Herencia precolombina

‘ Mal dormidos, desnudos, lastimados, caminaron noche y día durante más de dos siglos... Traían la bandera y la capa del Dios que había hablado a los sacerdotes, durante el sueño, y había prometido un reino de oro y plumas de quetzal... Cuando se asomaron a la laguna luminosa, bajo el sol del mediodía los aztecas lloraron por primera vez. Allí estaba la pequeña isla de barro... -Éste es el lugar de nuestro descanso y nuestra grandeza- resonó la voz- Mando que se llame Tenochtitlán, la ciudad que será reina y señora de todas las demás’. Con este texto extraído de Memorias del fuego, de Eduardo Galeano, acompañamos las imágenes de diferentes sitios precolombinos en América.