Teatro para tiempos de desesperanza

Actualizado
  • 23/04/2023 00:00
Creado
  • 23/04/2023 00:00
'Sonata para los ángeles rotos', ganadora del Premio Miró 2021 en la categoría Teatro, se estrenará el próximo martes, 25 de abril, en el Teatro Anita Villalaz. Su autora, la escritora panameña Consuelo Tomás, ha sido ganadora del Miró en otras tres ocasiones, en poesía y cuento (1994) y en novela (2009)
Una historia que se torna cercana y familiar, más allá de la edad que tenga el lector.

“Sonata para los ángeles rotos” es una obra de teatro que parece escrita para este tiempo post pandémico. Un tiempo en el que impera el individualismo y la precariedad laboral, y en el que parece haberse instalado la desesperación, aún cuando muchos pensamos que el miedo, la muerte y el dolor que produjo el COVID-19 desembocarían, necesariamente, en una mejor humanidad.

Las 21 escenas que componen la obra ganadora del Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró 2021, en su categoría teatro, son un rompecabezas que cuenta las cargas emocionales y la desesperanza de un grupo de jóvenes que intenta abrirse camino para estrellarse, una y otra vez, con un muro de desilusiones alimentadas por infancias que distan mucho de la noción utópica de la niñez.

Pero, aunque parezca un texto post pandémico, no lo es. De hecho su autora, la escritora panameña Consuelo Tomás, explicó que “Sonata para los ángeles rotos” empezó a escribirse hace algún tiempo, y poco después de haberla retomado cayó la pandemia y el encierro; un encierro que duró semanas y que Tomás aprovechó para escribir. “Todo ese periodo (de cuarentena) la seguí trabajando. De hecho, incurrí en el cliché de, en alguna de las escenas, ponerle tapabocas a los personajes, pero es porque yo estaba conmovida con todas las muertes y la situación”, añadió.

El resultado es una historia que se torna cercana y familiar, más allá de la edad que tenga el lector. Una historia que muestra a sus personajes con alas pero que, con frecuencia, caen de los cuerpos para terminar en medio de un escenario oscuro y vacío. Silencioso. Roto.

Escritora panameña Consuelo Tomás.

“Sonata para los ángeles rotos” se presentará este martes, 25 de abril, en una función única en el Teatro Anita Villalaz, a las 7:00 p.m. El elenco está formado por Omar Herrera, Esmeralda Rubí, Eduardo Ladrón de Guevara, Crystin Ubarte y Sebastián Phi, todos estudiantes de la Escuela de Teatro de la Universidad de Panamá.

Pitu Jaén, productora de la pieza, detalló que los ensayos empezaron en febrero, y que los jóvenes se han entregado a una experiencia formativa a cargo de la directora, Mariela Aragón, quien ha trabajado con ellos no solo en el desarrollo de sus respectivos personajes, sino también en otros elementos que los ayuden a mejorar sus cualidades actorales.

Para conocer un poco más el proceso de elaboración de la obra, conversamos con Consuelo Tomás:

No soy joven como los protagonistas de la obra, pero me sentí identificada con el tema de la falta de oportunidades y la precariedad laboral, tal vez porque tengo hijos que intentan abrirse camino. ¿En qué momento escribió la obra y por qué se enfocó en la juventud?

En realidad yo tenía varias obras o bocetos escritos, pero esta era la que me parecía menos abstracta. La obra viene de antes y es un proceso más elaborado que se nutre de conversaciones. Soy de las que escucha conversaciones en los buses, en los parques, y leo mucho el Twitter porque es una red social donde la gente dice de todo… Mucho de lo que se dice ahí es lo que realmente la gente está pensando, y hay mucha queja de los jóvenes en este tema de las oportunidades laborales, del futuro incierto, del sentirse agredido por los adultos. Pero no es una queja ñañeca, sino una queja dolorosa.

Me enfoqué en los jóvenes porque me preocupan. Si usted ve por ejemplo el caso de El Salvador, donde por tener tatuajes te pueden llevar preso… Nicaragua que está en un estado de no sé qué, donde te pueden quitar hasta la nacionalidad… Hay retrocesos en muchas conquistas logradas, ha desaparecido el movimiento estudiantil, los sindicatos. Entonces, quienes se insertan en el mercado laboral hoy día, sobre todo los artistas…

¿Cómo tú vas a querer ser artista en esta sociedad que es muy hostil a los temas del espíritu?

Algo que podemos hacer de forma saludable es mirar las realidades a la cara, tratar de analizarlas, entenderlas y tomar una posición y una acción, porque si no hay acción no pasa nada. Quienes hemos tenido oportunidad de desarrollar el pensamiento crítico, debemos poner los pájaros muertos sobre la mesa y ver qué pasa. En ese sentido, lo que puedo hacer es escribir y ver qué pasa con el público de este texto.

Usted ha ganado en la categoría de poesía, cuento y novela del Ricardo Miró, y ahora en teatro. Hace algunos años me dijo que también que estaba interesada en escribir un ensayo. ¿Sigue en pie ese proyecto?

Sigue pendiente. Lo que pasa es que el planteamiento textual del ensayo es diferente a todo lo que he hecho, es decir, tienes que escribir serio, sin tanta fantasía.

¿Y a usted le cuesta escribir “serio”?

Siempre se me va… No he desistido de escribir el ensayo y de ganarme el Miró en esa categoría, y cuando eso pase ya no vuelvo a participar (ríe).

Creo que salió primero el teatro porque en 2003 obtuve una mención con una obra muy bonita, “Evangelio según San Borges”, en la que trato el tema de la vejez. Para esta pieza necesito actores profesionales mayores, y entonces estoy esperando que algunos de aquí del patio envejezcan un poquito más para ver si me planteo montarla (sonríe).

“Evangelio según San Borges” es un contraste frente a “Sonata para los ángeles rotos”: en esta última los jóvenes no encuentran oportunidades; en la primera, a los protagonistas les cuesta plantearse un futuro. … “Evangelio según San Borges” es sobre el abandono, el olvido y el ninguneo.

Y usted, ¿siente que va hacia ese abandono? ¿Hacia ese olvido?

Bueno, tal vez no hacia un abandono total, pero es muy probable que ya sea un anacronismo. No me sé entender muy bien con el siglo XXI y todas sus cosas que van muy rápido… Con la banalidad, la descomposición, la deshumanización… A mí el avance tecnológico me parece una maravilla, pero no siento que se está usando para lo que se debería: se usa para contribuir con esa banalidad y esa deshumanización.

Lo que siento es que, en algún momento, ya no voy a ser una voz autorizada. Entonces me preparo.

¿Y cómo se prepara una para eso?

Callándose. Desapareciendo.

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