La comedia del súper espionaje

  • 05/06/2015 02:00
Una espía despistada llega ahora para confirmar que Bond no está en sus mejores momentos 

Esta semana llega la segunda comedia del año que parodia a James Bond, el clásico de los súper agentes secretos. La primera fue Kingsman , de Matthew Vaughn, que con trajes a medida, agentes ultrasecretos, femmes fatales y recientes rumores de una segunda parte amenaza con destronar al famoso 007 desde el mundo del cómic.

Spy. Una espía despistada llega ahora para confirmar que Bond no está en sus mejores momentos. No porque pueda tomar su lugar, sino porque al surgir como contracara de las más recientes y oscuras películas del renovado James Bond de Daniel Craig, descubre lo que la saga perdió con el paso del tiempo.

Por eso, tanto Spy como Kingsman recuperan de una manera moderna, y cada uno con una estética propia, el humor de las viejas películas del 007, en las cuales Roger Moore se animaba a matar a los malos mientras hacía bromas y utilizaba armas tan absurdas como imposibles creadas por el inventor Q.

UNA DE FEIG Y MCCARTHY

Además de su humor desopilante y políticamente incorrecto, Spy tiene dos particularidades interesantes. La primera es que fue dirigida y escrita por Paul Feig, el cineasta de las nuevas historias sobre mujeres que quieren, buscan y encuentran la forma de divertirse y salir adelante en un mundo de hombres.

La segunda es que se trata de la primera producción hollywoodense con Melissa McCarthy como protagonista única. Es decir, que vuelve potenciado su humor físico y con diálogos sucios que tan bien le sale y demostró junto a Feig en Damas en Guerra (2011), que le valió una nominación al Oscar como actriz de reparto, y Chicas armadas y peligrosas (2013), en la cual compartió cartel con la chica mejor paga de Hollywood, Sandra Bullock.

UNA ESPÍA POCO DESPISTADA

En Spy , Susan Cooper (Melissa McCarthy) es una analista de la CIA que forma parte de las misiones más peligrosas de la agencia. Pero sólo detrás de su escritorio de oficina, desde el cual dicta información a su compañero Bradley Fine (Jude Law), que es en definitiva quien sale con su esbelto físico y su simpatía a poner el cuerpo para salvar al mundo.

Pero un día todo sale mal y Fine desaparece de la faz de la Tierra luego de un enfrentamiento con Rayna Boyanov (Rose Byrne), una bella traficante de armas que además descubre la identidad de todos los agentes del departamento. En ese momento, surge la posibilidad de que Susan deje su oficina para salir a la calle y es cuando empieza la acción.

Entre idas y vueltas, entre París y Budapest, entre balas, peleas, malos entendidos, persecuciones automovilísticas y traficantes de armas nucleares, Susan descubre no sólo que es una buena agente, sino también a quererse a ella misma, a disfrutar de quien es y a lidiar con con el cabeza dura de Rick Ford (Jason Statham), un agente entre Rambo y Clousseau que no piensa renunciar a su trabajo a pesar de que su nombre y su rostro también fueron descubiertos por la organización criminal.

Lo cierto, a pesar de la versión española del título, es que esta espía no tiene nada de despistada. Es, por el contrario, una mujer que siempre fue subestimada, que por silenciosa pasó desapercibida, y que sorprende cuando le dan la oportunidad de brillar. Después de todo, deberá remontar no sólo una silueta poco común para una agente de la CIA del cine, sino también el fantasma de una madre que le inculcó desde la infancia un ‘no puedes' en vez de confianza en sí misma.

Spy es la mejor, y quizás las más divertida, de las tres películas que hicieron juntos Paul Feig y Melissa McCarthy. Para el año que viene, se espera una cuarta: Los Cazafantasmas III . Sin Bill Murray y compañía, esta nueva versión estará protagonizada por mujeres (no podría haber sido de otra forma) y completarán el elenco Kristen Wiig, Kate McKinnon y Leslie Jones. Otra vez las mujeres al frente.

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