El gallote en la república bananera

  • 20/09/2015 02:00
Ojo: Cada situación o personaje que tenga parecido, con circunstancias similares o análogas a la actualidad, es pura leche. 

¡Sorprendente! -‘Gallote panameño se quiso colar entre los prófugos Sirios e iraquíes, para ser deportado a Panamá y gozar beneficios otorgados a estos refugiados políticos'.

Con esta sensacional noticia, los animales del Cocotal de la República de las Bananas, se levantaron bajo un torrencial aguacero en esta cálida mañanita septembrina de un cansado 2015.

‘¿Qué había sucedido así tan grave con ese gallote panameño?' Era la pregunta y curiosidad de muchos. Tan sorprendente era el impacto de tal noticia que, Tío Asno Álvaro y el Tío Profe Coyote en sus ediciones matutinas, fatigaban con sus cotorreos televisivos para descifrar tan gran enigma.

Como ‘pueblo es pueblo', y en el floreciente cocotal de esta pujante República de las Bananas se había quedado chiquitito de cuanto bochinche se trata, lo que poco a poco se desnudó a la opinión pública fue lo siguiente:

Al pobre Gallote se le había inundado la ‘chantin' en el primer aluvión de San Miguelito, y se encontraba en estado de confusión mental, porque rogó y rezó al Todopoderoso, pidiéndole resolver la precaria situación por la falta de agua para sus necesidades primordiales, pero la avalancha de agua destructiva que había recibido no le parecía solución divina.

Porque en realidad lo que esperaba era la ayuda solidaria a tan precaria situación, que desde hacía ya muchas décadas azotaba su comunidad, ayuda que nunca llegó de parte de los irresponsables políticos encargados de tan deshumana situación. Y entonces se enteró de la disposición de las autoridades para recibir una cuota de refugiados sirios e iraquíes en la República de las Bananas.

Ya en sus intentos anteriores, el gallote panameño había sido ‘pillado' por las autoridades competentes, debido a que en su afán de resolver sus problemas cotidianos, se había inventado estratagemas y astutos escenarios que lo habían proyectado desgraciadamente en las crónicas locales.

El sagaz Gallote, visto que era víctima de continuo desamparo y abandono, probó con hacerse pasar por un clandestino ciudadano colombiano, vendiendo empanadas antioqueñas, improvisando un quiosquito, con un gran letrero donde escribió: ‘El paisano emberracapo'. En el tablero publicitario anunciaba su nueva actividad. ¡Pero qué vaaa! Lo desenmascararon velozmente, debido a que no resultaba demasiado avispado en el ‘engrampe' y el sutil engaño, como tampoco a mantener por mucho tiempo el acentito lugareño de la hermana República de Colombia.

Y fue encarcelado, su quiosquito cerrado, puesto que estaba fuera de las normas de salubridad y seguridad alimentaria. En la cárcel se informó de las ondeadas de venezolanos emigrados a nuestra República, y el gallote con perspicacia, al salir de la prisión se travistió de caraqueño adinerado, con la fatal actuación de equivocarse en la estrategia para llegar al suceso.

Su manera de vestir no era tan ‘chabacana' como para aparentar lo que ‘no se es y no se tiene', sobre todo se equivocó infelizmente porque se fue a la Plaza de Santa Ana a predicar públicamente, que gracias a ellos, el gran cocotal se había desarrollado debido al dinero traído por ellos. La economía de la República de las Bananas había surgido de los turbios desiertos de la pobreza, como también que los monos que habitaban este cocotal los habían abandonado los franceses después de la construcción del Canal, cosas que se piensan, se dicen en privado y nunca públicamente. Porque la arrogancia da tono a quien la sabe disimular.

El pobre gallote de San Miguelito tuvo que ser salvado de ser linchado públicamente por los transeúntes y ofendidos patriotas del barrio de Santa Ana.

Por eso, la gran glotona ocasión que se le presentaba con la llegada de los refugiados sirios e iraquíes, lo hizo emprender un largo vuelo clandestino hasta las costas italianas, para mezclarse con los prófugos y soñar que finalmente podría resolver su precaria situación social. Pero ni su viaje europeo logró -al parecer- resolver su situación, desenmascarándolo delante de todos los habitantes del gran cocotal.

Pero cuentan las malas lenguas y cuchicheos, que ahora el Gallote panameño descubierto por la enésima vez, en la tierra de las oportunidades de la equidad social, sueña con travestirse de Blanca Nieves pidiendo la colaboración de siete enanos muertos de hambre, para infiltrarse en la costosa fiesta anunciada del vehemente cocotal istmeño, para ver si colándose en ella, por lo menos toma un lugar en las crónicas de esta ferviente y dinámica Republica de las Bananas.

Amén.

Ojo: Cada situación o personaje que tenga parecido, con circunstancias similares o análogas a la actualidad, es pura leche. El cuento es fruto de sueños fantásticos del autor.

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‘Al pobre Gallote se le había inundado la ‘chantin' en el primer aluvión de San Miguelito, y se encontraba en estado de confusión mental',

ARISTIDES UREÑA RAMOS

PINTOR

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