La cantante argentina Nicki Nicole resalta la importancia de mantenerse “con los pies en la tierra” en una entrevista con EFE por su visita a México, donde...
- 15/12/2013 01:00
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« Compadre, yo lo que quiero es ser cantautor», me dijo una vez un amigo poeta cuyo verdadero nombre no mencionaré y al que llamaremos provisionalmente David, por respeto a su privacidad. Yo lo miré con compasión y le dije: «Yo te pondría en contacto con Yigo Sugasti, a ver si te acepta en Tocando Madera; pero, David, tu voz es pésima, la verdad». Me dio las gracias y me mandó pa’l carajo. «Vete pa’l carajo» es su enunciado-verso favorito. Otro día me dijo: «¿Cuándo cambiarás el discurso ese de que las patrias no existen? ¿Sabes cuándo?, cuando se acabe tu mentira, tu palabra. Yo no soy poeta de la patria un carajo, pero la patria existe, cabrón». La palabra «cabrón» la dijo ya en el suelo. Yo lo levanté, lo saqué por la puerta del bar no sin antes pagar lo que debía, lo metí al carro y lo llevé a la casa.
Ahora estoy en El Maracuyo. He preguntado por él y Nen, el cantinero, me ha dicho que tiene días sin aparecerse. Recuerdo que de este mismo lado de la barra David me dijo que en la isla de Key West hay un bar al que Hemingway iba y que la dueña del lugar le dice a los turistas el lugar en donde el escritor cazador se sentaba a beber. Según David, la dueña del bar en realidad no sabe exactamente en qué parte de la barra era que Hemingway se metía sus tragos, pero que ella escoge un sitio al azar y eso parece funcionar. A los turistas les encanta sentarse allí en donde ella les indica y quedarse callados mientras beben. David dice que cuando él muera quiere que Nen, o en tal caso yo, les diga a los clientes el lugar preciso en donde él huía del mundo; pero que digamos que él componía y cantaba sus propias canciones, no debemos mencionar que escribía poemas. «Putos poemas», ha dicho exactamente. « ¡Te digo!», me gritó aquella vez David, «¡la patria existe, sí, y mi patria es esta, este rincón de la barra. Yo derramaría sangre por ejercer mi soberanía en este rincón, la constitución de esta nación soberana mía es el aguardiente!». David, mientras bebe, casi siempre lee el periódico. Se llama a sí mismo el «cantautor frustrado lector de periódicos amarillistas». «Cosecharán yuca», leyó David el otro día. Hizo una mueca y me mostró el encabezado. La luz estaba baja y me dio pereza leer. David continuó leyendo en voz alta (las palabras se le enredaban en la boca): «Cosecharán yuca en provincias centrales. El ministro de comercio se reunió con productores campesinos para discutir los nuevos precios y… Bla, bla, bla. ¿Puedes creerlo?, ¡cosecharán yuca, cosecharán yuca! Nos meterá la yuca el gobierno que suba, eso sí, que se vayan pa’l carajo». Luego cambió el tema y me contó sobre Marta: «El otro día fui a visitarla y le canté unas canciones, y la muy hija-de-su-madre me dice que mejor le recite unos poemas. Yo le recité los poemas y luego la mandé pa’l carajo, por cursi, por supuesto». Otro día David me dijo: «Tienes que entender que la frase ‘culo grande’ es un pleonasmo, una redundancia vil, ya que, si un culo no es grande entonces es otra cosa, un accidente de carne magra que no ha llegado a culo, es ojo caído, amargura, soledad, reloj de Dalí». «Ves», le respondí, «a un cantautor no se le ocurren esas cosas. Eres poeta, acéptalo». «Vete pa’l carajo», me dijo empinándose otro trago mientras apuntaba la idea para un futuro poema.
MÚSICO Y POETA