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- 05/12/2010 01:00
Si usted es de los que quiere encontrarse con esta escena cuando va a presenciar un acto de magia o ilusionismo, entonces le recomendamos que no vaya a ver a Tusam. Primero porque Tusam no es un mago, ilusionista ni un faquir, es un hipnotista que usa sus habilidades para entretener y ayudar al público. Y segundo, porque los espectáculos de Tusam están totalmente exentos de aquel halo misterioso y sobrenatural que asociamos con las demostraciones de habilidades que nos parecen por encima de lo normal. Y probablemente porque tendría que esperar una próxima visita del hipnotista que estuvo recientemente en Panamá por aproximadamente un mes.
Con su pelo largo y negro, su sonrisa fresca y su mirada franca, Leonardo del Pozo, el joven Tusam dice enfáticamente, como para despejar cualquier duda al respecto: ‘No soy mago porque no hago trucos’. Enfundado en un jean gris oscuro, una camiseta negra y un saco también negro con ribetes dorados en las mangas y sin mayores pretensiones, se arrellana cómodamente en una butaca del pequeño recibidor de su habitación de hotel y aclara a continuación que es hipnotizador, ‘aunque esa definición no abarque todo mi trabajo’, dice. ‘Nunca he hecho magia, así como tampoco he hecho carpintería o plomería’, insiste Leo, como le llama su asistente. ‘Y que me llamen mago o ilusionista es como si me llamaran ingeniero aeroespacial, que no lo soy tampoco’, sentencia.
Establece desde un principio su distancia con famosos magos o escapistas como el francés Eugen Robert - Houdin o el americano Harry Houdini por ejemplo, aclarando que ‘ellos se meten en lugares para escapar y yo me meto allí para aguantar’. Y hace así referencia a demostraciones públicas que ha realizado como encerrarse en una cápsula plástica herméticamente cerrada y sin respirar hasta por algo más de 6 minutos o su permanencia de 24 horas a 10 grados bajo cero encerrado en otra cápsula frente al Obelisco de la ciudad de Buenos Aires.
Leonardo convivió con la hipnosis, el control mental y el control orgánico – prácticas realizadas por su progenitor – casi desde que nació en agosto de 1973. Hijo del argentino Juan José del Pozo, el original y famoso Tu Sam que hubiese tenido hoy 77 años de no haber fallecido víctima de una afección cardíaca en 1999, Leo empezó a demostrar que tenía la misma predisposición que el padre desde muy temprano. ‘Mi padre se dio cuenta. A los 4 años jugando con otros chicos ya aguantaba 3 minutos bajo el agua’, relata. Y fue entonces cuando su padre empezó a promover el desarrollo de sus habilidades.
Ambos, padre e hijo nacieron con las mismas potencialidades. Pero la historia de su padre fue diferente debido a la época en la que nació. ‘Existe un gran abismo entre su desarrollo y el mío’, relata Leonardo. ‘En aquel entonces – 1939 – cuando mi padre tenía 6 años y empezó a mostrar sus habilidades lo llevaron al médico’, dice riéndose. Y precisamente por el apoyo de Tu Sam padre, Tusam hijo pudo empezar a trabajar profesionalmente a los 9 años en el espectáculo paterno. A los 11 años se presentó en la televisión en Punta del Este y a los 14 ya manejaba su propio espectáculo dentro del que tenía su padre.
De aquellos años son sus mejores recuerdos. ‘El poder laburar y tener a mi padre al costado, estaba bueno’, dice con algo de melancolía y tocándose el mentón con la mano, quizás recordando una ausente caricia paterna. ‘O verlo entre el público, también era bueno’, agrega este chico que se muestra como otro cualquiera al recordar que en su adolescencia solía recurrir a sus habilidades especiales para congraciarse con las chicas de su edad. ‘Uno hace lo que puede ¿no?’, dice riéndose de su travesura.
TUSAM Y EL PÚBLICO
‘No es como ser un cantante y esperar que a la gente le guste el tema’, explica Leo al hablar de lo que hace. ‘Yo doy un mensaje y lo escucha quien lo quiere escuchar’, agrega y lo resume con la siguiente frase ‘Todos tenemos más fuerza de la que creemos’. Y al igual que su padre, o más bien, por su influjo Leo es un convencido de que gracias a la hipnosis el ser humano puede mejorar su calidad de vida.
Por eso es que su trabajo se ejecuta en dos áreas. Una es la del entretenimiento que tiene que ver con los espectáculos públicos en los cuales hipnotiza desde voluntarios individuales hasta audiencias completas, pasando por animales domésticos y salvajes, en cuyos casos se llama fascinación en vez de hipnosis. Igualmente se encierra en compartimientos herméticos sin respirar por varios minutos, es capaz de bajar sus pulsaciones o enciende bombillos con una carga eléctrica que pasa por su cuerpo. En estas ocasiones sus presentaciones están complementadas con coreografías y artistas de distintos géneros.
Su prueba extrema fue ‘El desafío del hielo’ en el décimo aniversario de la muerte de su padre, el año pasado, cuando pudo permanecer 24 horas en una cápsula a 10 grados bajo cero, ‘solamente bajando mis pulsaciones a 20 por minuto y no estaba planeado’, dice Tusam. Para conseguir esto, explica el hipnotista, se imagina que tiene su corazón en la mano y lo va apretando y controlando las palpitaciones.
La otra es la de la salud. La hipnosis se ha aplicado en la medicina, especialmente como anestesia, en ciertas intervenciones quirúrgicas como las dentales, en casos en los que no se pueden utilizar químicos y también en determinados procedimientos psicoterapéutico como para dejar de fumar, control de sobrepeso y en el tratamiento de enfermedades dermatológicas. Tusam también se ha especializado en utilizar la hipnosis para tratar problemas como el sobrepeso y el cigarrillo. ‘Mi padre fue uno de los primeros en usar esta técnica para dejar de fumar’, comenta Leo.
El estado hipnótico que, según Leonardo, es ‘un estado de concentración focalizado en el que la persona está más despierta que nunca’ y en el que es más vulnerable a la sugestión, le permite trabajar con los individuos para ayudarles a adelgazar, dejar de fumar, combatir el sobrepeso, armonizar la mente y potenciar ciertas áreas del desarrollo personal que ayudarán a hacer más óptimo su rendimiento a nivel laboral y profesional.
Leonardo, Tusam el hipnotista, cuya permanencia por 24 horas a 10 grados bajo cero ha sido puesta en duda por un médico argentino y que tampoco fue capaz de hipnotizar, en el aire, al presentador de televisión panameño, Álvaro Alvarado, reconoce que la hipnosis no es infalible, porque si alguien no quiere ser hipnotizado no será posible hacerlo. Y asegura que no es suficiente tener habilidades innatas, es necesario complementarlas con mucho trabajo, disciplina, una vida bien llevada, buena alimentación, ejercicio y como en su caso, de un buen equipo de apoyo, entre médicos, quinesiólogos y asistentes especializados.
Al mismo tiempo declara enfáticamente su escepticismo sobre quienes afirman tener poderes sobrenaturales. ‘No creo en esos chantas que dicen que pueden curar un cáncer por ejemplo’, dice Leonardo.
Pero en definitiva, como diría cualquier joven lo que más ansía Leonardo del Pozo, Tusam, ‘es pasarla bien, porque al final eso es lo único que nos podemos llevar’. Y eso ‘nos lo podemos fabricar, simplemente evitando que lo externo nos invada’, finaliza con convicción.