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- 13/02/2011 01:00
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A una bailarina de ballet le llega la oportunidad de su vida: el protagónico de El Lago de los Cisnes. Como profesional tiene mucha técnica, pero el director del ballet siente que debe ‘vivir un poco’.
Ese ‘vive un poco’ se traduce en un estado de frigidez emotiva que no le permite explorar su talento y la técnica que ostenta. Es una muchacha de emociones contenidas. No tiene pareja, amigos o gente que le demuestre que la vida se vive a plenitud. Su madre, una veterana bailarina ‘sacrificó todo por ella’ y se lo hace entender con cada decisión que toma por ella como el reflejo de un espejo que está a punto de destruirse. El realizador Darren Aronofsky vuelve a explorar la crisis sicológica de los personajes que construye en sus historias y muestra dos facetas de la perfección a toda costa. Por un lado nos lleva a la pureza de Odette, y por el otro, a las oscuras latitudes de Odile, dentro del cuerpo de una mujer afectada por su propia psiquis.
Alexa Nora Gutiérrez, Primera Bailarina del Ballet Nacional de Panamá, sintió la diatriba cuando disfrutó de este reciente trabajo del director de ‘Réquiem por un sueño’ y ‘El luchador’.
‘Yo seguía la película como si viera la vida de la persona y de pronto se torna de manera fantástica en una película de suspenso. Te transporta de la fantasía a la realidad, sobre todo cuando el personaje te dice: sentí la perfección, porque te da una sensación de dolor y vives los errores de los personajes que intervienen en su vida’, comentó. Al ver este filme, Gutiérrez entró en la piel de Nina, en la extraordinaria interpretación de Natalie Portman (nominada al Oscar por ‘Llevados por el deseo’). Se trata de un ejercicio que te lleva a la reflexión inmediata de cómo la psiquis puede más que lo físico en una bailarina. Es que uno como artista puede llegar a tener pesadillas terribles.
‘Me encantó este filme, me divertí. No esperaba que la película fuera así. Pensaba que era una película de ballet. Pensé en un tema social, no en una película enfocada en la bailarina. Me llamó la atención la transformación de documental a thriller, se percibe y se siente muy clara’, explicó.
El cuidado de la técnica, los efectos especiales, la fragilidad de su guión, la acertada selección del elenco y un gusto exquisito por la música y la dirección de fotografía convierten a El Cisne Negro en una de las mejores experiencias fílmicas de este año.
En ello coincide Henk van der Kolk, co fundador del Toronto International Film Festival y fundador del International Film Festival of Panama (IFF Panamá), a realizarse el próximo año.
En comparación, reflexiona la bailarina Gutiérrez - se trata de una pieza maestra del ballet que invita a sentir mucha emociones, sobre todo en la coda final, cuando sale el cisne negro y se llena de maldad. ‘Eso es precisamente lo que el director de la película logra transmitir al público’, agrega.
El cisne negro se alza por encima de una serie de grandes películas que se han creado para enaltecer la danza. De hecho, Robert Altman cuando dirigió La compañía en 2003 logra descomponer a los integrantes de una compañía de ballet, a través de su singular estilo narrativo.
Posiblemente, el clásico por excelencia en el tema de la danza lo constituya Los zapatos rojos, que recrea las vivencias de Victoria
Page –interpretada por Moira Sherarer – una bailarina en ascenso que se enamora de un compositor.
Existen otros filmes analizados, entre los cuales se destacan Center Stage, de Nichlas Hynter; The Turning Point, de Herbert Ross, con Shirley Mclaine y Anne Bancroft y Mikhail Baryshnikov; The Tales of Hoffmann, dirigida por Michael Powell; White Nights, con Baryshnikov y Gregory Hines; Billy Elliot, extraordinario relato de un niño de un pueblo minero que encuentra como vocación el ballet clásico y Save the Last Dance, una historia urbana que mezcla ballet clásico con hip hop para audiencias juveniles. Claro está, en otros géneros el ballet ha tenido su fuerte. El realizador italiano Darío Argento asustó a las audiencias en los años
setenta con Suspiria; la actriz Vanessa Redgrave puso vida, alma y corazón para interpretar a Isadora Duncan y Bruce Beresford en el año 2009 exhibió una obra titulada Mao’s last dancer, una autobiografía del bailarín Li Cunxin.
Haciendo con Alexa Gutiérrez esta rápida revisión de títulos en donde el ballet se degusta a través del celuloide, compartimos la importancia de este estudio psicológico y técnico que se evidencia en la película. Es más, Gutiérrez recomienda ver el trabajo de baile reflejado en ‘La Legión de bailarines extraordinarios’, una nueva televisiva que se inspira en el trabajo de Jon M. Chu.
Por el lado protagónico, independientemente de las críticas hacia los dobles que habría utilizado Portman para alcanzar la perfección, uno guarda cierto asombro ante la calidad técnica que se logra en este filme.
‘Si el ballet evolucionara tal y como lo vimos en El Cisne Negro, deberían considerar los efectos de transformación porque el lago de los cisnes es un ballet mágico y trágico al mismo tiempo’, y coincido con ella.