Una voz que concilia

Actualizado
  • 16/06/2010 02:00
Creado
  • 16/06/2010 02:00
E l escritor Amin Maalouf, ganador del Premio Goncourt en el año 1993, es una voz que aboga por la conciliación en un mundo convulso. Es...

E l escritor Amin Maalouf, ganador del Premio Goncourt en el año 1993, es una voz que aboga por la conciliación en un mundo convulso. Es uno de los mejores escritores de la literatura árabe contemporánea, tal como lo demuestra su obra El desajuste del mundo: Cuando nuestras civilizaciones se agotan.

La humanidad se enfrenta a peligros nuevos. Pocos indicios hay que nos permitan esperar que los hombres puedan ser capaces de superar sus diferencias y elaborar soluciones creativas. Son muchos los síntomas que hacen pensar en el creciente deterioro del mundo.

Cuando cayó el muro de Berlín sopló un viento de esperanza. Al concluir el enfrentamiento entre los dos bloques surgió la esperanza de propiciar un mejor entendimiento universal. Las adhesiones religiosas se han exacerbado.

En diciembre de 1989, seis semanas después de la caída del muro de Berlín, los Estados Unidos llevaron a cabo una intervención militar en Panamá que tenía como objetivo capturar y deponer al general Manuel Antonio Noriega. En realidad, se trató de una especie de redada policial disfrazada de expedición militar. El nuevo orden mundial promulgado por los Estados Unidos fue anunciando con el estruendo de reactores rasgando el velo de la noche tropical. A partir de ahora todo el mundo debía obedecer. Posteriormente, sobrevinieron una guerra y su ulterior reiteración en Irak, la intervención en Haití, conflagraciones en Bosnia, Afganistán, Colombia, Filipinas, Paquistán, etc. Eran operaciones que el Pentágono llevaba a cabo para recalcar la supremacía bélicas de los Estados Unidos.

La atracción por la vida europea o norteamericana cuenta con mayor fuerza que nunca. El profeta dijo: ‘El mejor de los hombres es quien les es más útil a los hombres’. El suicidio es el mayor de los sacrilegios. La noción de que Occidente se enfrenta a un puñado de terroristas que hablan en forma abusiva en nombre del Islam y cuyos actos son reprobados por la mayoría de los musulmanes. Occidente es portador de una voluntad de dominio universal y de una democracia exportada a sangre y fuego, a la que los musulmanes intentan poner resistencia.

Parece monstruoso que algunos en Washington se han beneficiado del baño de sangre en el mundo árabe. El comportamiento de Occidente repercute en el desajuste del mundo. La tragedia de los árabes es que es han quedado sin el lugar que ocupaban entre las naciones; la tragedia de Occidente es que han alcanzado un desmedido rol planetario que no pueden seguir asumiendo por mucho tiempo. En los últimos seis siglos no hay un dominio del conocimiento, de la creación, producción o su organización social que no lleve la marca de Europa o su extensión norteamericana para lo mejor y lo peor.

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