Representantes de las diferentes actividades económicas del país alertaron sobre las consecuencias que se avecinan si los cierres continúan. Hicieron un...
Guillermo Castro: ‘Lo que necesitamos es un caudillo colectivo’

- 19/05/2025 00:00
Desde la minería, hasta la crisis política actual, el doctor Guillermo Castro hace un análisis de la historia panameña, la situación actual y las claves para el futuro.
No quisiera hablar de la sostenibilidad o no de la minería, eso depende de una cantidad de factores que deben ser discutidos, y no han sido discutidos, para llegar a una decisión. Lo que yo veo aquí es que no podemos seguir viendo por separado el no a la minería, el no a Río Indio, el no a la ley nueva del Seguro. Hay una conexión entre todos esos elementos, pero nos los presentan por separado todo el tiempo.
Hemos llegado a una situación en la cual, de no encarar seriamente la discusión de cuál es el camino a tomar por Panamá, de no encarar la discusión de cómo poner en contacto entre sí a la soberanía popular y a la soberanía nacional, de no encarar el problema de cómo hacer más equitativo el desarrollo de este país, y cómo traducir eso en políticas muy puntuales, esta crisis puede extenderse por un tiempo muy prolongado.
Creo que fue Belisario Porras el que dijo que sin Canal no había país. Ha llegado el momento en que, al cabo de más de un siglo de desarrollo como república, estamos entrando en una situación en la que sin país no habrá Canal.
Todo depende del canal y, sin embargo, hay una resistencia enorme a la idea de que el Canal expanda su cuenca hidrográfica. Esto no es un problema técnico acerca de si el embalse de Río Indio es viable o no es viable, si es sostenible o no es sostenible. Esto lo que dice es que, por la razón que sea, la Autoridad del Canal no ha encontrado una modalidad de relación con el país.
La historia moderna de Panamá se inicia con la conquista europea. La conquista europea, aparte de que causa el exterminio del 90% de la población indígena del Istmo, toma la decisión de crear un monopolio de tránsito interoceánico por una sola ruta. Se creó una modalidad de desarrollo en la que el tránsito se concentró por una sola ruta, en la que el control del tránsito se concentró en un solo poder estatal que fue extranjero hasta 1999 y se convirtió en panameño del año 2000 en adelante, que concentró la riqueza generada por el tránsito en los grupos sociales que controlaban el Estado, que controlaba la ruta y que subordinó el resto del país a las necesidades del tránsito. Panamá tiene una historia que es la de su desarticulación como territorio.
En vez de permanecer como un país y una sociedad interoceánica, nos convirtieron en un país transitista dependiente del tránsito por una sola ruta donde se concentraba entonces y se concentra hoy más que nunca lo fundamental del crecimiento económico y de la acumulación de riqueza en el país. Pero además con una situación en la que tanto en la zona de tránsito como en el conjunto del país la inequidad social ha sido un factor dominante en la historia de nuestra sociedad.
Lo que nos articulaba fue desarticulado y el transitismo nunca ha logrado hacer de Panamá un territorio integrado. Seguimos pensando en términos de la capital y el interior.
Lo que sí hemos logrado ha sido convertir ese corredor interoceánico en una plataforma de servicios globales no sólo logísticos sino financieros, portuarios y de transporte. Una plataforma de servicios globales muy importante que desbordó los límites de la zona del canal y logró meter ahí a más del 70% de la población del país en unas condiciones de caos urbano y problemas ambientales tan serios y más, diría yo, que lo que podría provocar la minería.
Por supuesto. El problema no es el tránsito, el problema es la organización del tránsito a partir de la conquista europea. Se concentra el control del tránsito en una agencia estatal que puede ser la Corona Española, puede ser la Comisión Ístmica del Canal de Panamá creada por el gobierno de Estados Unidos, puede ser la gobernación de la Zona del Canal o puede ser la Autoridad del Canal de Panamá, todas esas agencias de control son estatales o lo han sido y concentra lo fundamental de los ingresos que el Canal genera en las élites que controlan a su vez el estado que controla el tránsito por el Canal.
Salvo excepciones muy notables, la Junta Directiva de la ACP son empresarios, son agentes estatales, pero nosotros no hemos visto nunca representación campesina en la Junta Directiva del Canal y no sé si hay una representación orgánica de las organizaciones de trabajadores. El Canal en efecto se maneja como una empresa más, podría fácilmente confundirse con una empresa privada. Entonces no puede extrañarle a uno que no sea percibido como propio por la mayor parte de la población del país que tampoco percibe como propio a ninguno de los grandes monopolios que controlan.
Yo creo que es inevitable que Panamá tenga que enfrentar de verdad la descentralización del estado y una serie de iniciativas que estimulen un aprovechamiento mucho más integral de los recursos del país. Tenemos grandes ventajas competitivas en este mundo, la abundancia de agua es una ventaja comparativa, la abundancia de biodiversidad es una ventaja comparativa, la abundancia de tierras aptas para el cultivo de múltiples frutos valiosos, tropicales, de exportación no solo el café y el cacao es una ventaja comparativa pero esas no son ventajas competitivas porque hemos optado dentro de esa organización territorial de la economía por priorizar la ganadería extensiva que a lo largo de cuatrocientos y pico de años ha destruido mucho más ecosistemas de lo que hasta ahora ha hecho la mina en el Atlántico lo cual no quiere decir que la mina está bien y la ganadería está mal, quiere decir que el aprovechamiento extensivo de ventajas comparativas produce el saqueo de los recursos naturales sea el mineral de cobre o sea la fertilidad del suelo.
Estamos haciendo grandes descubrimientos que llegan a los periódicos sobre la contaminación por mercurio de especies de agua dulce en el lago Gatún, pero en la desembocadura del río Chiriqui Grande el nivel de contaminación del agua por agroquímicos es tan elevado como en la desembocadura del río Mississippi en Luisiana.
Panamá es el país que más agroquímicos consume per cápita en Centroamérica. Esas cosas no tienen solución con proyectos pilotos del PNUD o de la FAO, requieren una transformación del país y la transformación del país tiene que facilitarse facilitando la creación de otras opciones.
Yo creo que el proyecto minero para empezar estaba mal planteado y mal gestionado. Hay quienes dan el argumento que ya está hecho el agujero, terminemos de sacar el cobre. Pero en las condiciones en que estaba siendo hecho el trabajo eso es inviable, termina por provocar resistencia y crea un conflicto interno. No basta con decir que el oro de Panamá es verde, el único oro que en Panamá es verde es el billete de dólar.
Esto forma parte de una tradición panameña que es la de un estado que adopta decisiones estratégicas a espaldas de su población sea para hacer o sea para no hacer, sea para proteger a ciertas empresas o sea para impedir que otras iniciativas se desarrollen. Elegimos diputados y uno asume que la Asamblea está para discutir estos grandes problemas nacionales pero algo pasa que no es así.
Lo más terrible que nos puede pasar a nosotros en este camino tiene que ver con el problema de la soberanía nacional.
Yo creo que en Panamá no hubo una colonia norteamericana. Yo creo que en Panamá hubo un régimen de protectorado militar extranjero por parte de los Estados Unidos al amparo del Tratado Hay-Bunau Varilla de la Constitución de 1904 y de la buena voluntad de gobiernos que siempre vieron en la presencia militar norteamericana la garantía de su propia sobrevivencia en caso de crisis.
Todo eso se fue por un tubo con los Tratados Torrijos-Carter, y sin embargo hoy en día vemos que de nuevo se invoca la necesidad de la presencia norteamericana para garantizar la seguridad de Panamá y los Panameños. Es un retroceso muy serio. No porque se vayan a establecer instalaciones temporales, no solo porque va a haber más entrenamiento de nuestras fuerzas del orden, para no llamar militares, sino porque se renueva el espíritu de sumisión al protectorado extranjero. Y eso puede llegar a tener consecuencias muy nefastas, porque puede terminar convirtiéndose en un freno para el desarrollo de una sociedad mucho más democrática en Panamá.
Creo que la intelectualidad de capas media no está planteando con claridad las razones por las cuales no se siente representada por los métodos de lucha que se están utilizando. El cambio histórico no ocurre porque alguien se saca de un bolsillo un montón de novedades. Ocurre porque los mecanismos que tradicionalmente debían ser permitidos procesar, controlar, mediatizar los problemas, de pronto no están funcionando bien.
La clase popular ha buscado crear un bloque de organizaciones que tienen capacidad para bloquear el tráfico, pero no han buscado construir una alianza que es algo que sólo se construye mediante el diálogo entre iguales, no mediante la subordinación de unos a la voluntad de otros.
Y al mismo tiempo, esa desunión entre sectores populares y capas medias alimenta, estimula el autoritarismo de los sectores más acomodados. Porque ven la división que hay afuera y saben que cada parte por separado no es capaz de enfrentarnos.
Hay sectores populares que tienen una lista de “no”. No a la mina, no al río Indio, no a la ley, no al memorándum. Pero todavía no hay una lista de, en vez de eso, esto. Entonces, de momento estamos en una situación en que la protesta es mucho más fuerte que la propuesta.
La reconstrucción de ese vínculo entre los movimientos sociales, los sectores de capas media y tal, podría llegar a ser un factor que le dé forma a este proceso de cambio. Sería importante que ocurriera eso porque si no se le da forma a este proceso de cambio en una perspectiva democrática, de amplia base popular, puede también encontrar salida en una perspectiva autoritaria.
El caudillismo es una expresión muy clara del atraso político. No hables mal de los arnulfistas que también elegían a don Arnulfo una y otra vez porque sí, porque era el sabio, el brujo, lo que sea. Así eligieron a Martinelli y así eligieron a Mulino. Están buscando el caudillo. Pero este país lo que necesita es un caudillo colectivo. Descubrir que el poder puede ser ejercido, que hay un poder ciudadano que requiere de la organización necesaria para poder ser ejercido sería un gran aporte de esta crisis al futuro de Panamá.
También puede ser una muestra de que ciertas tentaciones son inevitables, pero veámoslo desde el mejor ángulo posible. Reconozcamos que un pequeño grupo de diputados puede causar muchísima inquietud entre los sectores que tradicionalmente han controlado el poder en el país.
Yo creo que el liderazgo que tenemos hace parte del problema que tenemos. Si tú dices a mí no me gustan los métodos de los que protestan, a mí tampoco, pero a mí tampoco me gustan los métodos de los que gobiernan y a ti tampoco. Estamos en una situación en la que pareciera que no hay por dónde optar. Sin embargo, en mi opinión Panamá está entrando en un proceso de cambio.
Los valores fundamentales del pensar martiano en materia política eran la fe en el mejoramiento humano para el ejercicio de la utilidad de la virtud en la lucha por el equilibrio del mundo. Todas esas cosas están siempre relacionadas unas con otras, no es una suma de distintas virtudes, es una cultura que las incluye a todas. Puedes aplicar un refrán que decía un amigo mío que perdí hace poco, no te mientas nunca a ti mismo y terminarás por no saber mentirle a los demás.