• 01/03/2020 06:00

Pandemónium

Pandemonio. Todos los demonios. Todos andan arrebatados y sobrevolando nuestra calma. Y al parecer se aliaron con los cuatro jinetes del Apocalipsis que Juanito vio en medio de su alucinación, cuando Jesús abre los primeros cuatro sellos de los siete que tiene el pergamino que sostiene Yahvé en la mano derecha y libera a la Conquista, la Guerra, el Hambre y la Muerte.

Pandemonio. Todos los demonios. Todos andan arrebatados y sobrevolando nuestra calma. Y al parecer se aliaron con los cuatro jinetes del Apocalipsis que Juanito vio en medio de su alucinación, cuando Jesús abre los primeros cuatro sellos de los siete que tiene el pergamino que sostiene Yahvé en la mano derecha y libera a la Conquista, la Guerra, el Hambre y la Muerte. (Ap. 5-6).

Eso es lo que es el mundo en este momento, un pandemonio. Con todo el mundo cacareando a la vez, y sin escuchar a los que saben. Todos histéricos, una piara de cerdos endemoniados que se dirigen de cabeza al precipicio, para seguir con las metáforas bíblicas, todo muy ad hoc, para encajar con el fin del mundo. A ver, recapacitemos, señores, que para algo nos pusieron los dioses la cabeza sobre los hombros.

Tras una búsqueda rápida podemos ver que se han registrado decenas de pandemias en la historia de la humanidad. Ojo, ¿se dan ustedes cuenta de que he escrito 'historia' y 'registrado'? Y lo resalto para que se den cuenta de que seguramente ha habido cientos de epidemias más que nunca se han registrado. Bien, no nos fijemos ahora en la peste ni en la plaga. No voy a hablar aquí ni de la viruela ni del sarampión ni del dengue, la malaria, la fiebre amarilla o el sida. Tampoco voy a señalar los millones de muertos por el cólera o el ébola. Solo voy a reseñar rápidamente las epidemias de gripe. Gripe. ¿Vale? Vamos a ello: 1889-1890, la gripe rusa; 1918-1919: la española; 1957-1958: la asiática; 1968-1969: la gripe de Hong Kong; 2003: epidemia de SARS; 2005: gripe aviar; 2009-2010: la gripe A (H1N1); 2012-2015: la epidemia del síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio. Y en 2020 tenemos al CODVID-19.

Cada vez que la muerte decide matar al por mayor en lugar de hacerlo al menudeo saltan las alarmas, empiezan los agoreros y se convoca el Ragnarök. Nadie hace caso a los que explican que no es ni más ni menos que una gripe. ¿La gente se muere de gripe? Sí. Pero, en realidad, si nos paramos a pensarlo, la gente se muere mucho, todos los días y por diferentes causas.

El único requisito que tenemos que cumplir los que vamos a morir es estar vivos. ¿Quiere decir eso que no debemos tomar precauciones? Desde luego que no es eso lo que quiere decir. Quiere decir que debemos sacar a pasear el sentido común, al cual le viene muy bien orearse de vez en cuando y ejercitarse para que no se oxide.

¿Cuáles son los requerimientos básicos para no contagiar o contagiarse de gripe? Quedarse en casa al primer síntoma. (En casa, palurdos, no se hagan los mártires yendo a trabajar para que todos sepamos lo abnegados que son). Ir al médico. Sonarse los mocos en pañuelos desechables ¡y desecharlos después! Cubrirse la boca y la nariz al estornudar (no sean ustedes cerdúpedos nunca en ninguna ocasión). Reposo, y cumplir las recomendaciones del doctor.

¿Qué aún así morirán algunos? Pues sí, miren, qué le vamos a hacer. También mueren niños de hambre a unos cientos de kilómetros de sus casas y no se ponen tan pesaditos. A ver si nos vamos calmando, que la Muerte tiene guadaña para todos.

Pero exacerbar la xenofobia, alentar el fanatismo y abanicar la teoría del castigo divino por los pecados (o por los pecados de los padres, que ya hay que ser hijueputa para matar a un bebé que aún no ha tenido tiempo de pecar), es ser un cabrón sin escrúpulos y sin cerebro.

Columnista
Lo Nuevo
comments powered by Disqus