El azar, presente en la vida de todos

Actualizado
  • 10/07/2022 00:00
Creado
  • 10/07/2022 00:00
Andrés Villa incursiona en el género negro con la novela 'Tarot de sangre'. Dos hermanas que leen las cartas y un hombre que no supera la tragedia de haber perdido a su esposa, cruzan sus vidas mientras ocurre una serie de asesinatos
'Tarot de sangre' estará a la venta a partir de esta semana.

¿Estamos a merced del destino? o, ¿el hecho de conocer lo que nos depara el futuro nos dará la oportunidad de corregir el rumbo? La sacerdotisa, la emperatriz y el loco, barajas del tarot se ven reflejados en los protagonistas de esta novela, todos golpeados por alguna tragedia, pero que ante las situaciones enfrentan la vida de forma diferente. Pero algo más los une. De alguna manera están relacionados con crímenes que ocurren a su alrededor. Una ciudad moderna, compleja y desigual para sus habitantes, reúne a una variedad de personajes que sin tener mucho en común, comparten sus vidas y suman elementos para descubrir en el fondo, quién de todos ellos es un asesino. Tarot de sangre estará a la venta en las librerías El Lector y El Hombre de la Mancha. Su presentación será el próximo 13 de agosto en la librería Panamá Viejo.

Luego de haber desarrollado obras con personajes verídicos que abordan la historia, ¿qué te lleva a desarrollar esta novela negra?

La novela negra está de moda. Es un género con una presencia muy fuerte en Estados Unidos desde los años 30. En España la novela negra es reverenciada y otros autores de novelas históricas como Pérez Reverte han dado espacio a su creatividad para escribir sobre este tema. Para mí fue un reto que afronté, primero, en mis cuentos. Tengo cuentos con temas fantásticos y precisamente esta novela nace de uno de ellos. Tarot de Sangre es una obra que he manoseado desde hace años. Que me han corregido grandes escritores panameños y que decidí que era el momento preciso para publicarla.

Esta obra se aleja un poco del desarrollo convencional en cuanto al protagonismo del detective... pero, por otro lado, conserva algunos detalles de su clásica imagen, con un asistente... ¿Con qué elementos construiste a ese personaje?

La novela tiene numerosos personajes. [El escritor Enrique] Jaramillo Levi al leerla me lo comentó y me dijo con un dejo de asombro que eran todos diferentes. No sé... fueron apareciendo uno por uno en la pantalla de la computadora buscando protagonismo, compitiendo unos con otros.

El del detective aparece en mitad de la narración cuando hay dos asesinatos que se cree que tienen alguna relación. Es un tipo de mediana edad, con mucha experiencia que afronta el reto de trabajar con un ayudante que es académico. Eso le molesta, pues él es empírico aunque muy reconocido por resolver grandes casos. Por su eficiencia, sus conocimientos vienen de la calle, del día a día, de su inteligencia, de sus lecturas. Que no vacila en utilizar tácticas alejadas de la ley para combatir a los criminales.

Quizás el detective puede ser un retrato de mi carrera como periodista y como relacionista público, temas que no estudié pero que al final dominé y en los que llegué muy lejos y alcancé muchos reconocimientos.

En cambio tienes tres personajes principales reflejados en tres barajas del tarot... ¿nacemos con nuestro destino marcado?

Judith (la sacerdotisa), la villana de la novela, se desvía del camino por el afán de dominar las cartas del tarot. Goza dominando y corrompiendo a su novio Vicente. Llega un momento que ve su destino reflejado en ellas y acata el mensaje de seguir haciendo el mal aunque eso tenga sus consecuencias. Karla, su hermana, (la emperatriz) tiene mejores sentimientos y mira las cartas como herramientas para conocer el destino, comprender el pasado y ayudar. Ambas están marcadas por el misterio del tarot y el asesinato de su bella madre que les enseñó la lectura de esas cartas. Por su parte Manuel (el loco), está agobiado por la terrible tragedia de perder a su esposa precisamente durante su viaje de luna de miel. Este episodio se repitió recientemente en la vida real, cuando un fiscal de drogas paraguayo fue asesinado en su viaje de bodas.

A ellos se les suma una variedad de personajes muy coloridos... ¿qué tomaste en cuenta para su desarrollo?

Esos personajes dan variedad y son propios de una buena novela, el género más extenso de la literatura y en el que pueden convivir todos los que quiera el escritor.

Cien años de soledad, Don Quijote tienen personajes que enmarcan a la humanidad con temas universales. Pedro Páramo, de Rulfo, a pesar de ser tan corta, su éxito y su universalidad se la dan los muchos personajes que se desprenden de sus páginas.

Y esos personajes me permiten describir situaciones humanas, como los sueños recurrentes del viejo Joaquín, el atrevimiento de una estudiante de psicología que quiere romper las barreras que se imponen a la mujer, un vendedor callejero que arrastra un pasado que ni yo mismo sé cuál es. Estos personajes le dan peso a la obra y la hacen más interesante.

La propia ciudad, más que el escenario se convierte en un protagonista... ¿Son los barrios, es nuestro entorno el que hace a las personas o es la gente la que moldea las ciudades?

La ciudad es el gran escenario de la novela. La variedad de los personajes me permite llevar la trama de un lado a otro. Los barrios moldean a la gente. En ellos hay costumbres preestablecidas que dictan modos de comportamientos. La ciudad de mi novela no tiene nombre. Pero cada lector identificará espacios conocidos. Es una ciudad frente al mar, con altos edificios, con ríos que la cruzan. Y con los problemas propios de una ciudad moderna.

¿Cómo percibes la ciudad de Panamá?, ¿es una gran incomprendida?

Es mi ciudad. Crecí en la parte vieja y tradicional de la ciudad. Ha crecido, Se ha extendido hacia el norte y hacia el este. Recibe gente a diario del oeste. Es el gran imán del país. Pareciera que la geografía oprime a sus habitantes, el mar, las orillas del Canal. Las intensas lluvias castigan la insolencia de su éxito. Sus altos edificios son un reto que compite contra la desigualdad. Es el escenario donde se da la peor distribución de riqueza de toda América. Eso no es bueno.

La gente de las barriadas tiene otros dichos, aunque están influenciadas por sus padres y abuelos que llegan del interior o de la parte vieja de la ciudad, eso se mezcla con sus propias experiencias. Ellos bailan, cantan, celebran de otra forma, guardan algunas tradiciones pero, en fin, es su época y son el fiel reflejo de cada parte de la ciudad.

Mi novela critica los tranques, el trabajo informal, la intolerancia de los conductores, la discriminación entre sus habitantes, todos son elementos propios de la ciudad de Panamá.

¿Podemos forjar nuestro futuro o estamos condenados a cumplir un papel ya dado?

No soy muy optimista sobre el futuro de la humanidad. En pleno siglo XXI veo cómo las naciones, sin grandes líderes cometen los mismos errores del pasado. El siglo XX fue muy convulso, con dos grandes guerras y muchas más, con holocaustos que se han repetido en estos últimos años. Panamá vive momentos complejos aupados por la pandemia, por los precios de los combustibles, de la harina, de los alimentos. Tenemos que ser más eficientes y cautos, pensar en el bien de la mayoría.

¿Se puede sortear el azar?

Son las causas las que determinan los hechos. Desde siempre el hombre ha estado sujeto a los caprichos del azar. Se ha empeñado en dominarlo con pitonisas , adivinadoras, con el estudio del movimiento de las estrellas y los astros. Con el influjo de las fases de la luna. Es común creer que por esos medios se puede conocer el futuro, y saber por qué sucedieron las cosas pasadas. Y tener ventajas sobre los demás.

El tarot y sus cartas son los grandes protagonistas de mi novela. Son 78 cartas maravillosamente dibujadas. Con profusos detalles que reflejan todas las situaciones de las personas. Todas, ellas responden al amor, la envidia, la felicidad, la desgracia. Las profesionales deben gastar mucho tiempo e inteligencia en descifrarlas para dar mensajes.

Muchos creen que todos tenemos nuestro destino marcado desde que nacemos. No podremos variar esos hechos. Hay múltiples historias de cómo los que trataron de torcer los augurios, fallaron irremediablemente. De eso hay pruebas en la mitología y hasta en los cuentos infantiles.

El azar, la suerte, son elementos siempre presentes en la vida de todo. De eso trata mi novela.

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