Acampadoc, 10 años de cine en La Villa de Los Santos

Actualizado
  • 04/07/2021 00:00
Creado
  • 04/07/2021 00:00
El festival que nació como una herramienta para el rescate del patrimonio del centro histórico de La Villa se ha convertido en uno de los encuentros más esperados por jóvenes cineastas en toda la región ya sea para instruirse, desarrollar su voz a través del documental o exponer su trabajo
Los espacios formativos de la Escuela Documental ACAMPADOC, paneles temáticos abiertos al público y conversatorios en vivo con los autores de las películas participantes se desarrollarán del 7 al 17 de julio bajo el tema 'Patrimonio costruido'

Mantener un festival por 10 años “no son dos guayabas”, eso lo tiene muy claro la cineasta Irina Ruiz, principal gestora del Festival Internacional de cine documental Acampadoc.

En principio suena un poco extraño ir a Azuero a instruirse en la producción de documentales. La cultura de la región se ha enfocado mucho más en festividades tradicionales y religiosas o en música. “El cine era algo extraño, no se había visto esa oportunidad”, afirma Ruiz, quien siempre había considerado el apoyo de las instituciones regionales de cultura sin poder lograrlo.

Graduada de la escuela de cine de San Antonio de los Baños, en Cuba y luego de años de trabajo en la industria en Europa y México, cuando vuelve a Panamá, no quería vivir en la ciudad.

“Decido volver al pueblo porque necesito ver a mi gente y también necesito generar trabajo. no solo para mí sino para los que me acompañan. No podía dar clases en la universidad porque a pesar de que la escuela de cine donde estudié es reconocida internacionalmente y considerada la mejor de Latinoamérica, el diploma no es válido, igual que el de muchas escuelas de cine en el mundo”, cuenta.

El documental no es más que cine de no ficción.

Esta realidad le hizo considerar la creación de una instancia formativa en cine documental a través de un festival.

Los motivos

Otras realidades influyen también en la creación de este festival. “Queremos rescatar el patrimonio del centro histórico de La Villa de los Santos, y veíamos que había ausencia de institucionalidad. La única manera de registrar los inmuebles que se estaban perdiendo era a través del cine documental”, explica. Y también se podría registrar toda una serie de manifestaciones del patrimonio inmaterial.

Con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, que creyó en el proyecto presentado a Washington en 2012 surge el primer campamento y festival en el 2012.

Los espectadores tendrán la oportunidad de disfrutar más de 50 películas documentales panameñas e internacionales, de forma totalmente gratuita disponible desde la plataforma www.acampadoc.com

Posteriormente la organización logró vincularse con empresas privadas de la localidad, gestores y personas que estuvieron anuentes de que este rescate también beneficiaría económicamente al pueblo a través del turismo. “El hecho de que vengan cineastas a trabajar cortometrajes, a hacer cine a un 'pueblito bicicletero' no es menor; hay cierta magia cuando vienes de fuera y registras algo que es ajeno a ti . Lo ves desde otros ojos”, destaca.

Y es que el cine documental brinda esa posibilidad, de que lo que parece cotidiano, lo que parece que no tiene valor, se mire. y cuando se mira en pantalla grande logra más valor.

A través de los años de festival, cineastas de una diversidad de latitudes han captado la vida de La Villa de Los Santos. “Ningún programa folclórico nacional ha realizado más cortos que Acampadoc”, asegura Ruiz. De hecho, ya se han hecho varios recuentos y a nivel académico, una tesis de doctorado tiene un capítulo dedicado exclusivamente a Acampadoc. “La tesis está en inglés y es de una estudiante de Bélgica, que vino a hacer su doctorado aquí a La Villa, porque justo le interesaba ver de qué manera el cine se estaba apropiando de la comunidad, cómo se generó esa complicidad.

En tiempos de pandemia, en que se ha vuelto necesario guardar distancias y crear programas virtuales en el pueblo se preguntan cuándo vienen los cineastas, por qué no vienen este año. La situación sanitaria no permite la movilización de los participantes, pero se espera que el próximo año ya sea posible la presencialidad, “ así sea debajo de un palo de mango”, sostiene la cineasta.

Nuevos ojos dan la oportunidad de ver lo cotidiano de una forma distinta.

Aunque a través de la web todo luzca sencillo, el trabajo y el respectivo agotamiento que genera es el doble. Además, “sentimos que llegar a la comunidad es nuestro objetivo”, porque cuando termina el festival no solo es ganancia todos estos ejercicios documentales que han elaborado los alumnos de la mano de los tutores que han asesorado a los jóvenes en investigación, producción, realización y montaje.

También hay todo un intercambio de los alumnos entre ellos y sobre todo, con la comunidad.

“En las noches se encuentran para mirar cine juntos, pues todo el programa es gratuito. La misma gente que se prestó como personaje se ve en pantalla grande; durante el año estas películas recorren países, cruzan fronteras, se van a muestras internacionales y ganan premios”, sostiene.

Ruiz quiere dejar por sentado que Acampadoc “no es un enlatado, ni mucho menos, creamos material propio, autóctono, impulsamos que los jóvenes entiendan la importancia de tener esa identidad desde la investigación para que ellos salgan a estos mercados donde hay mucha competencia. Estos chicos salen de aquí con todas las herramientas para lograr su financiación. para ir a pelear por premios porque hacer cine documental, lastimosamente no es tan fácil, en nuestros países, menos en Centroamérica”, admite.

En países centroamericanos no existen instituciones o autoridades que impulsen la creación cinematográfica. “ellos deben potenciar sus trabajos hacia afuera porque en nuestros países ni siquiera hay convenios bilaterales. Afortunadamente Panamá tiene un fondo para el cine, y eso hay que decirlo y tenemos el apoyo del Ministerio de Cultura. De alguna manera somos privilegiados, es un epicentro para que Centroamérica venga y se mire, y también refleje esa mirada que queremos mostrar de nuestra región”, recalca.

La Villa para el mundo

Hace dos años Ruiz viajó a Holanda con una muestra de los trabajos del festival. “Allá se mostró lo que mejor sabemos hacer acá, en patrimonio inmaterial: música, cultura, gastronomía y fue muy interesante seleccionar de un material que ya teníamos con subtítulos en inglés y que en otros espacios se escuche una saloma, se escuche un grito, se escuchen unos tambores, una cumbia bien tocada, siento que de alguna manera, además de ser un espacio formativo nosotros vendemos un destino turístico”, considera. Por ello, es difícil pensar en un Acampadoc fuera de La Villa.

“Acampadoc surge para rescatar el centro histórico, el terruño y eso es lo que nos aferra aquí. Y siento que el día que logremos eso, delimitar legalmente y proteger el inmueble el festival ojalá desaparezca. Porque es lo que nosotros queremos, que se logre delimitar el centro histórico, que toda la gente que tiene propiedades puedan vivir, tener un lugar que sientan que no se les va a caer encima porque no tiene recursos para amentenerla.

Aunque con festividades como la celebración del Corpus Christi o los carnavales, La Villa “se vende sola, sin necesidad de documentales”, luego de 10 años, en los que se han producido casi cien cortometrajes, obviamente hay una diferencia”, resalta Ruiz, sobre todo, fuera de nuestras fronteras, incluso en países tan lejanos como Irán, en Oriente Medio.

Por otra parte, el espíritu del pueblo de La Villa ha cambiado también. “La gente se pone muy contenta cuando hay visitantes, estas visitas generan ingresos aunque sean temporales o momentáneos para mucha gente: Alojamiento, transporte, alimentación para más de 50 participantes sin contar a los profesionales. Por ello el festival se realiza en agosto, un mes de temporada baja en el que no hay otras actividades.

Formación cinematográfica

“Esto es una escuela, hay gente que entra con cierto nivel, pero otros llegan sin saber nada. Nosotros nos encargamos de encarrilar a quienes no tienen el conocimiento para que no se sientan fuera”, detalla Hugo Koper, encargado del programa académico del festival.

La comunicación con los alumnos arranca previo al festival para que los muchachos vayan sintiéndose ambientados. Algunos pueden llegar a sentirse cohibidos y se les explica que a través de todo el proceso hay asesores que les estarán dando acompañamiento.

“Hay gente que ha llegado sin conocimiento alguno y han salido adelante, se les da la oportunidad de no solo ofrecerles un contenido sino apoyarles en asuntos personales. Cada quien vive en un mundo diferente y tiene sus problemas; aquí reímos lloramos, nos tomamos los tragos... hay roce, hay fricción porque es un programa intensivo, pero hay que ser amplios y maduros para hacer frente a las situaciones”, comenta Koper.

“Nosotros vamos a apoyar a estos estudiantes para que logren ingresar a las ligas mayores sin pasar por una escuela de cine. En Acampadoc somos facilitadores de la industria. El engranaje de industria no se puede concebir si no está la parte formativa y el que no entiende esto, mejor que se dedique a otra cosa”, agrega Ruiz.

“Es importante poder incentivar a estudiantes que no van a tener una oportunidad de estudiar una carrera de cine, estas carreras que son largas, costosas, elitistas, de allí viene la solución implícita que estamos creando estos 10 años, de beneficiar a jóvenes, sobre todo que vienen de regiones, provincias o áreas indígenas, regiones carentes de salas de cine y los resultados son muy buenos.

Chicos que han iniciado en el campamento, dos años después llegan a la residencia y en dos años más ya tienen su película y aquí hacemos las premieres de esas películas.

Y los que ya preparan una segunda película, pasan a engrosar la fila de los instructores.

“No somos parientes pero de alguna manera somos familia”, dice Ruiz. Los participantes en Acampadoc siempre mantienen el contacto y todos están pendientes de sus trabajos y sus logros.

El propio hecho de que al tercer año de festival se creara la denominada residencia es la prueba más fehaciente del avance en conocimientos y calidad de los trabajos de los campistas.

Etapas y logros

Inicialmente el festival atendía el campamento, dedicado a jóvenes sin mayor experiencia cinematográfica, pero al tercer año, con el apoyo del programa Ibermedia se crea la residencia, que alberga cineastas que trabajan sus proyectos de largometraje, que iniciaron como una idea en papel durante el campamento.

“El producto de esta residencia documental ya ha entregado al proyecto cinco largometrajes documentales. Historias que a penas tenían la pretensión de estar escritas en una hoja y que vuelven al festival”, relata Ruiz.

Irina Ruiz mira el recorrido de estos 10 años con mucho optimismo. “Cuando miras atrás y ves que has sido parte de un plan a largo plazo, porque esto no fue pensado para hacer un Acampadoc, fue pensado para hacer un proyecto de vida. Para nosotros es importante sembrar esa semilla, no en uno o dos años tal vez al quinto y sabemos que de alguna manera esa semilla recomienda a otra o vuelve a nosotros y ya tenemos una cantidad innumerable de becarios y exbecarios de diferentes comunidades a las que hemos llegado. Hemos tocado la vida de tanta gente en 10 años que siento que se están cumpliendo los objetivos, primero de descentralizar la oferta cultural, en Panamá y hacer cine en una región donde no se estaba haciendo nada. Ahora somos el pueblito más filmado de Panamá”, afirma.

Para Ruiz, con esta escuela estamos haciendo un proyecto inédito en Centroamérica, para no solamente pensarnos como país sino como región y es materia pendiente involucrar al Caribe “para que el cine de la región se mire de otra forma, que la industria se pueda robustecer, que no sea un hobby ser cineasta sino que represente fuentes de ingreso y de identidad para nuestros países”.

Para Koper, esto apenas inicia y donde hay que trabajar más es justamente en Panamá, pues el festival es más conocido fuera que internamente. “Es un tema que preocupa porque es necesario tener más espacios de fomento donde podamos expresarnos y en Panamá y también otros países todo se centraliza en la capital”, explica.

Para el cineasta “el camino no es fácil, las cosas no están dadas, cada año se lucha por los fondos, pero pienso que los frutos se van a ver y todavía falta, gente que después de 6 años de haber participado están sacando sus primeros proyectos. Es un proyecto de familia, todos formamos una gran familia, falta pro recorrer, pero veo el futuro con mucho optimismo”, concluye.

Patrimonio construido, tema del Bicentenario
Ejes temáticos

“Siempre hemos querido hacer un eje temático, para que los estudiantes investiguen alrededor de un tema que tiene vínculo patrimonial. Esa es la tónica de nuestro festival. El primero fue patrimonio y sociedad, el segundo herencia gastronómica, después memorias de la cuenca; cada año se hace ese vínculo para que los estudiantes se enfoquen en un patrimonio específico patrimonio cultural inmaterial, y tratemos de salvguardar esa memoria que se está perdiendo. Si pierdes los inmuebles, luego pierdes la sociedad que es el sustrato que está sosteniendo esos inmuebles. Basándonos en esa tesis cada año se rescata un poquito de patrimonio cultural inmaterial y buscamos que eso quede registrado. Cada estudiante es guiado pero también pone su punto de vista sobre estas manifestaciones, o problemáticas. No se trata de piezas de reportaje, son parte de una memoria audiovisual que estamos construyendo junto con la comunidad”, detalla Irina Ruiz.

A través del tema seleccionado se desarrollan las actividades de la edición del festival. Se arranca con un marco teórico a través de una conferencia con especialistas que ayudarán a establecer a los estudiantes cómo pautar los documentales, cómo abordarlos y qué es necesario investigar.

Para el tema de este año, 'Patrimonio construido'

dos arquitectas que han trabajado en ese tema ofrecieron una charla el día de ayer. A partir de esta instrucción se desencadenan todos los módulos de la escuela documental de forma simultánea, tanto en campamento como en residencia. También hay todo un ciclo de películas que arrancan el día siete y que se presentarán de forma gratuita para el público en general.

“Cienastas de fuera quieren estrenar aquí en el festival, este año ha habido una lluvia de películas y las que se han seleccionado esperamos sean las mejores para el público. Las programaciones son gratuitas y no hay nada complicado, solo abres la página de Acampadoc y está la película. Los estrenos son en vivo y luego se hace un conversatorio y la película queda disponible por 48 horas. Eso genera la creación de público para el género documental”, cuenta Ruiz.

Programa formativo

“Este año es especial porque desde el inicio de la convocatoria gracias a la ayuda de Ibermedia logramos tener una beca de la matrícula para la parte de la residencia, en la que participan proyectos escritos en etapa de desarrollo, que entran para selección en Acampadoc. Se recibieron 80 propuestas de las cuales se escogieron 22 este año, proyectos que están en papel y necesitan asesorías en distintas áreas”, informa Hugo Koper.

Debido a la cantidad de participantes, el número de asesores debió duplicarse, para poder atender de forma debida a los participantes, desde un formato virtual.

“Por cada proyecto se reciben dos alumnos, que ya han ido desarrollando su proyecto y cuentan con equipo técnico. Esto significa que habrá unos 45 estudiantes solo en la parte de residencia, a los que se deben sumar los de campamento, dirigido a jóvenes realizadores panameños e iberoamericanos, para lo que se seleccionaron 10 proyectos, de los cuales siete son panameños, uno es de Guatemala, uno de Brasil y uno de Argentina”, agrega Koper. Para los principiantes también se requiere de una serie de asesores.

Plataforma formativa

“La virtualidad nos ha dado la oportunidad de conocer más herramientas de formación y por eso se decidió crear la plataforma formativa de Acampadoc”, detalla Koper. Se ha alojado todo el material teórico que los profesores han ofrecido a los alumnos.

“Hay varios cursos abiertos a los que los estudiantes ya pueden entrar o ver los videos, y hacer los ejercicios en preparación para el encuentro. Se trata de herramientas adicionales , son 17 cursos de foto, sonido, montaje, gratuitos para lso estudiantes qu participan en el programa formativo. Ellos recibe un certificado al finalizar.

El año del Bicentenario

“Este año queremos hacer un homenaje a la gesta heroica que se fragua desde La villa de Los Santos en 1821 que propicia la independencia entre Panamá y España de la cual se celebra el bicentenario. Un movimiento independentista que venía de la lucha bolivariana. No en vano llama Bolívar a la Villa, 'la heroica ciudad”, declara Ruíz, quien también forma parte del patronato de eventos del 10 de noviembre.

“Concebimos el slogan 'La Villa, capital histórica', no solo de la provincia, sino capital histórica de un país, por todos los elementos que la conforman y todos los antecedentes, todo el patrimonio y la arquitectura, el bagaje arqueológico precolombino que tenemos en nuestra península, todos los pobladores y con conocimiento de causa, hemos tenido en nuestra región muchísimos asentamientos indígenas. Si no hay puesta en valor de parte de la comunidad, quién nos va a valorar eso”, se explaya.

Los organizadores no dejan a un lado la lucha que se dio en otros pueblos como Santiago, Natá y Las Tablas, precedentes, y que posteriormente culmina el 28 de noviembre cuando se firma la independencia en la ciudad de Panamá.

“El peninsular siempre ha querido rescatar el patrimonio vivo, el patrimonio tangible que es el patrimonio construido que involucra también a la sociedad como parte de esa arquitectura esa infraestructura”. Forman parte de este patrimonio la industria, el ferrocarril, moliendas, alambiques. De este patrimonio se hablará en los 10 proyectos que desarrollarán los estudiantes del campamento.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus