El primer paso de una aventura hacia el viejo mundo

Actualizado
  • 13/07/2015 02:01
Creado
  • 13/07/2015 02:01
La influencia rusa era grande, no solo políticamente sino culturalmente

Fue un 22 de septiembre de 1960 cuando pisó por primera vez la tierra de León Tolstoi. Formaba parte de los primeros panameños que llegaban a cursar en la Universidad de la Amistad de los Pueblos. Aunque ya antes había existido presencia canalera en tierras rusas, la historia de Fábrega era diferente. Sus pasos eran el inicio de camino de una migración especial, aquella que se abrió a partir de las oportunidades para jóvenes de escasos recursos en países latinoamericanos, africanos, asiáticos y árabes, para estudiar en la Unión Soviética. Pero Fábrega no era ajeno a la atmósfera de revolución. Con tan solo 19 años había formado parte del alzamiento de Cerro Tute .

‘Recuerdo que leí en un diario de la localidad, que se inauguraba la Universidad de La Amistad de los Pueblos y que se abrirían las becas para latinoamericanos. Interesado, fui a consultarle a Álvaro Menéndez Franco, con quien había trabajado muy de cerca en su campaña electoral para llegar al cargo de alcalde del distrito capital', dice. Lo rodean cuadros pintados por su esposa rusa panameña, Valentina, estatuillas de El Quijote, fotos de Floyd Britton, Omar Torrijos, y cuadros de su amigo y compañero de luchas, Carlos Francisco Changmarín.

‘Recibí una carta donde se me pedía que estuviera en Moscú el 1 de septiembre para realizar exámenes de admisión, el problema es que para ese entonces era 15 de septiembre', añade. La carta había llegado tarde. Fue Menéndez Franco quien lo acompañó a la KLM que quedaba en la antigua Avenida 4 de julio para hablar con la secretaria —cree Fábrega— holandesa. Ella les hizo el favor de comunicarse por telefax con la KLM de Moscú y estos con la universidad, quienes confirmaron le enviarían un pasaje para asegurar su llegada. ‘Eran otros tiempos, no como hoy que casi todo se hace en tiempo real', explica entre risas.

Así, de Cerro Tute a la capital, de allí a Ámsterdam y, por último, a Moscú. Y sonriente. ‘Yo estaba feliz, tenía una oportunidad de estudiar una carrera que no podía en Panamá. Para ese entonces el ingreso a medicina era muy complicado, solo se graduaban 15 médicos por año de la Universidad de Panamá'. Un número —asegura— ínfimo si tomamos en cuenta que para 1958, ya habíamos llegado a las siete cifras de habitantes con el nacimiento de Cándido Aizprúa. El niño millón.

Casi adolescente y solo junto a su amigo Rolando Jaramillo, quien luego se convertiría en el primer decano de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Panamá, llegó este panameño a las tierras del padre de la literatura rusa, Alexander Sergeyevich Pushkin. Sería una década marcada por la guerra fría, el conflicto en Vietnam, movimientos revolucionarios en América Latina y el asesinato de líderes libertarios como el congolés Patricio Lumumba, nombre que llevó la Universidad de la Amistad de los Pueblos a partir del 22 de febrero de 1961, en honor al líder anticolonialista y nacionalista del Congo, que encabezó la lucha contra el yugo del imperio Belga y llegó a ser primer ministro de su país.

Pero la Universidad de la Amistad de los Pueblos (UAP) había sido fundada antes, el 5 de febrero de 1960 por decisión del Gobierno de la Unión Soviética que, en su campaña de reducción del ejército rojo, convirtieron una inmensa instalación militar en una sede de saberes que albergó a miles de latinoamericanos, africanos, árabes y asiáticos desde que abrió sus puertas.

Su primer rector fue Serguéi Rumiántsev, hombre emérito de Ciencia y Técnica de la RSFS de Rusia, doctor en ciencias técnicas. Fue en 1960 cuando empezaron las clases de ruso para estudiantes extranjeros en la facultad preparatoria, las mismas que tomó Fábrega junto a Jaramillo, Pablo Marcial Armuelles, Pedro Regalado Acuña, Marco Carrillo, Néstor Ríos y, más tarde, Rodolfo Murgas Torraza. Ellos, entre miles, se fueron sumando a la historia de la casa de estudios para el 1 de septiembre de 1961 y, ya con una matrícula nutrida, se inauguraron las seis facultades principales de la Universidad: ingeniería, historia y filosofía, medicina, agricultura, ciencias físico-matemáticas y naturales, economía y derecho. Para 1964 la universidad llegó a ser miembro de la Asociación Internacional de Universidades.

En 1965 los primeros 288 especialistas, jóvenes de 47 latitudes, recibieron sus títulos profesionales. Los panameños pudieron ser parte de aquella historia gracias a las nutridas relaciones de Panamá y la Unión Soviética durante esos años. A partir de la década de los 70, con el liderazgo en términos nacionales e internacionales del general Omar Torrijos, se incrementó el número de istmeños que pisaban tierras en ese entonces soviéticas.

‘Durante un tiempo Panamá llegó a enviar hasta 150 jóvenes anualmente a estudiar al campo soviético. Ese número incluía a mi Alma Matter, así como otras universidades dentro de los 17 estados que conformaban la URSS', detalla Fábrega.

LA RETROALIMENTACIÓN

En 1966 el maestro Augusto Fábrega D. regresó a Panamá con su esposa Valentina, su hija Adrianacon, y un título de médico, más un año de residencia en cirugía, la que continuó en el Hospital Santo Tomás, en David y en Tolé.

Ni bien llegó, junto a su esposa Valentina Labutina de Fábrega se pusieron inmediatamente al servicio de Panamá. Él, médico. Ella, enfermera. Se ofrecían ante cada crisis. ‘Para 1970 fui parte del equipo de asistencia médica que envió el Dr. José Renán Esquivel para ayudar en las inundaciones en Bocas del Toro', cuenta.

Augusto Fábrega, además de médico y maestro, es un fiel admirador del personaje de Miguel de Cervantes Saavedra, ‘El Quijote' y dice, ‘su personaje representa desde mi infancia aquella lucha por el bienestar de los desposeídos. Quizás por eso durante toda mi vida he tratado de servir a mi país y a los más necesitados'.

Gracias a la oportunidad que le dieron en la Universidad de la Amistad de los Pueblos —agrega— pudo servirle como médico al prójimo y a su patria. Una tarea en la que lo acompañó su esposa Valentina. ‘Recuerdo que para los años 70 el general Omar Torrijos y el entonces Ministro de Salud, José Renán Esquivel, enviaron una comitiva de apoyo médico para las víctimas del terremoto. Allí me tocó atender a una parturienta entre las réplicas del sismo. El niño nació sano y su madre le puso Omar, en honor al General Torrijos', recuerda.

Esa migración significó un aporte a sus conocimientos individuales y una acumulación cultural entre Panamá y Rusia, que dejó en territorio nacional a miles de profesionales con carreras vanguardistas para la época.

No en vano Fábrega fue premiado en el año 2007 por el Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, con la Medalla Pushkin por su aporte a la difusión del idioma ruso y el desarrollo de las relaciones culturales entre Panamá y Rusia.

En sus palabras, explica que el conocimiento del idioma ruso le permitió hacerse médico, ampliar sus trabajos literarios y actualmente ser miembro de la Unión de Escritores de Rusia y de la Federación Internacional de Escritores en Idioma Ruso.

La influencia rusa era grande, no solo políticamente sino culturalmente. Durante los primeros años del siglo XXI existieron por breves periodos dos medios de comunicación dirigidos por Valeriu Gaichuk, estos fueron: ‘Vremia Novostei' (Tiempo de Noticias), periódico socio-político de la diáspora rusoparlante en Panamá y en los países de América Central, y un Canal de Televisión que trasmitía en idioma ruso desde Panamá para toda América Latina.

‘A grosso modo, en nuestro país, entre los profesionales panameños egresados de centros de enseñanza superior de la desaparecida Unión Soviética y la Federación de Rusia, las y los cónyuges soviéticos y rusos de estos egresados, y sus descendientes y los rusos que se encuentran en nuestro país por razones de trabajo y de turismo y sus descendientes, estimo que debemos haber en Panamá al menos dos mil personas o algo más de rusoparlantes. La realización de un censo de los rusoparlantes en Panamá es una tarea pendiente', señala Fábrega.

Su manejo del idioma ruso, entre otros factores, lo convirtió en el año 2005 hasta el 2009 en el primer embajador rusoparlante de la República de Panamá ante la Federación de Rusia. En Belarus, Moldova y Georgia fue embajador alterno. Con la caída del polo soviético y la unipolaridad rigiendo el planeta, las becas de Rusia hacia el mundo mermaron a partir de los años 90. Moscú sigue siendo una capital cultural demoledora, pero muy costosa.

Maestro, médico, escritor y con una decena de condecoraciones a nivel nacional e internacional, Fábrega mantiene indeleble los recuerdos de aquellos años, de la cultura que le abrió las puertas y que lo hizo conocer el amor, el sacrificio. Hoy enaltece a Panamá como médico, docente y escritor, llevando —esta vez en el alma— la bandera que ondeó al llegar a Rusia en aquel otoño de 1960. Y pensar que todo comenzó con una oportunidad en forma de carta.

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‘‘Yo estaba feliz, tenía una oportunidad de estudiar una carrera que no podía en Panamá. Para ese entonces el ingreso a medicina era muy complicado, solo se graduaban 15 médicos por año de la Universidad de Panamá'.

AUGUSTO FÁBREGA

MAESTRO, MÉDICO Y ESCRITOR

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HOMENAJE Y OBRA

El nombre de Augusto Fábrega D. aparece al lado del de su esposa Valentina de Fábrega en una placa de mármol colocada por la Unión Internacional de las Organizaciones de Beneficencia Mundo de Bondad ‘Mir Dobra', como un reconocimiento a los esposos Fábrega Labutina por su contribución al fortalecimiento de las relaciones entre la República de Panamá y la Federación de Rusia. Año 2009. La placa está ubicada en un extenso y concurrido parque moscovita llamado Maryino, en la región sur este de la capital rusa.

Ha publicado en Moscú (en idioma ruso) los folletos: ‘Panamá, Región soleada entre dos Océanos', año 2006; ‘Información Sobre la República de Panamá para los Empresarios Rusos', año 2007; ‘Ecoturistas, Panamá les Espera', año 2007; y el poemario 'Bendito sea el Don de la Palabra', año 2007.

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