Maggie Cook: de una cueva en México a liderar un imperio de la salsa en Estados Unidos

  • 18/08/2025 00:00
La empresaria y filántropa narra cómo la resiliencia, el pensamiento positivo y la fe en sus decisiones la llevaron de un orfanato a conquistar el mercado estadounidense

La historia de Maggie Cook comienza lejos de las salas de juntas y los supermercados estadounidenses. Creció en un orfanato en México, rodeada de carencias materiales y expuesta a realidades duras que marcaron a muchos de sus compañeros de infancia. “La mayoría de las personas con las que crecí terminaron en carteles, prostitución o drogas. Pocos lograron salir de ahí”, relata.

En medio de ese entorno, Maggie buscó un refugio muy particular: una cueva que excavó en un cañón cercano. Allí, lejos de las miradas ajenas, practicaba visualizaciones y afirmaciones positivas. Se imaginaba a sí misma como una mujer de éxito, sentada detrás de un escritorio de caoba, con traje elegante, hablando de negocios. “No importaba lo que viera a mi alrededor, yo me concentraba en lo que quería ser. Todo empieza con una decisión”, asegura.

El baloncesto como boleto de salida

En la secundaria y preparatoria, Maggie encontró en el baloncesto una motivación para superarse. Con apenas 1.62 metros de estatura, se entrenó de forma autodidacta y llegó a ser seleccionada para jugar con el equipo nacional de México. Ese parecía ser su camino hacia una vida diferente, hasta que un accidente cambió sus planes.

Durante un juego informal, se fracturó la clavícula. El médico fue contundente: “Tus sueños se acabaron”. Pero Maggie se negó a aceptar ese destino y repitió para sí misma una frase que se convirtió en su mantra: “Si no es esto, será algo mejor”.

Una oportunidad inesperada en Estados Unidos

Meses después, mientras sus padres realizaban una gira en Estados Unidos para recaudar fondos para el orfanato, el destino volvió a cruzarse en su camino. En un picnic en West Virginia, Maggie jugó baloncesto con sus hermanos. Entre los asistentes estaba la entrenadora de la Universidad de Charleston, quien quedó impresionada por su talento y le ofreció una beca deportiva.

El reto era grande: no hablaba inglés y no conocía a nadie que hablara español. Sin embargo, esa barrera se convirtió en otra oportunidad para demostrar su resiliencia. Aprendió el idioma rápidamente y aprovechó al máximo la oportunidad académica y deportiva que se le presentó.

De receta casera a empresa millonaria

Tras graduarse, Maggie inició un negocio inspirado en sus raíces: una salsa fresca elaborada con una receta tradicional mexicana. En aquel momento, el mercado estadounidense estaba dominado por productos procesados; la idea de una salsa fresca y natural era poco común.

Con apenas 800 dólares de capital, comenzó vendiendo a amigos y conocidos. Tocó 90 puertas antes de recibir un “sí” decisivo. “Un día, invertí la lista de contactos y llamé al restaurante orgánico más grande de Estados Unidos. Me pidieron que presentara mi producto en los centros de distribución de Whole Foods”, recuerda.

Ese encuentro cambió su vida: recibió un pedido de 10,000 libras de salsa. Sus ingresos pasaron de 12,000 dólares a 1.9 millones en un año solo con esa cadena. En poco tiempo, su marca llegó a 38 estados, se vendió en Walmart, Sam’s Club y múltiples cadenas nacionales, y pasó de un equipo de una persona a más de 500 empleados.

Pero el camino no estuvo libre de obstáculos. Muchos le aconsejaron abandonar cuando las ganancias tardaban en llegar. “La perseverancia es clave. Si crees en tu producto y la gente lo valida, no debes rendirte”, afirma.

Mentalidad y liderazgo

Para Maggie, la clave de su éxito radica en la mentalidad: “Puedes ver el mundo desde la escasez o desde la oportunidad. Esa elección cambia todo”. Cree que la resiliencia se fortalece al replantear la adversidad como una ventaja, y que la inteligencia emocional es esencial para liderar.

En sus equipos, fomenta la vulnerabilidad como herramienta de conexión: “Cuando eres genuino, inspiras a otros. Primero debes inspirarte a ti mismo para poder inspirar a los demás”.

Además, defiende la importancia del autocuidado como parte fundamental del éxito. “Veo la vida como un pastel. Debes repartir el tiempo entre lo que realmente importa y programarlo, porque si no, nunca sucede”, señala.

Compromiso con causas sociales

El éxito empresarial no la ha alejado de sus orígenes. Maggie destina tiempo y recursos a apoyar a orfanatos en Querétaro y Michoacán, donde impulsa proyectos para rescatar a niños víctimas de trata. “Es mi manera de regresar al lugar de donde vengo y ofrecer esperanza”, dice con emoción.

Este compromiso social también forma parte del próximo gran proyecto de su vida: una película basada en su historia. Firmó el contrato con productores este año y estima que la cinta podría estrenarse en un año y medio. “Será una oportunidad para inspirar a más personas y generar apoyo para los orfanatos”, asegura.

Consejos para quienes enfrentan la adversidad

Cuando se le pregunta qué mensaje daría a jóvenes que viven en circunstancias extremas, Maggie responde con determinación: “Piensa en aquello que más te mueve y pregúntate si puede ser el punto de partida para tu propósito. Si te da pasión y fuerza para seguir, no importa lo que falte: todos los recursos que necesitas están dentro de ti”.

Para ella, la adversidad no es un obstáculo, sino el terreno donde germina el propósito. “No lo sacas del aire, lo sacas del lodo. Y eso es lo que lo hace valioso”, afirma.

Un legado de impacto

Maggie es consciente de que la palabra “legado” suele asociarse a grandes gestas, pero para ella, lo importante está en los pequeños cambios que generan un efecto dominó. “No se trata de dejar algo monumental, sino de mejorar este lugar, aunque sea un poco. Eso me basta”, concluye.

Su historia —la de una niña que se refugiaba en una cueva para imaginar un futuro distinto y que terminó liderando una empresa multimillonaria— es, sobre todo, un testimonio de que las decisiones, la mentalidad y la perseverancia pueden cambiar el destino.

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