El ataque se produjo mientras se desarrolla en la provincia canadiense de Alberta una cumbre del G7 en la que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski,...
- 25/03/2010 01:00
PANAMÁ. La temperatura en el PRD está en el punto de ebullición.
Ayer, lo que a simple vista sería una reunión de coordinación entre el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y la bancada del partido en la Asamblea Nacional, terminó convertido en un verdadero barrio de trifulca, donde el tema central eran las acusaciones de compra de votos para favorecer al gobierno.
El encuentro empezó a eso de las 12:00 mediodía. Los ánimos de los diputados del opositor PRD estaban caldeados desde días antes de la reunión.
Las acusaciones de Leandro Ávila, segundo subsecretario del CEN, quien denunció en televisión la compra de votos de varios de sus copartidarios por parte del gobierno, para la aprobación de las reformas tributarias, fueron el detonante.
Los rayos del sol calentaban las calles, pero la sede del partido en Avenida México parecía un infierno.
Gritos, insultos, amenazas, reclamaciones y confesiones inundaron el lugar cuando varios de los presentes confirmaron un rumor que con cada minuto cobraba más fuerza a lo interno del partido.
El diputado Raúl Pineda fue sentado nuevamente en el banquillo de los acusados, el mismo que en noviembre pasado confesó haber negociado con el gobierno su voto en la Asamblea a cambio de ayudas canalizadas a través del Fondo de Inversión Social (FIS) por un monto de 200 mil dólares.
Pero esta vez Pineda no fue el único cuestionado.
Gabriel Méndez fue señalado como uno de los gestores de contratos de asistencia social con el FIS por más de 50 mil dólares.
Según publicaciones del diario digital Hora Cero , Benicio Robinson, primer vicepresidente del CEN, pidió autorización a la dirigencia del partido para leer un mensaje de celular, enviado por Freidi Torres diputado de la provincia de Veraguas: “Ninguno de los miembros del CEN me va a decir lo que debo hacer en la Asamblea Nacional”.
En medio del fuego cruzado, los acusados decidieron romper el silencio.
Irasema de Dale, Cipriano Adames, Raúl Pineda, Renault Domínguez, Rubén Frías, entre aceptaron haber negociado con el gobierno, y sustentaron el por qué de su decisión.
“¿Qué tiene de malo recibir ayuda del gobierno a cambio del voto?”, se excusaban algunos, mientras otro tanto justificaba su actuación.. “¿Acaso los diputados no tienen derecho a comer?" o "¿De qué vamos a vivir los diputados”, fueron las palabras con las que se defendieron de la andanada de acusaciones de sus copartidarios.
Los diputados más cuestionados por Cipriano Adames y Raúl Pineda son Yassir Purcait (actual jefe de bancada), Leandro Ávila, José Luis Fábrega, Benicio Robinson y Juan Carlos Arosemena, los más visibles adversarios de las principales leyes propuestas por el gobierno del presidente Ricardo Martinelli.
Fueron cinco horas intensas. Los perredés se dieron hasta con el palo de la escoba, y sacaron a relucir de todo, incluso Martín Torrijos fue expuesto en la discusión.
En un giro estratégico, los acusados lograron voltear el tablero a su favor, cuando dirigieron los reclamos esta vez hacia Pedro Miguel González y Leandro Ávila, ambos miembros del CEN.
Ambos fueron calificados como los responsables de querer entregar el PRD en las manos a Ricardo Martinelli, por instrucciones del propio Torrijos, para que no se afecte el llamado pacto “Ma-Mar”, una supuesta alianza entre el ex gobernante PRD y Martinelli.
Los demás asistentes a la reunión, miraban perplejos aquella escena, sin pronunciar una palabra. El diputado Miguel Alemán del circuito 8-6 lamentó que entre los diputados de oposición no exista una línea de conducta. Aún se analiza qué tipo de sanción se les impondrá a los diputados confesos. Ayer, se volvió a reunir la dirigencia del PRD a puertas cerradas.