Jaramillo y Fonseca, frente a frente

Actualizado
  • 04/10/2015 02:00
Creado
  • 04/10/2015 02:00
Dos autores de carácter, estilos y trayectoria diferentes decidieron sentarse para elegir y pulir lo mejor de uno y de otro. 

La filosofía afirma que para que exista justa proporción, es decir armonía, las fuerzas que actúan en un cuerpo deben compensarse y destruirse mutuamente. El resultado final de esa colisión es el equilibrio. Enrique Jaramillo Levi, panameño de humor cáustico y áspera visión de lo circundante, decidió poner sus cuentos en el mismo envase donde iban a estar los de Carolina Fonseca, venezolana de estilo sedoso, implosivo y minimalista. De ese brebaje lo que surgió fue un libro que —a pesar de la concisión de sus piezas— goza de una densidad atrapante y demoledora. Cada cual hizo una preselección de sus mejores trabajos, y se lo entregó al otro para que los juzgara y eligiera los 30 que debían ser publicados. Dice Carolina que Enrique —quien ha producido más de 900 microrrelatos— le presentó setenta, y en ellos se zambulló buscando el tono y la brevedad que habían pensado para el libro. Jaramillo Levi dice haber degustado unos cuarenta textos de la caraqueña, quien lleva tres años escribiendo ‘en serio'. Se impusieron algunas condiciones: primero, no había espacio para la censura, debía evaluarse toda la producción de cada uno. Segundo, los cuentos no podían pasar de dos páginas, para poder catalogarse como mini ficción (termino que a Enrique le disgusta) y, tercero, el otro debía participar en la selección del proponente y sobrellevar, inclusive, la edición del material, aunque fuera un cuento ya publicado.

¿QUÉ ENCONTRARON EL UNO EN LA OTRA, Y LA OTRA EN EL UNO?

Enrique: A mí me gustaron muchísimo los 30 cuentos de Carolina que quedaron sobre la mesa. Hay algo mágico y enigmático en ellos. Es algo muy difícil de definir, porque no son del tipo de cuentos donde todo está dicho. Los de ella te expanden la imaginación; te hacen pensar. Creo que eso lo tenemos en común.

Carolina: Ya había leído mucho de sus cuentos. Enrique es Enrique cuándo escribe, y parte de lo que me fascinó fue lo contrastante de nuestros estilos y creaciones. Él tiene un manejo impecable en sus textos, en la manera que va tejiendo las palabras. Algo que yo no tengo, y encontré en su obra, es ese factor lúdico. A mí me cuesta; en lo mío veo mucha seriedad, mientras Enrique juega, sobre todo con ese humor extraño que tiene frente a situaciones insólitas.

¿FUE DIFÍCIL EDITAR Y JUZGAR LA OBRA DEL OTRO?

Carolina: A veces hay que leer dos y tres veces los cuentos de Enrique, porque son muy densos, y algunos hasta escatológicos. En esos casos me dejé llevar por ‘las tripas'…

¿CÓMO ASÍ?

Carolina (ríe a pulmón completo): … Quiero decir que en esos casos no usé la razón para elegir, sino las sensaciones, el paladar, el oído, el puro gusto. Eso sí, todos sus textos me hicieron pasar un buen rato, incluso aquellos ligeros donde creí que iba a encontrar densidad.

¿HAY CUENTOS EN EL LIBRO QUE SE INSPIRARON EN SU VIDA, EN ALGO QUE LES PASÓ?

Enrique: Algunos cuentos de Carolina aparecieron primero en un blog que ella tenía, y se generaron a partir de una fotografía. Por eso la parte del libro que tiene sus textos se llama ‘Fotogramas'. Los trabajaba con varios fotógrafos. De manera que hay poco de su experiencia…

Carolina: Los cuentos que estoy escribiendo ahora podría decirse que parten de mí, pero esos primeros fueron alumbrados por las fotografías que me traían.

¿CÓMO CUÁL?

Carolina: El cuento ‘Días más felices', que narra un episodio entre un hombre y una mujer que en una cafetería se cruzan, y se recuerdan de su pasado lejano, de cuando eran niños y jugaron a estar enamorados. Ambos salen del local sin hablarse y sienten que no se volverán a ver y perdieron algo para toda la vida. Ese cuento nació de una foto en la que están mis dos hijos muy pequeños, de espaldas, viendo el mar.

¿TE PASÓ LO MISMO A TI, ENRIQUE?

Enrique: Hay un cuento [La sección de Jaramillo Levi en el libro se llama ‘Instancias'] que se titula ‘El otro frío', que narra una experiencia en una ciudad atormentada por la nieve, y el protagonista muere de hipotermia. Eso lo viví cuando estudiaba mi maestría en Iowa, Estados Unidos. Allá fui testigo, a treinta grados bajo cero, de cómo un hombre se partió la oreja que tenía completamente congelada, como si fuera una galleta.

¿POR QUÉ LO HICIERON? ¿QUÉ BUSCAN CON ESTE LIBRO?

Carolina: No hay una intensión detrás, más bien fue como un arrebato, ese gusto por la forma más radical del cuento, que es la brevedad.

Enrique: Ni sabemos por qué. Como ella dice, tenemos varios años trabajando juntos, editando a otros, y cruzándonos creaciones que hemos logrado, y de pronto pareció buena idea. Aunque, te confieso, al principio hubo algo de duda. No es lo mismo editar a un tercero, con quienes somos inflexibles, que hacerlo con tu socia.

Carolina: Fuimos muy delicados el uno con el otro. Imperó el ‘respeto' (ella ríe a carcajadas).

Enrique: Te confieso que me sentí muy cómodo. Es la primera vez que hago esto, que trabajo con otro autor de esta manera, con materiales propios. He hecho antologías, pero nunca había puesto en manos de otra persona mis cuentos.

Así las coincidencias y los contrastes se juntaron en este libro, que es un canto a lo cíclico de la vida, a la renovación constante, que también es morir perpetuo. El perfecto equilibrio.

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‘Te confieso que me sentí muy cómodo. Es la primera vez que hago esto, que trabajo con otro autor de esta manera, con materiales propios. He hecho antologías, pero nunca había puesto en manos de otra persona mis cuentos',

ENRIQUE JARAMILLO LEVI

CUENTISTA Y POETA

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ESCUELA DE ESCRITORES

En el 2014 Enrique Jaramillo Levi obtuvo el Premio Diplomado en Creación Literaria con el cuento ‘A veces sucede'. Fonseca es una abogada venezolana radicada en Panamá desde hace varios años. El libro ganador es un compendio de cuentos.

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