Más allá del ferrocarril, el popular barrio de Calidonia

Actualizado
  • 29/07/2020 00:00
Creado
  • 29/07/2020 00:00
Las frágiles edificaciones de madera que conformaron las porticadas manzanas y balcones comunitarios fueron excluidas de la preservación histórica, sin embargo al concluir la celebración de los 500 años de la ciudad, la memoria de este lugar aún persiste en sus calles vibrantes

La historia de la ciudad de Panamá también puede ser contada a través de las calles del barrio de Calidonia. Lugar de acuerdos y discordias, también representa los lazos que nos unen en cuanto a la formación de la identidad racial multicultural, la cohesión social y conformación del centro urbano.

Mapa 'Pedro Miguel to Panamá' (recorte) de la Isthmian Canal Comission (Reporte Anual, 1910): véase el límite entre la Zona del Canal y la ciudad de Panamá, modificados en 1915, al coincidir con el establecimiento de los barrios de San Felipe, Santa Ana, El Chorrillo y Calidonia.

Durante el siglo XIX, el distrito ya era identificado como Calidonia (Inventario de bienes desamortizados en el istmo, 1872). En 1823, el Congreso de Colombia expide un decreto que autorizaba la distribución de 3,000,000 de fanegadas de tierras del Estado (equivalentes a 1,920,000 hectáreas), con el fin de promover la inmigración de europeos y norteamericanos a manera de expiación, por la pérdida de población indígena durante el período de dominio español.

Se crearon muchas empresas, pero esto atrajo a pocos inmigrantes. Una compañía nacional de colonización fue organizada por un grupo de comerciantes, cuyo titular era Manuel José Hurtado, quien dijo poseer más de un millón de acres (Álvaro Tirado Mejía, 1974). En 1821, Hurtado –colombiano radicado en Panamá– había sido el redactor del acta de independencia y gobernante del istmo entre 1834 y 1836.

El Camino de Cruces atravesaba el distrito por las fincas de Las Sabanas de la Huerta de San Miguel, propiedad del Gobierno de Panamá y la Hacienda Santa Cruz, con una ermita colonial sobre un punto elevado. El otro lado del camino comprendía los terrenos de Guachapalí, Marañón, Trujillo y la finca Atillo, propiedad de los herederos de Hurtado, José Marcelino Hurtado y Manuel José Hurtado (Harrison, 1857).

Hacia 1900, Calidonia fue escenario de violentos disturbios que desgarraron la ciudad durante la Guerra de los Mil Días. Los manifestantes no solo protestaban por razones políticas ,sino también como reacción ante las deplorables condiciones del istmo.

Había limitaciones sanitarias de los barrios periféricos por la falta de aprovisionamiento de agua potable, inexistencia de sistema sanitario, pantanos y caminos anegados que propiciaban la malaria y la proliferación de mosquitos transmisores de enfermedades (Wallace: The Panamá Canal, 1901).

La Panamá Railroad Company y la Isthmian Canal Company, eran empresas transnacionales que contaban con gran respaldo financiero y que apoyaban iniciativas en áreas donde deseaban expandirse o que sirvieran para sus operaciones. La preservación de la salud y eficiencia del barrio era clave debido a su fuerza laboral, que para 1908 tenía una población de 35,668 habitantes.

En 1909, la Isthmian Canal Company diseña un plan de higienización para esta zona. En San Miguel y Santa Cruz se abrieron y pavimentaron calles, se demolieron casas y se construyó el acueducto y alcantarillado sanitario y pluvial por $26,070.18 incluyendo la calle Calidonia por $8,387.91 (Canal Record, 1910). Lo mismo sucedió en Guachapalí, Marañón y Trujillo sobre los terrenos que habían sido redistribuidos entre la Panamá Railroad Company y terratenientes privados como Nicanor de Obarrio, Buenaventura de Alba y Magdalena Herrera –heredera de Tomás Herrera– propietaria de la finca Los Cocales de 31.0484 hectáreas; con trabajos de infraestructura por $56,161.57.

Estas mejoras incrementaron el valor del suelo y fomentaron la especulación inmobiliaria en cuanto al alquiler de estos predios para la construcción de casas de inquilinato (Eduardo Tejeira D.: La ciudad de Panamá y sus barrios céntricos, 1990).

Pueblo Nuevo era una sección de Calidonia ubicada frente al hotel Tívoli –construido en 1906– que fue excluido del plan de infraestructura. En cambio, relocalizaron las viviendas que ocupaban la mitad de los terrenos y se determinó la construcción de un parque en honor a Ferdinand de Lesseps en 1910.

Este nuevo espacio público constituyó una puerta de entrada al distrito de Ancón en la Zona del Canal, con frondosa vegetación, iluminación y glorieta donde se realizaban presentaciones de bandas de música. Hoy día son los terrenos que ocupa la sede del Órgano Legislativo.

La reconstrucción del tranvía, en 1912, financiado por Minor C. Keith, proporcionó una movilidad sin precedentes entre el centro tradicional, los barrios periféricos y la Zona del Canal. La cercanía a la terminal del Pacífico del Ferrocarril Transístmico, primero en playa Prieta, y luego su reubicación y modernización en 1912 a un costado del puente de Calidonia, convirtieron el barrio en una irrefutable zona de afluencia, no solo para los habitantes de la ciudad, sino también interurbana.

Tal posición fue también un revés: las prohibitivas leyes de EE.UU. aplicables en la Zona del Canal y su accesibilidad convirtieron al barrio en una zona de entretenimiento nocturno, con salones de baile, salas de juegos y prostitución, que alimentaron una reputación de red light district (Arthur, 1914).

Los límites de la Zona del Canal fueron modificados en febrero de 1915, cuando se revirtió el distrito de Las Sabanas –unas 1,683.49 hectáreas– y se posibilitó la expansión de la ciudad indefinidamente hacia el noreste (Canal Record, 1915). Dos meses más tarde, Panamá establece los límites de los barrios de la ciudad; el 15 de abril de 1915, es la fecha fundacional del corregimiento.

Las frágiles edificaciones de madera que conformaron las porticadas manzanas y balcones comunitarios fueron excluidas de la preservación histórica, sin embargo al concluir la celebración de los 500 años de la ciudad de Panamá, la memoria de este lugar aún persiste en sus vibrantes calles y sus habitantes a pesar del ir y venir de su propia transformación.

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