La monarquía naso

Actualizado
  • 07/08/2011 02:00
Creado
  • 07/08/2011 02:00
Desde Changuinola, un breve recorrido por carretera lleva a los viajeros hasta el puerto de El Silencio. Un cayuco monóxilo tradicional...

Desde Changuinola, un breve recorrido por carretera lleva a los viajeros hasta el puerto de El Silencio. Un cayuco monóxilo tradicional, hecho con laurel, los está esperando y de pronto se encuentran inmersos en los recodos del río Teribe. El joven naso que va en la proa maniobra ágilmente con la pértiga, esquivando rocas, mostrando al piloto el camino acuático por el que la canoa se desliza entre muros verdes de selva impenetrable y aguas turbulentas que pugnan por entrar dentro del bote.

Térebes, tervis, tejves, térrebes o térrabas. De todas estas formas pueden encontrarse en las crónicas las referencias al pueblo naso o tjër-di. Su área territorial tradicional abarca gran parte de las cuencas de los ríos Teribe y San San. Los nasos son, según el último censo de la Contraloría General de la República, en el 2010, unos 4 mil 046 en todo el país. Se reparten en doce comunidades en las márgenes del rio Teribe, y en la ciudad de Changuinola, en la provincia de Bocas del Toro, donde se calcula que hay mil.

Los nasos tuvieron una gran tradición guerrera y los enfrentamientos con las otras etnias indígenas fueron constantes durante siglos, al igual que la resistencia que mantuvieron contra los españoles. Ni la confrontación directa, ni la labor evangelizadora que durante mucho tiempo trataron de llevar a cabo los misioneros, ni los múltiples intentos de traslado de pequeños grupos hacia el sur, dieron un resultado pacificador. En 1695 un grupo de indios teribes fue enviado a la región de Boruca, al suroeste de Costa Rica, y fundaron allí el pueblo de San Francisco de Térraba. Los traslados fueron reiterados y en 1702 las autoridades pretendieron mover a todos para acabar con los enfrentamiento.

EL REY ELEGIDO

Tradicionalmente, los tjër-di, son regidos por un rey. Sólo podían acceder al trono los hombres de una determinada línea de sangre y el puesto era vitalicio. Cuando el rey moría, la corona recaía sobre el mayor de los hermanos vivos. Si se extinguía la dinastía fraterna, se reunían los varones casados de la tribu para elegir a un nuevo rey, dentro de los familiares masculinos de sangre real.

Según leemos en Reina Torres de Araúz, este rey debía ser el mejor guerrero, el que más enemigos hubiera matado, el que, como cuenta Orlando Roberts en el siglo XIX, más cráneos de enemigos tuviera decorando su choza, o más alfileres tuviera clavados en los labios.

El carácter belicoso ha desaparecido hoy en día y los reyes naso son ahora una figura regente, un conciliador de las tradiciones con la modernidad. Las elecciones también cambiaron: en el siglo pasado, por primera vez una mujer, Rufina Santana, fue elegida como reina. La democracia está permeando en tradiciones arraigadas. Hoy en día, los reyes deben pertenecer a la familia Santana, pero la corona no recae directamente en el hermano mayor, sino en aquel que los nasos crean que mejor los representará. Cada decisión del Rey tiene que ser aceptada por el Consejo General, cuyos miembros son igualmente elegidos por votación.

El pueblo donde se encuentra el Palacio Real es Sieyick, a dos horas de viaje por el río. Cerca del palacio del rey todavía existe la estructura de un centro de entrenamiento militar instalado allí por Manuel Antonio Noriega. Hubo durante años un pequeño destacamento de soldados. Hoy en día está abandonado. Hay un centro de salud cerrado a cal y canto que no cuenta ni con médico de planta, ni siquiera con una enfermera, y mucho menos con insumos básicos. Cualquier accidente que ocurra, una enfermedad repentina, una picadura de culebra o un parto complicado, debe ser resuelto en Changuinola, trasladando al enfermo en cayuco río abajo. También hay una escuela, que, como el resto de la comunidad no tiene luz eléctrica.

CONFLICTOS DE PODER

En la comunidad de Sieyick, en la sede del Consejo General naso y del Palacio Real, el pasado 10 de julio se convocó un referéndum para acabar con una situación que durante meses ha minado la estructura social y política de la comunidad dejándolos en una acefalia política de facto. El rey actual, Tito Santana, que es la autoridad tradicional reconocida por el gobierno central, no era aceptado por la gran mayoría de los naso. Cuando fue elegido hubo sospechas de la injerencia del Tribunal Electoral en dicha elección ya que era el que apoyaba ciertos proyectos de estado en la zona. Tito Santana es ahora acusado de entregar parte del territorio tjër-di a los proyectos hidroeléctricos, mientras se ha olvidado de luchar por la principal aspiración naso: la creación de una comarca propia, ya que son, junto con los bri-bris, los únicos grupos indígenas panameños que no cuentan con su territorio. Muchos naso pensaban que no estaba velando por los intereses del pueblo y lo acusan de venderse a los intereses foráneos. Los integrantes de las otras familias, como los Gamarra, los Vargas, Sánchez y Durán, reconocen, desde hace tiempo la autoridad de Valentín Santana. Rey ‘de facto’ que decidió renunciar a presentarse y poner su título a disposición para que Alexis Santana, más joven, se lance como futuro candidato en la próxima contienda electoral.

Después de años de conflictos de poder, el pueblo naso se reunió por fin en una Asamblea General Extraordinaria, la marea de cayucos sobre la ribera del Teribe en Sieyick inició desde temprano. Unas dos mil quinientas personas llegaron desde cada una de las doce comunidades que conforman el territorio Naso.

Las papeletas, verde para apoyar esta elección, blanco para negarse a elegir un nuevo rey, eran el reflejo de las dos corrientes que permean la vida política naso desde hace ya demasiado tiempo, los que apoyan a Tito Santana y desean dejar todo como está, y los que reclaman un cambio de poderes. El verde resultó ser un tsunami de papeletas que arrasó las urnas.

A pesar de haber tenido un sesenta por ciento de abstención, el 82% de los asistentes votaron a favor de un proceso electoral que se celebrará el próximo 28 de agosto, y en el que se elegirá un nuevo Rey, entre varios candidatos de la familia Santana. El Naso es el único pueblo originario de América Latina que mantiene la figura de un Rey como máxima autoridad y representación tradicional: ‘Sólo nosotros, además, estamos en un proceso en donde tratamos de reconstruir nuestros órganos de gobernabilidad originaria, que actualmente están muy desgastados por una lucha contra los megaproyectos y el avance de la frontera agraria’, dijo el integrante naso Eliseo Vargas.

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