El encubrimiento de la crítica a la modernidad por Abdiel Rodríguez Reyes

Actualizado
  • 20/08/2023 00:00
Creado
  • 20/08/2023 00:00
El libro analiza la obra de Dussel, destacando su enfoque en el eurocentrismo y la transmodernidad como alternativa a la modernidad
Portada del libro El encubrimiento de la crítica a la modernidad.

El docente de la Universidad de Panamá, doctor en Filosofía, Abdiel Rodríguez Reyes, publicó hace poco Enrique Dussel y la crítica a la modernidad (2022). Como es de esperar de este joven académico panameño, nos encontramos con un libro interesante, polémico y enjundioso sobre la obra de Dussel, quien tiene, como dice Rodríguez Reyes, una “trascendencia no solo provinciana, sino mundial”. Sin embargo, esta afirmación me parece convencional, pues Hegel, por ejemplo, aunque ha sido y es leído mundialmente, no dejó de ser tremendamente provincial, a pesar de haberse “ocupado” en su Filosofía de la Historia de pueblos no europeos. Y en Dussel, como en muchos otros teóricos latinoamericanos, salidos del giro decolonial y de la modernidad/colonialidad, vemos que, en el afán de demostrar el eurocentrismo europeo, acentúan desmedidamente lo que creen que debe ser criticado: la exclusión del Otro.

Es así, entonces, que las nuevas generaciones de lectores latinoamericanos se van formando sin saber, entre otros, quién fue Montaigne (quien hizo una temprana reflexión crítica del eurocentrismo) y, mucho menos, sin leer adecuadamente a Descartes, quien nunca le negó la razón a otros pueblos que no fuesen europeos en su Discurso del método. En este sentido, sería bueno recordar al etnólogo francés Levi-Strauss que revolucionó nuestra manera occidental del comprender a los llamados pueblos primitivos o salvajes. Y en este afán de demostrar este eurocentrismo, que no deja de ser “encubridor” (término muy utilizado por el autor), son víctimas, incluso, teóricos como Adorno, a quien se le niega o desconoce haberse ocupado de la cultura no occidental, de haber solo mirado a la “América blanca”, y solo es necesario saber que este escribió polémicas reflexiones sobre el Jazz en los Estados Unidos.

Este y otros vacíos vamos descubriendo a lo largo del texto, pero el autor es consciente de este problema al escribir, después de denunciar una y otra vez, sin mostrarnos entonces qué es el pensamiento europeo, lo siguiente: “no es lo mismo el pensamiento europeo y el eurocentrismo, lo último es una ideología encubridora”.

Pero, repito, cómo es posible hablar del pensamiento europeo si, el punto de partida, es denunciar este eurocentrismo encubridor sin darnos los elementos suficientes para juzgar como lectores que es así como el autor afirma y habría que preguntarle, además, si Marx se salva de este eurocentrismo encubridor, un encubrimiento del que se han abrevado generaciones enteras de lectores latinoamericanos y del mundo, al afirmar este que la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases, como el mismo autor nos sugiere al hablarnos del género y la etnia.

Enrique Dussel y la crítica a la modernidad es un libro dividido en cinco capítulos. Hace un recorrido exhaustivo, desde las tesis de grado escritas sobre Dussel, de cómo leer a este teórico que, desde 1977, escribiera su clásico, Teología de la Liberación, hasta su Ética (1998), obra fundamental para el autor “para entender la crítica a la modernidad”. Aquí leemos del mismo Dussel, citado por el autor, “El núcleo de esta ética es el 'principio de la obligación de producir, reproducir y desarrollar la vida humana concreta de cada sujeto ético en comunidad. Este principio tiene pretensión de universalidad'”.

En efecto, leer a Dussel es tener la sospecha o la certeza de que estamos leyendo a un hegeliano de ultramar, a un platónico que piensa todavía en categorías ideales, y que solo le falta hablar del fin de la historia e, incluso, del pensar, con su sistema filosófico al apoyarse en Maturana al decir “el nivel último del desarrollo puede ser denominado ético … sería la aceptación de Otro”. Sin duda, la utopía en Dussel no ha muerto, y la mantiene con su concepto o el proyecto de la Transmodernidad, como “alternativa a la modernidad”, que sale de “la crítica a la modernidad”, pensada como “exterioridad ante la totalidad de la modernidad capitalista”.

En efecto, el autor presenta esta crítica, “la crítica a la modernidad”, como la crítica que sale de Abya Yala, opuesta a “la crítica de la modernidad”, que es la crítica de la totalidad, la crítica de modernidad que no termina de superar el eurocentrismo. Y lo que permitió la emergencia de esta “crítica a la modernidad” fue revelar el encubrimiento de Abya Yala en 1492, punto de partida de esa modernidad occidental que permitió la opresión y la explotación de los pueblos no europeos y, según el autor, “Hegel no reconocía a Abya Yala y la encubría”, pero solo habría que leer sus Lecciones sobre filosofía de la historia universal para confirmar que este filósofo, portavoz del idealismo y romanticismo alemán, menciona a América, a su geografía, a sus habitantes indígenas y a su exterminio, incluido al “Istmo de Panamá”, aunque no en los términos como podría querer el autor.

Este libro de Rodríguez Reyes es una buena aproximación a la obra de Dussel e, incluso, para quienes no estamos cerca de sus tesis. Entre una de las cosas que queda bien claro al leer este texto es la distancia o la crítica del autor a las instituciones liberales, a la tradición democrática de la libertad, a las “variopintas concepciones afines a la democracia representativa”.

En un continente, donde la democracia representativa apenas goza de un poquito de legitimidad, no es difícil combatir a una institución tremendamente herida, pero lo que no menciona el autor, porque no hace una sola mención crítica de esos regímenes, son los sistemas represivos diseñados bajo lideres carismáticos como Castro y Chávez.

Rosa Luxemburg, mujer, comunista y judía, fiel luchadora por la libertad, no habría sobrevivido seguramente a estos regímenes, y uno termina con la pregunta si “la crítica a la modernidad” no es más que otro encubrimiento, nacido de la destrucción de las utopías de la modernidad: la lucha por la vida es también una lucha por la libertad.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus