Los capturados fueron ubicados en la comarca Ngäbe-Buglé, las provincias de Veraguas, Los Santos y Panamá
- 13/12/2025 00:00
Las primeras elecciones populares que se dan para elegir a los representantes municipales del período comprendido entre 1904 a 1906 y las siguientes (1906-1908) fueron denunciadas por fraude, violencia e intimidación; mientras que las legislativas para el período de 1906 a 1908, en el interior, se denunció presión oficial y fraude.
Ante estos antecedentes, de los cuales el gobierno de Amador Guerrero no podía vanagloriarse, los miembros de la Coalición Republicana, en 1906, presionaron para que el Partido Liberal enviara una comisión a Washington, formada por Eusebio A. Morales, el general Domingo Díaz De Obaldía y Belisario Porras, a entrevistarse con el secretario de Guerra, William H. Taft y el secretario de Estado, Elihu Root, para solicitar que Estados Unidos interviniera en garantizar la pureza de la elección.
Como respuesta de Root, los panameños tuvieron que oír una predica cívica, en la que trató de hacerles ver que si Estados Unidos intervenía por medio de agentes, pagados por ellos mismos, en las decisiones electorales o judiciales, era porque Panamá no tenía soberanía. Aunque esta posición no correspondiera a la realidad vivida en Panamá con los representantes diplomáticos estadounidenses, sacó al secretario de Estado de un aprieto diplomático.
Por su parte, William H. Taft, en 1908, puso por escrito su preferencia por De Obaldía Gallegos, acusando a Ricardo Arias Feraud de corrupción. Militan en contra de la opinión de Taft y a favor de la de Squiers, citada previamente, dos hechos: primero, el nombre de Arias Feraud no aparece nominalmente en la lista de los próceres que se habrían beneficiado personalmente con los fondos destinados para la Independencia, mientras que el nombre de José Domingo De Obaldía Gallegos sí aparecía nominalmente; en sus Memorias, Tomás Arias afirma de Arias Feraud que “su nombre no estuvo ligado con ningún contrato con el Gobierno” y el segundo hecho, es que no se valió “de su merecida influencia cuando la tuvo, para permitir las cláusulas salvadoras que establece el Código Fiscal para favorecer determinados intereses personales, suyos o ajenos”.
El gobierno de Amador Guerrero se sintió obligado a solicitar también la intervención estadounidense para que se supiera que él respetaba el principio democrático, según el cual el Ejecutivo no debe intervenir en los procesos electorales.
Sin embargo, los estadounidenses, en especial Taft, intervinieron abiertamente a favor de De Obaldía con amenazas a la integridad de Panamá, obligaron moralmente al candidato del Gobierno a retirarse finalmente de la contienda.
Las elecciones para presidente se celebraron el 7 de julio de 1908 con De Obaldía Gallegos como candidato único pues Ricardo Arias Feraud había declinado para evitar la intervención estadounidense en suelo patrio.
Tan fuerte fue la tensión que produjo el cuestionamiento del Gobierno y tan hondamente resintió Amador Guerrero este cuestionamiento, en lo que a él tocaba, que rehusó asistir a la toma de posesión de su sucesor, quien había sido su amigo durante largos años.
José Domingo De Obaldía Gallegos tomó posesión como segundo presidente electo por votación indirecta el 1 de octubre de 1908 y, a pesar de haber sido parte de la gestión gubernamental del doctor Amador Guerrero, en calidad de vocero, ministro plenipotenciario y como primer designado fue presidente durante siete meses, inició su mandato rompiendo vínculos con el anterior gobierno conservador.
Eusebio A. Morales estuvo entre quienes pronunciaron un discurso en la toma de posesión de De Obaldía Gallegos e incluyó en el mismo una evaluación crítica del gobierno anterior, expresándose así:
“Los hombres que os han precedido en el gobierno de este país no tuvieron sagacidad para descubrir las corrientes silenciosas e invisibles que vienen modelando nuestra vida y nuestra historia; creyeron que los tiempos son siempre los mismos y se aferraron a los mismos hombres y a las mismas prácticas. Les faltó la visión real de las cosas y les faltó la comprensión de los fenómenos morales que se cumplen diariamente sin estrépito, se acumulan como fuerzas eléctricas y matan cuando estallan. Tales fueron los errores y las culpas de esos hombres y ya hemos visto el fallo inexorable que en contra de ellos ha dado la opinión pública. No es esta la hora de hacer el recuento de errores ajenos con ánimo vindicativo, no. Tengamos presentes esos errores solo para no caer en ellos y para encontrar la clave que nos conduzca a soluciones acertadas. Los tiempos han cambiado y los signos de la nueva época revelan con elocuencia irresistible que el país tiene necesidad de renovación”.
Gracias a su bonhomía y gran don de gentes, De Obaldía Gallegos al recibir el decidido apoyo de importantes figuras del Partido Liberal para su candidatura, incluyó en su Gobierno, el cual podríamos decir que fue de coalición, a liberales y conservadores. Al respecto, Isaza Calderón nos dice:
“Un hombre de amplia comprensión, generoso y ampliamente inspirado, como José Domingo De Obaldía, cuando se dispuso a gobernar entendió que el mandato con el que el pueblo panameño le había ungido, en el cual mediaba un sólido respaldo del liberalismo, envolvía un compromiso con ese partido, en el sentido de incorporar a su gabinete a hombres como Mendoza y Morales, prestantes columnas de esa agrupación política. Su gobierno fue, así entendido, una especie de pacto de honor tácitamente acordado, en virtud del cual el poder público pasó del Partido Conservador al Partido Liberal, pues su inesperado fallecimiento determinó que el hombre que hubo de sucederle como designado fuese Carlos A. Mendoza”.
Desde entonces, fueron ya figuras del liberalismo las que se sucedieron en la Presidencia de la República.
Como presidente, José Domingo De Obaldía Gallegos mantuvo la línea de evaluación crítica que había esbozado con respecto al Convenio del Canal Ístmico en el memorándum que había redactado Eusebio A. Morales y que había presentado como representante diplomático de Panamá en Washington D.C.; en el memorándum se definía la comprensión de Panamá con respecto a los textos que hablan sobre su soberanía en el Convenio del Canal Ístmico de 1903 y se hace mención a:
“Hemos conseguido mediante este nuevo arreglo [relativo a puertos, correos, etc.], me complazco con expresarlo así, definir convenientemente nuestra situación con referencia a nuestras relaciones y a nuestros compromisos con el gobierno americano y logrado, a la vez, en lo tocante a diversos puntos que parecían difíciles de resolver que puedan ser analizados con justiciero espíritu y solucionados equitativamente, en la seguridad de que no serán menoscabados los intereses nacionales”.
En las últimas palabras de este texto, José Domingo De Obaldía Gallegos dejó constancia de “problemas que parecen difíciles de resolver” y que no han sido resueltos aún entre Panamá y Estados Unidos. Gradualmente, de lo insatisfactorio del Convenio del Canal Ístmico de 1903, no solamente se toma conciencia sino que se comienza a discutir sobre ello al nivel más alto de los respectivos gobiernos. Recordemos que una vez establecida la República José Domingo De Obaldía Gallegos fue nombrado ministro plenipotenciario de Panamá en Estados Unidos y, como tal, le tocó presentar al Departamento de Estado el memorando sobre cuestiones del Canal, a propósito de puertos, correos y aduanas, que redactó el abogado consultor de la legación de Panamá, don Eusebio A. Morales.
Este memorando sirvió de base para los múltiples reclamos ulteriores de Panamá frente a las interpretaciones de Estados Unidos sobre la convención de 1903. En este memorando se establecía el principio básico de que el propósito de la convención no era otro, ni más ni menos, que el de “facilitar la construcción, conservación, explotación, sanidad y protección de un canal marítimo entre el Atlántico y el Pacifico... [sin ningún] traspaso del dominio absoluto sobre el territorio, ni mucho menos la transferencia de la soberanía”.
Todo lo que sobrepasara este propósito no estaba previsto por el convenio y, por lo tanto, no era lícito hacerlo por Estados Unidos.
Para evaluar las preocupaciones del presidente De Obaldía Gallego vale consultar los 41 mensajes que él envió a la Asamblea y que han sido publicados.
La mayoría de los mensajes, unos 16, abordan asuntos económicos y de contratos. Un buen número de mensajes, unos 9, tratan de temas financieros y presupuestarios, incluyendo los impuestos, los salarios, las relaciones exteriores y los telégrafos. Otros 6 mensajes versan sobre instrucción pública y cinco mensajes sobre la convocatoria a sesiones extraordinarias. Además, tres mensajes tratan de leyes de organización del Gobierno y otros dos mensajes sobre las reglas de nombramiento.
Nombre completo: Ricardo Arias Calderón
Nacimiento: 4 de mayo de 1933, Ciudad de Panamá
Fallecimiento: 13 de febrero de 2017, Ciudad de Panamá
Ocupación: Profesor universitario, filósofo y político panameño
Resumen de su carrera: Es considerado uno de los principales ideólogos y pensadores de la política de Panamá de los últimos 30 años. Este fue un proyecto de “La Estrella de Panamá” publicado en diciembre de 2011. Con el título “Letras de la patria”, cada uno de los ensayos, de corte filosófico, histórico y político, fue escrito por Ricardo Arias Calderón, y en las dos primeras entregas explica motivos y consecuencias de acontecimientos y personajes nacionales en los primeros 100 años de vida republicana. “La política refleja la realidad propia de la sociedad”.