'Becoming', el retrato de Michelle Obama después de la Casa Blanca

Actualizado
  • 07/05/2020 00:00
Creado
  • 07/05/2020 00:00
Tras el éxito de sus memorias tituladas de igual manera, la ex primera dama estadounidense se desenvuelve frente a las cámaras mostrando sus luchas y el crecimiento que ha conseguido después del remolino de eventos desde 2008 hasta una década después

La ex primera dama de Estados Unidos Michelle Obama aparece en su primer largometraje documental Becoming –disponible en Netflix y titulado como su propio libro de memorias publicado en 2018–, producido por la compañía de su familia, Higher Ground Productions, y dirigido por la cineasta Nadia Hallgren, quien hace un excelente trabajo llevando al espectador a través de los diferentes lugares que visita Obama durante la cinta, pero se queda un poco corta al transmitir una emoción profunda con la narrativa.

La cinta documental sigue a Michelle Obama en su tour nacional en 2019.

En Becoming, estrenada este miércoles, vemos a una Michelle Obama más relajada, agradecida de su tiempo en la Casa Blanca, pero más aún de haber salido de allí. Durante su tour nacional alrededor de los cincuenta estados de EEUU, promocionando su libro, está acompañada de su familia, amigos, colegas, y es presentada en grandes arenas (incluida la O2 de Londres) por personajes famosos de la televisión estadounidense: desde Oprah Winfrey hasta Stephen Colbert.

La gira de Obama incluye también clips de sus visitas a librerías, donde conversa con las personas como si fueran viejos amigos. “Es una danza sociológica y emocional con las personas”, expresa, a la vez que vemos a una joven romper en llanto apenas logra estar cara a cara con ella, lo que sucede varias veces más en la presentación de cortas escenas exclusivas de sus apariciones en diversos centros académicos con estudiantes, madres solteras, nativos americanos, entre otros.

Al principio de todo cada escena se ve curada, cuadrada para unirse a la siguiente como piezas de un rompecabezas al que, como espectadores, hemos accedido para ver y sentirnos un poco “partícipes” de lo que ocurre en la habitación al otro lado de la pantalla. Hallgren utiliza suficientes recursos de la campaña electoral de Barack Obama de 2008 y fotografías familiares de Michelle de su infancia para ilustrar el antes y después de su vida, a medida que avanzan los 90 minutos del documental. Pero la exposición de estos momentos “nunca antes vistos” son solo adornos para las palabras de Obama, quien explica que todas las interacciones que hizo como primera dama, e incluso ahora, como escritora exitosa, han estado siempre “muy cuidadas” por terceros (ya sea por seguridad o simple protocolo).

Obama enfatizó que siempre supo que ella y su esposo eran de por sí “una provocación” para la población.

En algunos momentos, la atención se desvía de ella y va a posarse en otras historias –dos jóvenes estudiantes inmigrantes, su madre, su hermano Craig, su agente de Servicio Secreto– que al final convergen con la suya propia, siempre diciendo cosas positivas de ella o solo concordando con sus ideas y opiniones de una manera elegante y sin mucho tiempo en escena. Michelle, quien desde haber subido a la posición máxima de poder en EEUU junto a su esposo, ha sido tanto alabada como criticada, se muestra vulnerable en cada escena, donde ríe, baila, se tensa o rememora su pasado contando la historia de su padre (quien falleció de esclerosis múltiple), y la vez que su consejera estudiantil le dijo que nunca llegaría a entrar a la Universidad de Princeton (cosa que hizo y luego fue a Harvard).

Cada paso que se nos muestra del recorrido de Obama desde niña, hasta ser conocida por todo el mundo, juega un papel importante en la narrativa que implementa Hallgren, ya que no busca que la opinión del espectador sobre la ex primera dama cambie en un segundo, sino es una exposición calculada, con un tono real de su vida, y un toque de humor que hace la experiencia más llevadera. La única vez que vemos algo de incomodidad en Michelle es al recordar aquellos fatídicos días de crítica incansable en los medios de comunicación estadounidenses, cuando ella y su esposo eran tachados de terroristas, inmigrantes indocumentados y demás tintes racistas del pueblo que no mostró su apoyo en la urnas. “Nuestro trabajo era ser perfectos, parecer perfectos”, dice Obama en un momento, “pero mi vulnerabilidad fue usada como munición contra mí y eso cambia la forma del alma de una persona”.

¿Recordamos aquellas caricaturas despectivas, citas tergiversadas o los buenos actos de los Obama durante su administración? Puede que el mundo lo haya olvidado fuera y dentro de EEUU, pero Michelle lo lleva consigo años después de haber salido de la oficina oval. Pese a que no menciona su discurso en apoyo a Hillary Clinton, ni habla mucho del actual presidente, sí deja en claro su dolor frente a la indiferencia política de los ciudadanos: “La gente piensa que esto es un juego”, señala. Es en estas escenas donde vemos la cara más real del largometraje, y aun así no es suficiente tiempo para poder crear un vínculo con ella –aunque no seas estadounidense, pero tu país sufra la misma cadena de eventos políticos insatisfactorios–.

Sus memorias, 'Becoming', han vendido casi 10 millones de copias, según anunció la compañía matriz de la editorial Penguin Random House.

Cuando la cinta regresa al tono pastel y positivo de la historia de Obama (que parece haber sido sacado de la canción 'Imagina' de John Lennon), logra dibujar algunas sonrisas frente a las bromas de Michelle a su esposo –dejando ver el cariño profundo entre ambos, un rasgo interesante en la pareja que se conoce desde sus años universitarios–, o la aparición de este en un acto sorpresa para ella en el tour; también sobre la forma de educar en humildad a sus hijas, Malia y Sasha, aun cuando están rodeadas de muchos privilegios, y cuyos abuelos quizá nunca pensaron que llegarían a conocer (la historia de muchos afrodescendientes). La faceta maternal de Obama hace más interesante su presencia frente a las cámaras, como si de verdad hiciera notar que ha recuperado su vida. “Nuestra vida dejó de ser nuestra, cuando nos mudamos a la Casa Blanca”, afirma.

Becoming no es una obra de arte emocional que busca crear un ideal de la abogada, madre, esposa y expolítica afroamericana, sino un vistazo corto y específico al crecimiento que se dio tras las puertas de una casa que no era un hogar, y en medio de camionetas y aviones privados. La parte más interesante de la historia que cuenta Obama es cuando se dirige a los jóvenes, reconociendo que más allá de ser “el futuro de la nación”, está dispuesta a seguir trabajando tras bastidores con ellos, reforzando sus sueños y envalentonándolos a no creer que “no son suficientes” para lograr hacer una diferencia. Con un mensaje, que podría considerarse cliché, Michelle cierra su capítulo y el centro del recorrido por sus diferentes facetas, destacando el lema que infunde a millones de personas en sus conversatorios y discursos: “Tu historia tiene valor”.

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