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- 27/12/2009 01:00
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Como formas de expresión del intelecto humano, el arte y la tecnología siempre han estado vinculados. Y en esta década que termina, como nunca antes, la tecnología ha abierto para el arte un escenario no imaginado hace apenas unos años, en el cual la creación artística encuentra en el inconmensurable universo de la red un espacio infinito para su difusión.
Para el escritor argentino Andrés Neuman, ganador del Premio Alfaguara de Novela 2009, la realidad virtual fue inventada por la literatura antes que fuera posible ponerse un visor conectado a una computadora y sumirse en un universo digital. “Lo que estamos viviendo con las nuevas tecnologías no es más que el cumplimiento del plan de la literatura, que era levantar una realidad física, moral y sicológica mediante la letra impresa”, destaca el autor de de “El viajero del siglo”, novela cuyo protagonista viaja por la Alemania del siglo XIX con un misterioso arcón del que siempre extrae precisamente el libro que desea leer. “La maleta es una especie de laptop , de google”, bromea el joven novelista.
Hoy, el advenimiento de los blogs , los ebooks y los dispositivos portátiles para leerlos está cambiando el panorama del negocio editorial alrededor del planeta. Con lectores electrónicos como el Kindle 2, creado por la compañía Amazon, es posible recibir títulos de forma inalámbrica, a un costo de aproximadamente 10 dólares cada uno, y servicios de suscripción a periódicos y revistas digitales por precios inferiores a los de las ediciones impresas.
Muchos han viso en esta revolución tecnológica una amenaza inminente para la industria editorial. La poetisa panameña Lucy Chau considera, sin embargo, que la popularización de dispositivos como el Kindle 2 no pone en peligro la existencia del libro como objeto físico. Al igual que otros autores menores de 40 años, Chau ha acogido con positivismo las nuevas tecnologías que están cambiando la forma cómo los textos son leídos y escritos. En el caso de los blogs , Chau subraya el hecho de que los mismos han contribuido a difundir la obra de varios escritores que “antes era aplastados por la industria editorial”.
La cuentista panameña Melanie Taylor, por su parte, considera que una de las razones por las cuales la literatura panameña no es más conocida en el extranjero es que no cuenta con una adecuada plataforma de divulgación, que utilice de forma eficiente herramientas como los blogs. A través de la página web de Taylor, titulada “Cuentos al garete”, es posible bajar textos en formato PDF. “La informalidad del blog puede ser nuestra aliada para entrar en contacto con públicos nuevos”, manifiesta Chau.
En la actualidad no sólo es posible conseguir toda clase de textos disponibles en la web , sino que también se pueden descargar gratuitamente albumes completos y películas, gracias a la existencia de motores de búsqueda como “The Pirate Bay”, descendiente de programas como Napster. Artistas como Rubén Blades y Radiohead han subido su más reciente material a la red, en lo que representa un nuevo paradigma de distribución de un trabajo musical. “Las compañías multinacionales ya no quieren distribuir discos por el problema de la piratería”, explica Blades, cuyo último álbum, titulado “Cantares del subdesarrollo” ha sido descargado por miles de cibernautas.
Si bien considera que lo ideal sería seguir el ejemplo de Blades, el cantautor panameño Carlos Méndez defiende el derecho que tienen los músicos de poder mantenerse a ellos y a sus familias. “La web ha ayudado a los nuevos artistas a dar a conocer su trabajo, pero al mismo tiempo ha puesto en una cuerda floja a los derechos de autor”, comenta.
Paralelamente a los sitios dedicados a la piratería, importantes empresas como Apple y Amazon han creado un modelo de negocios que respeta los derechos de autor, pero pone a la disposición del público archivos de audio y video a precios muy inferiores a los del material físico y con la gran ventaja, en el caso de la música, de poder comprar solamente una canción, en lugar de todo el álbum.
El surgimiento de redes sociales como Facebook, MySpace y Twitter han cambiado también la manera como los artistas mercadean su trabajo. “He tenido buena acogida en Facebook y en MySpace con mis obras”, asegura la pintora y música Marisabel Bazán, para quienes las redes sociales vienen a funcionar como una especie de galerías virtuales. En el caso de Méndez, el compositor le envió el demo del álbum “De pie” al productor Tweety González en Argentina, lo que culminó con la grabación del disco en la ciudad de Buenos Aires.
Otros sitios como Flicker, en los que es posible que un fotógrafo exhiba un catálogo de su obra, han contribuido a cambiar la forma de hacer arte, al propiciar un diálogo más abierto entre los creadores y el espectador. “La competencia entre los artistas es mayor, dado que el conocimiento que antes era exclusivo de ciertas escuelas alrededor del mundo ahora es posible aprenderlo en las páginas electrónicas”, subraya Radamés Pinzón, ganador de la versión del 2006 del Concurso Nacional de Artes Visuales “Roberto Lewis”.
Páginas de internet como WebCanvas, que aglutina a más de 800 mil artistas de todo el mundo, han propiciado el surgimiento de comunidades artísticas en línea que han servido para estimular y enriquecer la obra de pintoras como Ceci Watson. “A mí me enseñó la internet”, asegura la artista, que estudió perspectiva en Italia.
De acuerdo con información suministrada por la agencia EFE, artistas como de David Hockney, están experimentando con aplicaciones como Brushes, que convierte una pantalla de un iPhone en un lienzo en el cual es posible pintar con los dedos. Gracias a este programa, las galerías del futuro podrán ser recorridas a través de un celular.
Web sites como el popular youtube.com también se han convertido en canales de expresión para una nueva generación de artistas audiovisuales, como por ejemplo, el fallecido actor Heath Ledger. Un video musical que Ledger dirigió para un amigo rapero de la infancia fue difundido en youtube.com después de su deceso, lo cual marcó un hito que demostró que en la web la creatividad de los artistas permanece más allá de la muerte.