Ideales firmes que tienen como objetivo, un mundo mejor

Actualizado
  • 22/10/2016 02:00
Creado
  • 22/10/2016 02:00
Premios Princesa de Asturias

El rey Felipe VI entregó ayer los Premios Princesa de Asturias durante un acto en el que destacó la importancia de la concordia y de unos ideales firmes que tengan como objetivo un mundo mejor.

Los galardonados individuales de este año fueron el fotoperiodista James Nachtwey (Comunicación y Humanidades), la historiadora Mary Beard (Ciencias Sociales), el ingeniero Hugh Herr (Investigación Científica y Técnica), el triatleta español Javier Gómez Noya (Deportes), el escritor Richard Ford (Letras), la actriz española Núria Espert (Artes).

Como entidades fueron premiadas la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático y del Acuerdo de París (Cooperación) y Aldeas Infantiles SOS (Concordia).

En su discurso en la ceremonia de entrega de los Premios, celebrada en un teatro de Oviedo (norte), Felipe VI apeló al ejemplo de los galardonados para recordar que ‘no hay ninguna obra científica, política, social o artística que no haya surgido por unos ideales firmes y sólidos'.

Tras reseñar los méritos de los premiados este año en cada una de las ocho categorías, el monarca elogió a todos ellos por ser ‘la representación más alta y brillante' de ‘ese anhelo por hacer un mundo mejor donde prevalezcan la concordia, el respeto y la solidaridad'.

Felipe de Borbón llamó la atención sobre el valor de la cultura y animó a buscar inspiración en la figura de Don Quijote para afirmar: ‘La cultura enriquece siempre la convivencia, alimenta los más altos valores del espíritu, ennoblece los sentimientos de las personas y nos ayuda a convivir con la mayor dignidad'.

Este es el segundo año que los galardones se entregan bajo el nombre de Princesa de Asturias, de acuerdo al título de la actual heredera de la Corona española, la princesa Leonor, que no los entrega personalmente por su edad, diez años. Cada premiado recibe un diploma, una dotación en metálico de 50.000 euros (54.896 dólares al cambio actual) una escultura de Joan Miró y una insignia.

Felipe VI, que intervino por primera vez en este mismo escenario en 1981 cerró este evento con un discurso, que está considerado el más personal de los que pronuncia cada año.

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