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- 29/12/2019 00:00
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Una iguana atropellada, tortugas afectadas por redes en el mar y varias aves figuran en la lista de 250 animales afectados por acciones humanas y que han sido reportados a través de la Red de Respuesta Rápida (RRR) del Archipiélago ecuatoriano de Galápagos.
La RRR pertenece al Parque Nacional Galápagos, pero funciona a través de la línea del Servicio Integrado de Seguridad ECU 911 para atender a animales con efectos antrópicos (causados por el ser humano).
Eduardo Espinoza, director de Ecosistemas del Parque Nacional Galápagos, explicó a Efe que en la RRR hay veterinarios y varios guardaparques para atención en primera instancia.
ESPECIES Y AFECTACIONES PRINCIPALES
Entre las especies más frecuentemente atendidas figuran tortugas gigantes, lobos e iguanas marinas y aves, principalmente nocturnas que salen a alimentarse a aguas abiertas, pero que, a veces, al retornar, se encuentran con las luces del pueblo y "sufren accidentes, se chocan", explicó.
Las causas fundamentales para el daño de los animales son el atropellamiento, el deslumbramiento y el uso de anzuelos.
Pero también se ven afectados por los desechos. En julio pasado, por ejemplo, gracias a información proporcionada por la ciudadanía, a través de la línea 911, guardaparques y voluntarios de WildAid pudieron liberar a dos lobos juveniles que tenían plástico enredado en sus cuellos.
El primer lobo fue atendido en el islote Mosquera, al norte de la isla Santa Cruz; mientras que el segundo estaba en la isla Rábida, en el centro del archipiélago.
El hecho de que eran lobos marinos juveniles, de los que no migran mucho, permitió una atención rápida y exitosa.
Las estadísticas del Parque Nacional Galápagos dan cuenta de que en lo que va del año, han sido atendidos noventa animales gracias al RRR, cifra inferior a la de 2018, cuanto totalizaron 118, todos por causa antropogénica.
Según Espinoza, desde 2013 -cuando se creó la RRR- se ha atendido a 250 animales afectados por el ser humano.
EUTANASIA EN CASOS EXTREMOS
Espinoza recuerda cuando encontraron una tortuga marina enredada en una red y que hacía esfuerzos infructuosos por salir a la superficie a respirar.
Los expertos temieron que la tortuga pudiese perder sus aletas, pero tras cuatro semanas de tratamiento en el Centro de Atención Primaria, lograron liberarla.
Recordó que a nivel mundial las "artes de pesca fantasma matan miles de animales todos los años" y a muchos de ellos no se les puede auxiliar.
El director de Ecosistemas del Parque Nacional Galápagos cuenta que también deben atender a animales muertos pues tienen que hacer la necropsia respectiva.
"Pero hay casos en los que hemos tenido que practicar la eutanasia", señaló al recordar a una iguana marina a la que "le habían roto el cráneo y era imposible salvarle" por lo que interrumpieron su ciclo de vida para evitarle sufrimientos.
EDUCACIÓN CIUDADANA
Espinoza se muestra complacido por la acogida de la RRR entre la comunidad, pues ahora, tan pronto ven un animal herido, lo reportan al 911 y al parque, que atiende todos los días y mantiene gente de guardia para asistir los casos.
También resalta que la gente comenzó a distinguir entre un efecto natural y uno antrópico sobre los animales.
Y subrayó que el hombre respeta más el espacio de los animales del archipiélago, muchos de los cuales pasean libremente en zonas pobladas: las iguanas marinas cruzan las calles, los lobos marinos se apoderan de los asientos donde normalmente se sientan los turistas.
Cuenta, además, que la gente es más precavida, por lo que ahora, antes de echar a andar un vehículo, observa debajo por si alguna iguana marina hubiese decidido buscar refugio en la sombra.
"Ya existe -dice- más conciencia respecto a los efectos que el hombre puede causar a la naturaleza" y también sobre las sanciones contra quienes dañan especies protegidas en el archipiélago, catalogado como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco en 1978.
Y de esas sanciones sabe bien un chófer que recientemente debió pagar 11.000 dólares por haber atropellado a una iguana, una de las miles de especies de las también conocidas como "Islas Encantadas", situadas a unos mil kilómetros de las costas continentales ecuatorianas.