Más de 5.000 personas, según la policía, y alrededor de 10.000, según los sindicatos, se manifestaron este lunes en Bruselas para pedir a las autoridades...
- 05/09/2021 00:00
- 05/09/2021 00:00
Nuestro cerebro desarrolla creencias para poder hacer las cosas predecibles y simplificar su trabajo constantemente. A lo largo de nuestra vida, formamos creencias y con frecuencia estas no son elegidas conscientemente por nosotros.
Como mamá, me he descubierto educando a mis hijas, utilizando creencias con las cuales crecí, quizás las escuché de mis padres y muy probablemente ellos las recibieron de sus padres.
Esto no es necesariamente algo malo, cuando nuestras creencias nos permiten llegar a donde deseamos, nos empoderan. Algunas otras nos limitan, pueden dañar nuestros esfuerzos, por ejemplo, cuando impactan negativamente cosas que valoramos o que queremos lograr.
Al vivir inmersos en nuestras creencias, éstas se vuelven transparentes, invisibles y nos es difícil observarlas, más aún si ni siquiera tenemos consciencia de su existencia y de su impacto en nuestros resultados y en nuestra vida. Sin saberlo vivimos “esclavos” de esas creencias y vivimos en una transparencia que de alguna forma determina nuestras acciones, resultados, identidad, relaciones, etc.
Este fenómeno sucede también en las organizaciones, en donde la motivación, los resultados y el clima de los equipos y de la organización son determinados por las creencias con las cuales los colaboradores se relacionan y colaboran.
En el ámbito personal, algunos ejemplos de estas creencias pueden estar relacionadas con el dinero, la pareja, o nosotros mismos, por ejemplo: “no sirvo para emprender”, “es malo ser ambicioso”, “la vida es muy difícil”, “si eres buena persona, las cosas buenas te sucederán” o “solo trabajando duro lograras tus sueños”. Creencias como estas, determinan hasta cierto punto la forma de enfrentar la vida, el dinero, las relaciones o el trabajo.
En las organizaciones, las creencias predisponen el tipo de acciones que los equipos o colaboradores pueden tomar, lo cual determina el logro de los resultados. Por ejemplo, en empresas donde prevalece la creencia de que “aquí se cuida al colaborador”, probablemente existirán emociones de confianza y lealtad que benefician el reconocimiento, toma de decisiones y autonomía de los empleados. Cuando “lo único que importa es generar ganancias”, los equipos podrían enfocarse en ingresar ventas, minimizar costos, pero probablemente sin cuidar al cliente o a la calidad. ¿Qué tipo de comportamiento o clima podría generar la creencia de que “en esta empresa no se puede dar una opinión”?
Al tener un impacto tan grande, en nuestra vida y en las organizaciones, considero importante evaluar o auditar nuestras creencias, identificar aquellas que nos empoderan y eliminar o cambiar las que nos limitan.
Un primer paso para este ejercicio es tomar consciencia de su existencia, darnos cuenta de que están ahí es un paso determinante para poder trabajar en ellas.
Después podemos hacernos algunas preguntas que nos permitan identificar con más precisión algunas creencias. Esto lo podemos lograr observando nuestros resultados y preguntarnos ¿Qué me ha impedido o permitido alcanzar mis objetivos?
Finalmente, estas preguntas nos ayudan a darnos cuenta si son aún validas, útiles y si nos empoderan o limitan. Tal vez fueron útiles en algún contexto determinado del pasado o en otra situación diferente, pero no deben gobernar nuestra vida actual:
¿De dónde viene esta creencia? ¿desde cuándo está conmigo? ¿Es aún valida?
¿Qué hechos respaldan o demuestran esta creencia? ¿qué hechos demuestran lo opuesto?
¿Para qué me ha servido esta creencia? ¿qué precio he pagado por tenerla?
¿Quiero continuar sosteniéndola?
Esta tarea puede resultar compleja, al ser muchas de nuestras creencias, invisibles a nuestra consciencia. El apoyo de un coach puede permitir mostrar y sacar de la “transparencia” esas creencias para hacerlas visibles a su coachee, quien podrá entonces hacerse cargo de ellas.
Un proceso de coaching apoya a desarrollar la autoconsciencia y a implementar acciones que integren los aprendizajes en un proceso continuo de reflexión, acción y evaluación.
¿Qué creencias te han permitido lograr tus éxitos?
¿Qué creencias te han limitado?