El huracán Helene dejaba este domingo más de 60 muertos en cinco estados del sureste de Estados Unidos, entre ellos Carolina del Norte, donde el Gobierno...
- 14/08/2011 02:00
- 14/08/2011 02:00
AULLIDO DE LOBA
Hoy me levanto otra vez con el asombro pintado en mi rostro y con la palabra congelada en la boca. Alucino. No. Es real. ¿Pero es que los despistados, digo, perdón, los disputados, huy, no, los diputados, no tienen nada mejor que hacer? ¡Con tantas cosas por hacer y deshacer en la educación de esta República y estos tipejos deciden perder su tiempo discutiendo pendejadas de este calibre? ¿Me están tomando el pelo? ¡Y son capaces de aprobar la ley!
Así que... Me han preguntado en numerosas ocasiones mi credo, me han tildado de atea, de agnóstica, me han acusado de hereje y de blasfema. Pero hoy ante vosotros hermanos, he decidido confesarme. Estoy segura de que Juliano, el gran visionario, desde el lugar donde están tantas almas preclaras, me sonreirá. Me declaro pagana. Y hasta donde sé en Panamá hay libertad de cultos ¿no? Pues entonces, como en mi religión celebro las cuatro grandes fiestas: Imbolc, Beltane, Lughnasad y Samhaim, el que prohíban Halloween me está privando a mí de mi derecho a la libre religión.
¿Pero es que no se dan cuenta de que prohibiendo las fiestas no logran nada? ¿Pero es que no se dan cuenta de que es absurdo prohibir el Halloween por foráneo si no prohíben también Thanksgiving? ¿Y San Valentín no es foráneo? ¿O es que el Carnaval no atenta contra la moral y las creencias cristianas? ¿Por qué no tratan de prohibir la fiesta del rey Momo? ¡Ja! ¡A ver si tenemos huevos para hacerlo! Dejen que cada uno se condene como le de la gana, que para eso está el Infierno caliente y la caldera del Diablo Cojuelo.
Encima tienen el descaro de decir que esto se hace para promover la celebración de las fiestas patrias y la apreciación de los festivales autóctonos. Estimados egregios pensadores, soy la primera en defender desde esta columna el valor del patrimonio cultural inmaterial panameño. Pero también siento comunicarles que la culpa de que los niños no aprecien lo que tienen es de ustedes. ¿Cuantos de ustedes (los que tienen familia en el lugar no valen en esta encuesta) han montado a toda su familia en el carro alguna vez y la han llevado a San Francisco de la Montaña? Solo porque sí, un fin de semana, a conocer. O a Portobelo, que está ahí cerquita. A Natá de los Caballeros, al yacimiento de El Caño, al Museo de Santiago de Veraguas, a tantos y tantos lugares, fiestas y tradiciones. ¿Sus hijos saben lo que es una junta de embarre? ¿Han visto el Corpus en La Villa? ¿Han visto como se baila congo? ¿Los han llevado ustedes a la comarca kuna? ¿Saben lo que es un pilón y para qué sirve? ¿Han dormido en tambo? ¿Saben porqué Isla Iguana se llama así? Pero estoy segurísima de que sus hijos, señores honorables, han ido a Disney, ¿verdad?, y en algunos casos estoy segura de que más de una vez, ¿a que sí? ¿Y luego tienen el desparpajo de prohibir Halloween por foránea? Ustedes son unos hipócritas de marca mayor. Disfrazarse en Halloween no va a hacer que los niños quieran ni más ni menos su patria. Lo que sí hace que la quieran más es ver cómo sus padres les enseñan a quererla, eso es mucho más que prohibir Halloween, implica no ser corrupto, tener un poco de vergüenza, honor y decencia.
Porque al fin y al cabo nadie los obliga a ustedes y a sus hijos a disfrazarse, y en cambio, ustedes nos están imponiendo a los demás su visión del mundo.
Así que desde hoy me declaro apóstata. Soy pagana y exijo el derecho a celebrar lo que quiera. A no ser que me permitan a mí también decidir qué cultos quiero que prohíban. Y ahí sí que me iba a dar gusto.