Panameños con el instinto de contar

PALABRA. Para el actor y escritor Luigi Lescure ser ‘cuenteros románticos’ forma parte de la idiosincracia istmeña. ‘El panameño es de e...

PALABRA. Para el actor y escritor Luigi Lescure ser ‘cuenteros románticos’ forma parte de la idiosincracia istmeña. ‘El panameño es de echar cuentos, desarrollamos ese instinto a la narrativa’, explica el narrador.

‘Panamá cuenta con una tradición literaria maravillosa, el problema siempre ha sido la difusión. Hay mucha tradición oral que no se valora... como la mitología guna, que le puede dar cátedra de narrativa a cualquiera’, precisa la joven poetisa Lucy Cristina Chau.

Tanto Lescure como Chau son dos de los autores cuyos cuentos aparecen en la obra Tiempo al tiempo: nuevos cuentistas de Panamá 1990- 2012, en la que el veterano escritor Enrique Jaramillo Levi recopila textos de 80 cuentistas panameños, publicados en los últimos 22 años.

Editada por la Universidad Tecnológica de Panamá, Tiempo al tiempo recoge cuentos de autores como Justo Arroyo, Ariel Barría Alvarado, Consuelo Tomás, Ramón Fonseca Mora, Pedro Luis Prados, Carlos Oriel Wynter Melo, Juan David Morgan, Mauro Zúñiga Araúz, Carlos Fong, Héctor Collado, Rodolfo de Gracia Reynaldo, Lili Mendoza, etc.

La recopilación cuentística, que fue presentada ayer en el Teatro La Huaca del Centro de Convenciones ATLAPA, en el marco de la VIII Feria Internacional del Libro de Panamá, también incluye cuentos escritos por figuras que no son asociadas con el ámbito de las letras, como es el caso de la presentadora de televisión Ana Lucía Herrera, el periodista Hermes Sucre Serrano y la teatrista Anabel Miguelena.

CIMIENTOS NARRATIVOS

El novelista Enrique Jaramillo Levi explicó que la preparación de este libro le ha tomado aproximadamente ocho años, durante los cuales ha rastreado los orígenes del cuento panameño hasta dar con sus tres pilares: Darío Herrera, Salomón Ponce Aguilera y Ricardo Miró, cuya producción literaria se remonta al siglo XIX.

Si bien el literato, ganador del Premio Ricardo Miró, advierte que aunque la obra esta muy bien documentada, con fichas biográficas de los 80 autores recogidos, la misma no puede ser catalogada como una antología, ya que de ser así ‘sería más selectiva todavía’. ‘Si de 1990 para acá han aparecido 120 autores, eso quiere decir que yo dejé 40 por fuera’, comenta el autor.

Explica que su intención era mostrar una ‘panorámica’ del cuento panameño, una que reflejara todas las tendencias existentes hoy en día. Opina que ya no existen referentes absolutos en la literatura panameña, como fuera el caso de Rogelio Sinán durante el siglo pasado. ‘Ya nadie está siguiendo determinada escuela, ni cierto modelo. Ahora existe una cultura universal, los lectores están muy bien informados, no sólo leen más, sino que también ven mucho cine, etc’, detalla.

Considera que actualmente en Panamá se está dando ‘un verdadero ‘boom’ del cuento, incluso superior a la poesía’. Los temas son variados: psicología, erotismo, metaficción, etc. Este auge no se traduce necesariamente en una mayor calidad de los obras publicadas, por lo que el ex docente asegura ‘que los buenos cuentos son pocos y son muchos menos que los cuentistas’.

El veterano vate Héctor Collado concuerda con Jaramillo Levi. ‘El auge es cuantitativo. El cuento se ha popularizado mucho y eso es bueno pues el ‘movimiento’ se ha generado desde la promoción de la lectura’, indica.

Por su parte, la cuentista Lupita Quirós Athanasiadis opina que el desarrollo que experimenta el cuento es un reflejo del crecimiento ‘turístico, inmobiliario, económico y en otras esferas’. ‘Los escritores y gestores culturales estamos trabajando para que el auge literario también se desarrolle acorde a los demás’, expresa la autora, cuyo cuento El caso del asesino del ascensor forma parte de la recopilación realizada por Jaramillo Levi.

En Tiempo al tiempo también aparece un texto de la chiricana Gina Paola Stanziola, quien destaca que ‘el cuento está en su mejor momento en Panamá’. ‘No solo por la aparición de nuevos escritores de este género sino por la aceptación de los críticos, de los medios y del público en general’, asevera la diseñadora que cursó estudios en la Universidad Santa María La Antigua.

Chau comenta que el género del ‘cuento es intrínseco a la humanidad’. ‘Su uso como entretenimiento se remonta a las culturas orientales, pero esa verdad puede estar basada en la extensión de esas civilizaciones. Se dice que se usaba para entretener a los niños y se aprovechaba para inculcarles mensajes morales, pero creo que también han sido una forma de transmitir conocimientos’, afirma la joven poetisa.

Jaramillo Levi señala que el ‘boom’ del cuento se debe a la proliferación en los últimos años de los concursos literarios, círculos de lectura, presentaciones de libros y de diplomados en creación literaria.

¿EL GÉNERO MÁS POPULAR?

Parte de la creciente popularidad del cuento se relaciona también en que, junto a la poesía, es el género con que se inician aquellos que aspiran a convertirse en un novelista. ‘La novela es siempre un reto mayor, son muchísimos elementos puestos en juego al mismo tiempo, y el reducido mercado nacional no es estímulo adecuado para que más personas decidan emprender este camino; el cuento, en cambio, permite dar esos primeros pasos con mayor comodidad, armar historias cortas que faciliten el despliegue de las herramientas que se dominan. Ahora bien, también existe el hecho de que son dos géneros distintos que convocan a sus propios cultores’, enfatiza el novelista y docente universitario Ariel Barría Alvarado.

Para Athanasiadis el encanto del cuento se debe a que representa ‘una rebanada de la vida que debe ser expuesta a profundidad, teniendo en cuenta la mayor economía de escogidas palabras’. ‘Deberá tener una voz que narra, un punto de vista, la menor cantidad de personajes, descripciones que sean absolutamente necesarias, una estructura planificada, un desenlace impredecible y como colofón. Un buen escritor buscará que su historia sea memorable. En la novela, en cambio, habrá diferentes personajes, temas, situaciones, atmósferas y hasta narradores. Habrá muchos capítulos y en cambio el cuento es condensado a su mínima expresión con recursos técnicos muy selectos’, sostiene.

Stanziola opina que el incremento en el número de cuentistas es explicable también debido al grado de dificultad inherente a la novela. ‘La novela es un género mucho más complejo, requiere de una investigación exhaustiva del tema, una programación y mucho tiempo para dedicarle a un proyecto de esa magnitud. A veces toma años y no siempre nuestras responsabilidades diarias nos dan la oportunidad’, destaca.

‘El cuento es modular, maleable y eso ayuda. Todos tenemos una historia que contar. La novela es otra historia, aunque pudiera decirse que es más fácil por que puedes decir mucho mas, y sin complicaciones de extensión. No es lo mismo decir, desde la humildad, tengo un libro de poemas a la arrogancia de decir acabo de publicar mi última novela...’, sentencia Collado, quien el día de hoy estará presentando un libro de minicuentos en la Feria del Libro, titulado Ni cortos ni perezosos. Lo estará acompañando Jaramillo Levi, quien presentará su respectiva antología de cuentos breves, intitulada Sincronías. El evento tendrá lugar en el Salón Trenzado Lagunilla, del Centro de Convenciones ATLAPA.

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