Durante su paso por Panamá, el trío conversó con La Estrella de Panamá sobre su evolución artística y el significado profundo que encierra su nombre y...
- 27/10/2025 00:00
El arte religioso de las iglesias en Panamá tuvo una notable influencia indígena en la época colonial, lo que contribuyó al objetivo fundamental de la evangelización en América. Esa es la tesis que propone la Dra. Candy Barberena en su libro ‘Aproximación al barroco andaluz en el Museo de Arte Religioso Colonial’, sobre el que reflexionó este jueves en la conferencia que dictó en la Universidad Tecnológica.
“Panamá fue el centro difusor de las distintas expediciones misioneras de órdenes religiosas, todas provenientes de España”, que tuvieron como objetivo fundamental la evangelización en América, y que correspondieron principalmente a las órdenes “mendicantes”: franciscanos, dominicos y agustinos, apunta la historiadora de arte.
Estas órdenes religiosas se guían desde la Edad Media por el principio general de la pobreza voluntaria, viviendo de la mendicidad y la limosna (de ahí su nombre) y que se dedican sobre todo a la predicación, la enseñanza y el servicio a los pobres.
Barberena apunta que para esta evangelización en masa se reconocen dos influencias, la acción de los españoles y la de los pueblos indígenas, que fueron fundamentales para la organización social de los territorios y la evangelización, en lo que podríamos la parte “espiritual” de la conquista.
Antes de la llegada de los españoles existían en el istmo culturas indígenas con conocimientos extraordinarios de cerámica y orfebrería.
Fuera de la Ciudad de Panamá, donde se erigieron los primeros templos católicos, los dominios hispánicos se extendieron pronto a lo largo del Pacífico, con la fundación de las iglesias de Nata de los Caballeros y San Francisco de la Montaña en Veraguas.
El punto decisivo fue la creación de escuelas-taller para contribuir a la misión de evangelización de Panamá, con lo que se crean en el segundo tercio del siglo XVI centros en Veraguas y Chiriquí, y posteriormente, a principios del XVIII, otros en Coclé, Herrera y Los Santos.
Los hallazgos encontrados en la investigación de Barberena arrojan un patrón descifrable de la influencia indígena en el arte sacro de Panamá, y ejemplo de ello es una puerta de sagrario que conserva el Museo de Arte Religioso Colonial (MARC), ubicado en la antigua capilla del Convento de Santo Domingo, en el Casco Antiguo de la capital.
Esta puerta de sagrario, que representa un ejemplo excelente de las tallas realizadas por los artesanos indígenas de la escuela-taller de San Francisco de la Montaña, incorpora en su base un símbolo ancestral de los indígenas ngöbe buglés, muestra del sincretismo del barroco indigenizado. Las figuras geométricas de la parte inferior pueden apreciarse aún en los vestidos de las mujeres ngöbes.
Otro ejemplo que conserva el MARC es una talla de madera de la Inmaculada Concepción que representa un sincretismo entre lo indígena y la imaginería española. La talla nos muestra a una Inmaculada, casi niña, las manos juntas en actitud de oración, y en cuya policromía se puede apreciar el manto. Se puede observar también como el artista representó una nube bajo sus pies.
Tras años de estudios, la Dra. Barberena ha logrado con sus investigaciones divulgar y repensar el valor del arte barroco en Panamá, decodificando las manifestaciones artísticas hechas por indígenas, negros y mestizos, y generando una mirada artística llena de expresividad.
El arte virreinal no sólo imita modelos exógenos, sintetiza una cosmovisión intelectual de origen étnico a través de la cual las habilidades de los artesanos se adaptan a las necesidades de un pueblo principalmente indígena y mestizo.
El valor se encuentra en la capacidad de articular universos simbólicos propios, complejos y profundos que van más allá de lo decorativo o lo superficial.
El patrimonio contenido en el Museo de Arte Religioso Colonial es testimonio de un proceso vivo, vigente e indispensable para la conservación de la historia patria.