la gente muera de hambre, eso es inaceptable. Mientras que encontramos alguna solución hay que dar subsidios. Lo malo es la estrategia de comunicación, hay muchas fallas y eso se siente en las mediciones que son espantosas. Lo feo es la falta de transparencia y rendición de cuentas. No tiene que ver con bandos políticos, es la población que exige que se tomen las decisiones correctas.
Permanentemente hacemos mediciones, es mi trabajo. La política es el arte de escuchar; si no escuchas lo que la gente expresa, se está desconectado de la realidad. Me acuerdo de las primeras salidas del Presidente en los medios, unas veces salía muy bien y otras no. Hay algo que siempre me ha gustado de Nito Cortizo y es que cuando él habla se nota muy sincero y auténtico, campechano. Pero esa es un arma de doble filo, porque no importa cómo se digan las cosas o que la propaganda política sea muy bonita, si no te creen no sirve de nada. Yo creo que ese grado de autenticidad con el que arrancó Cortizo está disminuyendo, porque está perdiendo credibilidad y eso es nefasto para un mandatario.
Es complicado y difícil. No se pueden tomar decisiones sin saber qué está pasando. Los actuarios, que es a quienes les creo en este tema, no nos han dado un estudio certero de lo que ocurre. Contamos con un fideicomiso que es prácticamente como si fuera un colchón, pero no sabemos cuánto nos queda de ese colchón. Si no podemos contar con un estudio financiero real, cómo podemos tomar decisiones. Lo segundo es, desde el punto de vista de los puestos, no puedo desmantelar a la junta directiva de la CSS porque son puestos institucionales, pero se percibe que está obstruyendo las decisiones correctas para poder salvar a la CSS. Eso es lo que percibe la gente. Hay muchas cosas que corregir con relación a ese punto, pero la junta directiva no le genera confianza a la ciudadanía.
Hay que entender una variable importante, en todos los anteriores gobiernos, el mandatario era el presidente de su colectivo, ¿qué le pasa a Nito Cortizo? Llega al poder sin controlar el partido. Entonces, tú sientes al Ejecutivo por un lado jalando y al Legislativo por otro lado porque lo controla otra persona. Eso es muy difícil de lidiar, pero deben encontrar la solución. Las contradicciones son claras; es difícil de creer que no se puedan poner de acuerdo entre ellos mismos.
Una cosa es la democracia interna del partido y la libertad de no estar de acuerdo. Yo siento que no están coordinados, no hay un diálogo para tomar decisiones en conjunto.
Es un gobierno con muchas fuentes de poder al mismo tiempo y cada fuente de poder jala para su dirección y no jala para lograr una ejecución efectiva. Al final del día la ejecución efectiva es lograr resultados positivos y la apuesta para el gobierno de reelegirse en 2024. Como hay tantas fuentes de poder dentro del partido, reales, no se pueden poner de acuerdo.
Yo creo que en vez de fijarse en la forma, deben ir al fondo; hay un problema de credibilidad muy grande. Si nos ponemos a ver cómo gana este partido las elecciones, se especula que fue por acuerdos políticos logrados, los votos del partido de alianza Molirena fueron los que le dieron la ventaja a Cortizo de su principal contendor Cambio Democrático. Esto es importante recordarlo porque cuando pasan las elecciones, el equipo de comunicación de Nito Cortizo pensó que habían ganado por cuenta propia, pero fue una campaña fracasada, ganan por la alianza del Molirena y por su propia estructura, no porque la campaña de comunicación haya sido exitosa. Para mí, la comunicación fue muy mala durante la campaña. Yo haría un cambio de timón, cambiaría a los actores estrategas porque tiene varios que vienen desde la época de las elecciones, y a nivel de comunicación el gobierno ha sido un caos total. También diseñaría una estrategia de comunicación a mediano y largo plazo sustentada en la credibilidad. Si no lo haces basado en eso, no vas a ningún lado. De nada sirve la publicidad y las frases bonitas, si la gente no te cree.
Su propia gente.
Mira que Nito se parece más a un Omar Torrijos en su estilo de hablar, ese estilo campechano, bonachón, la percepción es que es muy cercano a la gente del interior. Viene de las filas de Solidaridad, pero ha estado presente en el PRD durante muchos años.
Claro, y si no se hace, el país se va a pique. No importa de qué partido sea cada cual, hay que hacerlo por el país. El asunto del Seguro Social va a ser muy complicado y la gente va estar en la calle. Lo segundo es que cuando volvamos del Covid-19 el desempleo va a estar muy alto y va a haber hambre en la calle. Visualizo un problema de desestabilización social, y si el gobierno no está preparado para eso, vamos a tener un problema de corte socioeconómico en el país.