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- 15/11/2020 00:00
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“Una reflexión sobre el concepto y la importancia del trabajo, la historia de los retos laborales y todas las situaciones que encarna lidiar con las empresas que apuntan al lucro sin poner atención en el elemento más importante, que es el ser humano”, así describe el poeta Genaro Villalaz su poemario Las sincronías de la memoria, que resultó ganador del Concurso Nacional premios IPEL 2020 organizado por el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral con el trabajo, en categoría poesía, que aborda el tema “Seguridad laboral, fundamento del trabajo decente”, enmarcado en la meta No. 8.8. de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que plantea la necesidad de “proteger los derechos laborales y promover un entorno de trabajo seguro para todos los trabajadores”.
Son 41 poemas en verso libre considerado por su autor, “un trabajo poético optimista, que luego de realizar un repaso a inquietudes y a veces angustias, termina con un discurso alentador y la alegría de que el porvenir será mejor para todos”.
El trabajo se elaboró en cuatro meses, además de un consecuente periodo de revisión y relecturas, hasta lograr el resultado final.
Para ello, claro está, Villalaz debió empaparse de la situación de los trabajadores en el mundo, y en especial en Panamá, y establecer una ruta de escritura con conclusiones propias.
Siempre me ha parecido que estos concursos con una temática definida imprimen un mayor reto, porque obligan al escritor a salir de su zona de comodidad, investigar y exigirse más para tratar de lograr un buen trabajo; y que hacen docencia en la medida que la institución que los promueva haga su parte para que sean conocidos, sobre todo por los sectores más comprometidos con estos temas.
“Las sincronías de la memori” se refiere a la coexistencia, simultaneidad o combinación de sucesos en periodos donde los trabajadores, sean obreros, empleados privados o públicos, han tenido que coexistir con diferentes injusticias, inquietudes y vicisitudes, y aún así, cumplir con sus tareas y obligaciones que han contribuido al desarrollo de un mejor país. Estos retos a través del desempeño laboral son el motor del desarrollo económico de la nación.
Me impulsó a participar la oportunidad de aportar mi punto de vista, mis propias reflexiones y mi esperanza de que las condiciones de los trabajadores sean mejores, y que la propia relación entre empleadores y trabajadores sea más cordial, comunicativa y colaboradora.
El enfoque utilizado tiene que ver con una experiencia propia. Observé a mi madre trabajar por décadas en las peores condiciones laborales y salariales, y aún con esos factores en contra, se levantaba todos los días con optimismo para regresar muy tarde al hogar a seguir cumpliendo con sus responsabilidades de padre y madre. Para un hijo, que al principio no comprende estas situaciones, y con los años se hace muchas preguntas, estos sacrificios quedan en la conciencia.
El verso libre lo dejo fluir y situaciones que parecen normales o transitorias, dependiendo del punto de vista, se modifican en su estructura para convertirlos en poemas con la profundidad que la inspiración permitió, pero depende más del ojo acucioso del lector, la posibilidad de que descubra los diferentes vericuetos donde la poesía lo puede llevar.
“El trabajo es una secuela de latidos en perfecta sincronía
donde los esfuerzos del hombre
se unen a los aullidos del mar,
a los fragmentos de la madre tierra,
a la voz que narra historias
atrapadas en la raíz del cordón umbilical
que nos une en el eco de las aguas...”
Como profesional he trabajado en consultorías relacionadas con el trabajo infantil, que es otro tema pendiente de resolver en este país, lo que me hizo buscar información de muchas fuentes, y como graduado con especialidad en recursos humanos, investigar las realidades del mercado laboral.
Al trabajar en el poemario, tuve que separar algunos momentos y transformarlos en poesía, lo que conlleva un esfuerzo adicional para los poetas que estamos acostumbrados a los temas libres y que la inspiración del momento es lo que utilizamos a la hora de participar en los concursos literarios.
La realidad es que Panamá tiene mejores condiciones para sus trabajadores que otros países, comenzando por el salario mínimo y que el Código de Trabajo aprobado en 1972, sigue siendo de los que mejores condiciones otorga. Nada es perfecto, habría que mirar el tema de la seguridad laboral que sigue siendo un tema donde hay que prestar más atención.
La situación para los trabajadores del país es muy difícil ante la situación de pandemia. Todavía existe una alta cantidad de trabajadores con contratos suspendidos, que desconocen cuándo serán llamados para regresar a sus puestos, el alto costo de la vida sigue sin importarle la cantidad de desempleados actuales y no se vislumbra una solución clara ante la crisis de salud pública que sigue afectando al país. Todos los sectores de productividad están afectados, por lo que son poco claras las opciones hasta que los niveles de la pandemia disminuyan. La situación de Europa, que ha tenido que regresar a la cuarentena, no es esperanzadora. La falta de una vacuna en tiempo oportuno no se visualiza, por lo menos en los próximos seis meses.
El Estado panameño tendrá que ser aún más creativo para encontrar fórmulas para disminuir los efectos negativos de esta crisis, y los propios trabajadores, aún más, para encontrar formas de sobrevivencia dignas y que no sigan desmejorando su calidad de vida.
Es un optimismo real que merece ser considerado, pero ante las condiciones económicas del país hay que ser conscientes de los sacrificios que todos los sectores tienen que hacer mientras se logre la recuperación de la economía nacional que ha sido seriamente afectada. Habría que revisar temas importantes como la seguridad laboral, mejorar los ambientes de trabajo, eliminar el trabajo infantil, salarios decentes e iguales según responsabilidades y género, además de la evaluación del desempeño que muchos bien evaluados no reciben incentivos por sus esfuerzos adicionales.
Es actualmente director de Cultura y Educación Ciudadana de la Alcaldía de Panamá; presidente del Consejo Nacional de Escritoras y Escritores de Panamá (Coneyep) del cual ha sido vicepresidente desde el año 2015 y miembro desde 2011, miembro de la Sociedad de Escritores y Autores de Panamá (SEA), de la Unión Nacional de Artistas de Panamá (Unap) y de la Red Crea de Cineastas y productores audiovisuales.
Fue director general (2009) y subdirector general (2004-2009) del Instituto Nacional de Cultura (Inac, hoy Ministerio de Cultura de Panamá).
Recibió el primer premio del Concurso Nacional a la Cultura Laboral, Premios IPEL en la categoría de poesía en 2015, el primer premio del Concurso Municipal de poesía “León A. Soto” Alcaldía de Panamá en 2008, el primer premio del Concurso Nacional de Poesía Joven Gustavo Batista Cedeño, Inac en 2001 y el primer premio del Concurso de poesía Demetrio Herrera Sevillano, Universidad de Panamá, en 1997, además de diferentes premios y menciones honoríficas en diferentes concursos literarios panameños. Ha recibido reconocimientos en diferentes concursos y premios literarios nacionales.
Ha publicado los libros “Baile de máscaras”, poesía; “La última campana”, cuentos, y en “En los agujeros del tiempo y otros tiempos”, poesía.