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- 25/06/2017 02:00
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En la historia del arte, el término en latín horror vacui suele emplearse para describir el relleno de un espacio vacío en una obra con algún tipo de diseño o imagen. La traducción literal es ‘miedo al vacío' y es una técnica que ha estado presente en barcos vikingos, en el individualista arte Rococó, en la minuciosa decoración islámica, en el lujoso arte bizantino y, más recientemente, incluida en la obra del artista cubano Jairo Alfonso, quien por estos días muestra sus cuadros al público panameño en la galería Allegro.
De acuerdo con el artista —graduado del Instituto Superior de Arte, de la Habana—, a lo largo de su carrera ha estado interesado en explorar la cultura material desde una perspectiva arqueológica. Actualmente se enfoca en reflexionar sobre la relación que nosotros, como seres humanos, establecemos con los objetos que creamos, y lo hace a través de dos formas de relaciones: acaparamiento y desmontaje. Unos cuadros exhiben cámaras antiguas desarmadas; mientras que, otros dibujos, nos gritan una acumulación de objetos cotidianos, como víveres, adornos y juguetes. En total, en la sala de exhibición hay 15 dibujos a base de lápiza acuarelable y la proyección de un video.
A este autor, residente en Nueva York, se unen el también cubano Jorge López Pardo y el salvadoreño José Rodríguez para integrar la exposición colectiva ‘Trazos', que se podrá visitar hasta el próximo 18 de julio en la renovada Allegro.
PAISAJES EN SOMBRA Y TRAZOS DE VIOLENCIA
Al sumergirnos en la obra de López Pardo, es fácil comprobar la fama que han ganado sus paisajes en el arte cubano: las piezas del joven creador, graduado en la Academia de Bellas Artes ‘Oscar Fdez. Morera', de Trinidad, se caracterizan por ofrecer una sintesis visual.
Cada trazo de este autor susurra un mensaje sombrío, utilizando muy pocos elementos.
Prescinde, también, del color, ya que configura su universo visual utilizando el grafito, una técnica clásica que él empezó a explorar aproximadamente en 2004.
‘Me interesó el grafito por su pureza, corresponde con lo esencial que deseo transmitir. Es un elemento muy explícito, muy directo. Lo veo como un recurso primario para crear obras en las que no hay ornamentos, o donde el ornamento puede ser la figuración misma (....). Dibujar con grafito es como redactar una carta, o precisar datos en nuestras propias libretas de notas(...)', diría López Pardo en 2012, al portal Cuban Art News , a propósito de su muestra ‘Caja negra'.
A Panamá llegaron 5 obras de este artista, en las que predominan objetos inanimados, arquitectónicos, precarios; bañados por una luz que les imprime esa ambigüedad oscilante entre la marginalidad y el protagonismo.
Por su parte, el salvadoreño José Rodríguez, ha traído una singular propuesta a partir de planchas de acrílico, que él interviene con imágenes superpuestas, logrando distintas perspectivas en una misma pieza.
La base es el dibujo en grafito, una especie de referencia a lo académico en las artes plásticas, pero el resultado final nos habla de una presentación a todas luces contemporánea.
‘Rodríguez presenta una serie de cajas que encierran personajes llenos de encanto y misterio que desde sus vitrinas nos cuentan historias que, desde el diverso entendimiento del observador, atrapan y encantan la atención', escribiría el artista y curador guatemalteco Guillermo Monsanto, sobre esta serie de Rodríguez.
ESPACIO RENOVADO
Los tres artistas ya habían visitado el Istmo anteriormente, con participaciones en otras muestras colectivas e individuales.
Esta semana, sus obras encontraron a una galería Allegro que cumple 27 años, recientemente remozada.
‘Estoy muy emocionada de poder inaugurar con ‘Trazos' y no fue coincidencia. El dibujo es tan primario: a partir de él se van creando universos. Esta muestra reúne a tres maestros, tres artistas que subliman el paisaje, los objetos y la figura humana y, a través de esa herramienta tan básica, retratan al ser humano contemporáneo', concluye Mirie De la Guardia, directora de la galería Allegro.