Reformas electorales: Los álgidos temas pendientes y un análisis

La Comisión Nacional de Reformas Electorales cerró sesiones sin acuerdos sobre representación proporcional, voto cruzado, revocatoria de mandato y diputados al Parlacen. Las discusiones se retomarán en enero de 2026

La Comisión Nacional de Reformas Electorales (CNRE) decidió hacer una pausa en sus deliberaciones y retomar las sesiones el próximo 7 de enero de 2026, cuando abordará algunos de los temas más sensibles del actual paquete de reformas al sistema electoral panameño.

Entre los asuntos que quedaron sobre la mesa para el inicio del nuevo año destacan las formas de votación, la adjudicación de curules y proclamaciones, la revocatoria de mandato y las diputaciones al Parlamento Centroamericano (Parlacen), puntos que han generado amplio debate público y político.

El origen y explicación

La última sesión previa al receso incluyó la participación del director del Instituto de Estudios Democráticos del Tribunal Electoral, Salvador Sánchez, quien ofreció una extensa exposición sobre la representación proporcional, sistema aplicado en los circuitos plurinominales del país desde 1925.

Su exposición no solo explicó el mecanismo vigente, sino que dejó al descubierto las tensiones históricas y las distorsiones que aún persisten en el sistema electoral panameño.

Sánchez inició situando el debate en un plano más amplio: la adjudicación de curules no puede analizarse de manera aislada, sino como parte de un sistema electoral completo, donde influyen la magnitud de las circunscripciones, el número total de diputados, el tipo de candidaturas y la forma de votación. Según explicó, incluso la fórmula más proporcional fracasa si el resto del andamiaje no acompaña ese objetivo.

Uno de los puntos centrales fue la magnitud de los circuitos plurinominales. Sánchez explicó que cuando se eligen pocos diputados por circunscripción, la proporcionalidad se debilita. Un partido o candidatura que obtiene, por ejemplo, el 10 % de los votos puede aspirar a una curul en un circuito grande, pero queda sin representación en uno pequeño. Este fenómeno, advirtió, afecta directamente a las minorías y genera una percepción de injusticia electoral.

El director del Instituto recordó que Panamá utiliza desde 1925 un sistema de representación proporcional basado en la cuota Hare, conocida localmente como cociente, medio cociente y residuo. Aunque el modelo tiene un siglo de vigencia, Sánchez subrayó que ha sufrido múltiples modificaciones legales que han alterado su funcionamiento original, especialmente en la etapa del residuo.

En su explicación técnica, detalló que primero se calcula el cociente electoral, dividiendo los votos válidos entre el número de curules en disputa. Luego se asignan las curules a quienes alcanzan ese cociente. Posteriormente se adjudican los medios cocientes y, finalmente, los escaños restantes se asignan por residuo, el punto más controversial del sistema.

Según Sánchez, el problema no es solo matemático, sino conceptual. El sistema fue diseñado para que la curul sea primero del partido o de la lista, y luego se asigne al candidato más votado dentro de ella. Sin embargo, en el debate público se ha instalado la idea de que la curul se gana a título estrictamente personal, lo que genera frustración cuando candidatos con menos votos individuales resultan electos frente a otros con votaciones mayores.

Esta tensión se agrava con el voto preferente y la personalización de las campañas en circuitos plurinominales. Sánchez explicó que el énfasis en la competencia individual desnaturaliza la lógica de la representación proporcional, que necesita un “dato fuerte”: cuántos votos obtuvo cada partido o lista para poder distribuir los escaños de forma equitativa.

Otro elemento que complica el sistema es la incorporación de las candidaturas de libre postulación desde la reforma constitucional de 2004. Sánchez señaló que su inclusión impacta la forma en que opera la proporcionalidad, especialmente cuando los candidatos concurren en varias listas o cuando se integran votos provenientes de distintas postulaciones para el cálculo del residuo.

El académico también recordó que Panamá combina dos lógicas distintas: mayoría simple en circuitos uninominales y representación proporcional en circuitos plurinominales. Aunque están claramente separadas, el efecto agregado del sistema tiende a producir resultados más mayoritarios que proporcionales, una crítica recurrente desde la academia.

En cuanto al voto cruzado en circuitos plurinominales, Sánchez fue claro al advertir que permitir una dispersión total del voto individual dificultaría aún más garantizar la proporcionalidad. A su juicio, sin una base sólida de votación por partido o lista, el reparto de curules se vuelve técnicamente inviable.

Hacia el cierre de su intervención, el director del Instituto de Estudios Democráticos enfatizó que el sistema panameño no es intrínsecamente fallido, pero sí perfectible. Muchas de las distorsiones actuales, dijo, son producto de decisiones legislativas que pueden ser revisadas por la Comisión Nacional de Reformas Electorales.

Para Sánchez, el desafío central es definir qué se quiere priorizar: si la representación proporcional de las fuerzas políticas o la expresión individual del voto ciudadano. Mientras esa definición no sea clara, advirtió, el sistema seguirá generando inconformidad y desconfianza, especialmente en los circuitos plurinominales, donde se juega buena parte de la legitimidad del Parlamento.

Datos
Los miembros de la Comisión Nacional de Reformas Electorales están en el quinto y último bloque
Formas de votación.
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