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- 10/07/2011 02:00
PANAMÁ. Existe una preocupación creciente por el aumento vertiginoso de las herramientas tecnológicas, de las computadoras, los celulares, los chips, el internet con sus aplicaciones y dominios, los televisores de alta definición y de tercera dimensión, las videoconferencias, los videojuegos y las guerras virtuales, la banda ancha y la fibra óptica.
Estas nuevas tecnologías se desarrollan a gran velocidad, casi de manera instantánea de hora a hora, de minuto a minuto, de segundo a segundo. Adquirimos un producto tecnológico y al día siguiente ha pasado de moda. Y es precisamente, el estar de moda, la presunción, el control social, la competencia, la vanidad y el orgullo, las fuerzas impulsoras del consumismo desmedido que coloca al ser humano en el binomio tradicional del sujeto-objeto, humanismo-consumismo, ser-hacer, materia-espíritu, desarrollo-subdesarrollo.
Así mismo en el modernismo-posmodernismo, lo local-global, lo real-virtual y lo sincrónico-asincrónico.
Ya no hay tiempo para pensar, reflexionar, conversar, corregir y actuar. La era digital llegó y para quedarse. No se puede vivir sin ella y mucho menos ignorar su existencia y luchar contra ella. Cualquier batalla en este sentido está definitivamente condenada al fracaso. ¿Qué podemos hacer ante el escenario actual? ¿Existe un razonamiento lógico para suponer que las nuevas tecnologías atentan contra los principios fundamentales de los valores humanos? ¿Existe un solo humanismo, permanente e inalterable o definimos un nuevo humanismo?
TECNOLOGÍA, ESTRUCTURAS SOCIALES Y HUMANISMO
Las nuevas tecnologías impactan las estructuras, la morfología, los sistemas de roles o papeles, los estatus sociales y finalmente a toda la sociedad. De allí que sea un fenómeno eminentemente sociológico, tanto por ser pertinente a los valores humanos como a la dignidad humana en tanto pilares del humanismo y su ubicación en el contexto de una nueva ‘cultura cibernética’ con valores, normas, reglas, comportamiento y costumbres nuevas que paulatinamente se va interiorizando en el hombre y en las mujeres del presente siglo.
Una hipótesis puntual para abordar el tema puede ser: ¿existe relación significativa entre las nuevas tecnologías y el humanismo? En esta formulación la variable dependiente a ser explicada serían las nuevas tecnologías como producto o resultado de una construcción social denominada humanismo, ya que es precisamente el ser humano en sus diversas etapas de desarrollo el que produce elementos o herramientas tecnológicas. En el orden siguiente: ser, saber y hacer.
Las nuevas tecnologías se enmarcan dentro del fenómeno llamado globalización que significa hablar de la ‘sociedad del conocimiento’, sin embargo, muchos países están en etapas de estancamiento o en tránsito hacia este tipo de sociedad. Se incluyen a las economías denominadas emergentes y a más de mil millones de habitantes del planeta tierra que viven con menos de dos dólares diarios. Aquí hay humanidad, pero el humanismo como expresión ideológica de la convivencia social con sustento firme de valores y de la dignidad humana está ausente.
LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
La sociedad del conocimiento, las nuevas tecnologías y el humanismo, como corriente filosófica permanecen estrechamente interrelacionadas, ya que el tema central gira en torno a los talentos humanos y en la capacidad de las personas de producir, innovar y proponer vías o caminos hacia la generación de recursos. Es el ser humano, en toda su complejidad, el motor generador de riqueza con su capacidad creativa de aportar una dinámica de cambio y transformación social.
En la actualidad prevalece la cultura de la imagen sobre la de las palabras. En restaurantes, centros comerciales, celulares y monitores colocados en las calles, en los llamados ciber cafés, en las universidades y centros educativos, hospitales, bancos y sitios públicos, la imagen sobresale en las paredes y se impone sobre las letras, incluyendo, libros, periódicos y revistas. A este mundo de imágenes hay que agregar el sonido o audio que complementa un mundo de fantasía que separa lo real de lo irreal.
Son precisamente las consecuencias humanas de las llamadas ‘nuevas tecnologías’, las que constituyen objeto de estudio para la sociología prospectiva. Es decir, que la producción científica y la propia tecnología son unos resultados del conocimiento humano que se enriquece en cada etapa de su desarrollo con su concepción axiológica y ontológica para delimitar cada parcela del saber con su correspondiente epistemología.
Resulta imposible imaginar un futuro de lo humano alejado de los equipos, juegos, aparatos y productos de los desarrollos tecnológicos entre los que se incluyen sus aplicaciones tales como los programas y procesos centrados básicamente en las tecnologías de la comunicación y la informática. Esta última nació en 1946 con el desarrollo del microchips. De allí, los avances han sido notables tanto en los diseños de sistemas operativos como en los programas.
Se propone explorar una nueva vía: un ‘humanismo del límite’ que en lugar de ir con las tecnologías al límite de lo humano, interprete los desarrollos tecnológicos desde la diversidad y complejidad de lo inherentemente humano’.
Esta opción planteada como alternativa ante el avance carente de valor humano, de dignidad humana y de contenido social, permitiría reconocer la diversidad personal y cultural con énfasis en las características de cada pueblo o nación y reconocer la sensibilidad humana, las formas ideológicas y las maneras de determinar la dirección, el ritmo y la velocidad de los cambios sociales.
SOCIEDAD DEL APRENDIZAJE
Las nuevas tecnologías representan el poder económico, financiero y científico y le dan al usuario esa sensación de dominio, de mando y de superioridad sobre quienes permanecen marginados por su ubicación en la estratificación social. Constituyen símbolos de una sociedad que en muchos casos se autodenomina sociedad del conocimiento, sin haber pasado por la ‘sociedad del aprendizaje’ que exige la capacidad de saber y pensar, de saber y aprender en la búsqueda de conocimiento nuevo. La dinámica de las sociedades humanas siempre está impulsada por ese deseo de saber cada día más, como decía un autor ‘para saber, hay que llegar a saber’.
La intención básica del orden económico neoliberal es mantener a un ser humano en permanente estado de insatisfacción, de inconformismo, de frustración permanente, de ansiedad colectiva por poseer bienes de todo tipo, por adquirir el producto tecnológico llamado ‘tecnología de punta’ y para ello ha creado las compras en línea. De allí, la proliferación de tarjetas de crédito y el uso del ciber money o dinero plástico para que el deshumanizado consumidor pueda saciar su sed de consumo las 24 horas del día.
Cada sistema, cada orden y cada paradigma económico trae consigo sus propia crisis y su propia antítesis. El modelo actual neoliberal, en el cual opera la globalización, la sociedad del conocimiento y las nuevas tecnologías, deshumaniza, cosifica la cultura, destruye las identidades, reafirma el individualismo, fomenta la información sacrificando el conocimiento por el hábito del ‘mouse’ y el monitor. El no pensar, el no reflexionar y criticar, la pérdida de la educación, el aprendizaje y la investigación.
Las tecnologías más avanzadas disminuyen al ser humano y lo reducen a simple mercancía. No hay que olvidar la ética y los valores del humanismo integral y universal.