El presidente Mulino cuestiona lo poco enérgicas que son las medidas cautelares de los jueces de garantías
- 18/09/2011 00:00
El arte tiene a prosperar frente a las situaciones más adversas. Así lo ha demostrado el escritor mexicano Juan Manuel Villalobos al escribir su primera novela, titulada La vida frágil de Annette Blanche, de Juan Manuel Villalobos. La obra nació a raíz de un desengaño profesional de su autor, que como periodista fue contratado, sin saberlo para trabajar con cámara oculta para una productora de televisión en España.
El novelista conversó con Facetas acerca de este libro, que fue publicada años atrás bajo el sello de la editorial Losada.
EN TU NOVELA EL PROTAGONISTA JUAN AFIRMA QUE NO TIENE MAPAS. PERO ÉL HACE UNA PERFECTA CARTOGRAFÍA DE SU UNIVERSO, ¿NO ES CIERTO?
El protagonista no tiene una ruta; con lo que le depara la vida, se va construyendo una ruta; va reconociendo una cartografía: la del desamparo, la del desencanto; pero es gracias a ese mapa, a esa construcción, que encontrará el sentido de muchas cosas de las que se cree falto; digamos, de su pasado; de sus ausencias y carencias.
JUAN, A PESAR DE HABER NACIDO EN EL CARIBE MEXICANO, ESTÁ MUY LEJOS DE BRINDARNOS UN MUNDO MÁGICO. ÉL HABLA DE ‘TRISTE MODERNIDAD’. ¿QUÉ QUIERE DECIR?
En el contexto de la novela, se refiere a cómo la modernidad, las costumbres citadinas, de las grandes megalópolis, invaden a los pueblos. Hay un momento que el protagonista repara en cómo nuestra vida está llena de pantallas: en los autobuses, en los aeropuertos, en los aviones, en las farmacias, en la calle, todo está contaminado de pantallas y voces exteriores. No dejan opción a la elección: está ahí, y hay que verlas, oírlas. Se habla mucho de la contaminación ambiental, de la contaminación acústica, pero casi nada de la contaminación visual. Ya no se puede ir a un café, tranquilo, en donde no esté la televisión encendida. Ya no se puede pasear en la calle sin que interrumpa el paseo un letrero electrónico que informa del último atentado en no sé donde.
‘Etranger de Merde’, ‘extranjero de mierda’, escucha Juan en Francia y en España. ¿Es esta la lectura que hace Juan de Europa por su condición de ser extranjero?
No necesariamente; sí, es la manera más extrema con la que cualquiera preserva su territorio; con la que cualquiera quiere ‘defenderlo’; es la forma con la que la gente aísla a los otros. Es la manera más extrema para mostrar que tú y yo no somos iguales, pero no es del todo la lectura que el protagonista tiene de Europa; muy al contrario: en un momento, se pasea por la plaza de Colón, en Madrid, y reconoce que ahí podría haber una bandera de otro país, del ‘suyo’, o de otro ‘extranjero’, justo cuando antes, después de ser despedido y de que un viejo portero le pregunta si volverá a su país, él responde: no, mi país es este.
EL ESCRITOR ESTRELLA/BEST SELLER EN LA FIGURA DE PIERRE BIGNON. ¿NO REPRESENTA ÉSTE LA ESTAFA DEL MUNDO LITERARIO CONTEMPORÁNEO COMO FIGURA MEDIÁTICA?
Sin lugar a dudas; cuando se conoce cómo funciona el mercado de los libros, cómo los escritores, buenos y malos, se han convertido en estrellas del pop o, cómo, en todo caso, se les quiere hacer pasar por tales, entonces la literatura, que no es otra cosa que el mundo de las ideas, de las sensaciones, de los sentimientos, pierde su razón de ser. La lectura es un acto íntimo, como lo es la escritura; cuando se le quiere hacer pasar por un acto masivo, y se le vende como se vendería un automóvil o un paquete de cigarros, entonces hemos perdido el sentido de una actividad que ha sido durante siglos, sagrada, casi privada.