René De Obaldía y las obras que marcaron su carrera en las letras

Actualizado
  • 31/01/2022 00:00
Creado
  • 31/01/2022 00:00
El poeta y dramaturgo de raíces panameñas, nacido en Hong Kong y criado en Francia, falleció el pasado 27 de enero a los 103 años. Aún así, deja en la tela de la literatura, un gran baúl de obras, experiencias y enseñanzas
De Obaldía era descendiente del segundo presidente de Panamá José Domingo de Obaldía, y residía en Francia.

“Pronto, me voy a marchar. Sí, desaparecer de este planeta”, es como comienza una de las últimas cartas que dejó el escritor, poeta y dramaturgo francés, René De Obaldía (Hong Kong, 22 de octubre de 1918) antes de fallecer el pasado 27 de enero en París, Francia, a los 13 años. Continúa diciendo a sus lectores —sus Obaldianos, como les llamaba— que esta era una “perla rara”, citando a su obra, donde se encuentra este texto, Perlas de la Vida (Editorial Grasset, 2017), y dejando un proverbio bantú: “Mi amigo no está muerto, porque yo sigo vivo”.

En estas cortas palabras, De Obaldía deja un gran legado de su carrera y de la “larga y animada conversación” que fue su vida, según indicó en un tuit el miembro del Movimiento Independiente (MOVIN), Horacio Icaza. El escritor francés fue ampliamente reconocido en Francia por su poesía, y fuera de esta por sus obras teatrales que fueron traducidas al inglés y adaptadas en diversos países alrededor del mundo. “Había aportado ligereza al teatro de su tiempo y deleitado a sus contemporáneos con una fantasía que decía heredar de su ascendencia hispana”, comentó el diario francés Le Monde en un obituario.

De Obaldía fue conde en Francia, según destacó Le Monde, y también fue descendiente del segundo presidente de Panamá, José Domingo De Obaldía (1908-1910). De padre panameño, José Clemente de Obaldía, entonces cónsul de Panamá en esa antigua colonia británica, y madre francesa, Madeleine Peuvrel, el poeta fue galardonado numerosas veces y fue elegido miembro de la Academia Francesa en junio de 1999 con el asiento 22. Destacamos algunas de sus obras, escritas originalmente en francés, que marcaron su asunción en las letras y el escenario.

Du vent dans les branches de sassafras (1964)

Esta comedia en dos actos, parodia de un western americano de los años 1950, es la obra maestra de René de Obaldia. El estreno parisino tuvo lugar el 17 de febrero de 1965 en una puesta en escena de René Dupuy con Michel Simon en el papel principal. En 1981, cuando se revivió la obra, fue Jean Marais quien la interpretó, mientras que en 2016 fue el turno de François Berléand.

En la obra, se levanta el telón sobre un comedor con decoración sobria. La escena se desarrolla a principios del siglo XIX, en una casa familiar, ubicada en un rancho del estado de Kentucky, en el sureste de Estados Unidos. La familia Rockefeller son colonos británicos, pero sin dinero. El padre, John Emery, es el principal protagonista y quien deberán enfrentar los diversos líos que desarrollan en su hogar, la repentina demencia de su esposa Caroline, los embrollos amorosos en las vidas de sus tres hijos, y la condición social de su pueblo que afecta a su familia.

Exobiographie (1993)

En estas, sus memorias, De Obaldía utiliza el recurso de su vida como pretexto para llevarnos a una mirada más aguda sobre la incongruencia de la existencia, sobre la ilusión que vela la mayor parte de nuestras acciones y nuestros pensamientos. Al burlesque le sigue la tragedia y en casi 400 páginas derrama su sabiduría convertida en comedia. Con esta obra, De Obaldía recibe el premio Marcel Proust en 1994.

Les Richesses naturelles (1952)

Este es un libro sorprendentemente poco conocido, pero una obra maestra que ha permanecido así desde su primera publicación en 1952. Les Richesses naturelles suprime, como pocos libros han podido y han sabido hacer, los límites entre lo real y lo imaginario. “Lo surrealista, lo increíble, nacen de una secuencia simple y aparentemente banal de la narración”, escribe Christophe Dauphin para el blog de literatura francesa Les Hommes sans Epaules. Estas historias flash, poemas en prosa, siempre diferentes, es donde lo bizarro crea el contrapunto de humor, oscuro, feroz o jubiloso. Allí todo se sacrifica en beneficio de la invención verbal y los valores pisoteados: religiones, convenciones y códigos. “Este libro es querido para nosotros, como lo es para su autor, ya que pudo encomendarlo a Alain Breton que vino a recibirlo a su casa, para Les Hommes sans Epaules, poco antes del confinamiento de marzo de 2020”, comentó Dauphin.

Aunque muchas otras obras se mantienen en el conocimiento y apreciación de los “obaldianos”, el legado de De Obaldía se reconoce en muchos otros continentes, tras la partida de un escritor feroz e intencional.

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