El anillo

Actualizado
  • 26/05/2018 02:03
Creado
  • 26/05/2018 02:03
Se levantó temprano. ¡Susana, Susana!, dijo con voz trémula apagada por los años. En vano esperó la llegada de la hermosa nieta de cabellos rubios

Se levantó temprano. ¡Susana, Susana!, dijo con voz trémula apagada por los años. En vano esperó la llegada de la hermosa nieta de cabellos rubios y ojos llenos de risa que le alegraba la vida. ¡Susanita!, volvió a repetir.

Una señora, con rostro adusto, se acerca y le dice: Ya le dije que ella no está aquí.

Abrió los ojos y recorrió las paredes, vio las camas en fila ocupadas por otras que murmuraban en voz baja con nostalgia frases inteligibles, pero llenas de añoranza. Miró y de pronto, no recordó donde estaba.

Cerró los ojos y se vio vestida con un uniforme y llevando una bolsa llena de libros. Entró al salón y una lluvia de aplausos la recibió. Extrañada, sonrió.

¡Te ganaste el premio, eres la primera de la clase! Te gradúas con honores. Ella no lo podía creer y, llena de emoción, se unió al regocijo de sus compañeros.

Sonrió levemente. ¿Y ahora de qué se ríe? No le he dicho nada, murmura la empleada.

Ella, con los ojos cerrados se situó en otro escenario. Entraba en una iglesia. En la Iglesia de La Merced, ubicada en el Casco Antiguo, en ese barrio amado, iba entrando vestida de blanco y al lado el hombre de sus sueños que sonreía y la llevaba con el acorde de la marcha nupcial. Un anillo fulgurante era colocado con ternura en sus delgados dedos mientras ella, temblorosa, ponía en el dedo anular de su compañero, el dorado círculo que sintetizaba la eternidad.

Ahora, sonríe abiertamente. Y sus ojos miran a la distancia mientras la señora le arregla su cabello. Reclina su cabeza sobre la butaca. No importan las paredes. Su mirada traspasa el concreto y viaja más allá. Cumple años. En una mesa pletórica de viandas sobresale un hermoso pastel. Sus hijos y nietos, junto a él, la rodean y cantan el cumpleaños feliz. Abrazos y besos. Ternura, mucha ternura. Eso que se atesora y que nunca desaparece. Ese es el mejor premio que uno recibe, pensó para sí.

Se recuerda a sí misma en aquel Parque de Santa Ana. Está junto a él, en aquel quiosco con la hermosa iglesia a sus espaldas. Estaban allí para luchar por los trabajadores, por los derechos de las mujeres. Ese día culminó con logros que fueron aplaudidos y coreados por una multitud entusiasmada. Podía ver el rostro complacido de sus amigos. Rostros queridos e inolvidables.

La empleada trata de ponerle las zapatillas.

—Vamos, señora, que tiene que bañarse. Apúrese, que usted no es la única.

Ella se resistía y seguía mirando el pasado. Poco a poco aquella casa donde vivía fue vaciándose. Las voces tomaron distancia. Se quedaron solos, pero juntos combatían la amargura rememorando los momentos felices. Los hijos y nietos iban y venían. A los amigos el tiempo los había alejado. A veces los reconocía, pero crecían, cambiaban tanto, pero allí estaban, de alguna manera estaban. Ella sabía que siempre estarían.

Llegó el momento de la soledad definitiva. Él se fue primero y solo me dejó su anillo. Afortunado. Todos le rodeamos, le dimos un cariñoso y sentido adiós.

Alrededor mío siento una febril agitación. Mi ropa es empacada. Mis pertenencias son colocadas en un baúl. Me siento feliz. Iré a un nuevo hogar. No podría soportar la soledad. La cama nupcial es muy grande. La habitación sin él se me hará insoportable.

Aquí estoy en el nuevo e inesperado hogar. Me acompañan mujeres que murmuran historias, pronuncian nombres de hijos y nietos lejanos, hablan de amores, conversan consigo mismas. Mi memoria va y viene. Ella me acompaña y me conduce por pasajes hermosos, mientras, mi mano frota el cálido anillo que me dice que existo, que algo fue real.

ESCRITORA Y DOCENTE

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‘Ahora, sonríe abiertamente. Y sus ojos miran a la distancia mientras la señora le arregla su cabello. Reclina su cabeza sobre la butaca. No importan las paredes. Su mirada traspasa el concreto y viaja más allá...'

GRISELDA LÓPEZ

Escritora

Nació en Guararé, Los Santos. Magíster en Ciencias de la Comunicación con Especialización en Periodismo. Realizó estudios en Panamá, México, Ecuador y Japón.

Ha sido docente y directora de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Panamá; jefa del Departamento de Letras (INAC); y fundadora y directora de Canal Once. También fue coeditora de la revista ‘‘El pez original” y sus cuentos han sido incluidos en antologías nacionales y extranjeras.

Entre sus libros están: ‘Piel adentro' (1986), ‘Sueño recurrente' (1989) y ‘Género, comunicación y periodismo' (2017).

Los cuentos ‘El anillo' y ‘Estado de ánimo' está incluido en su libro ‘Las capas del tiempo' (2017), que se presentó en Casablanca, Marruecos y esta semana en las instalaciones de ‘La Estrella de Panamá'.

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