Economía circular: de residuos sin valor a un producto comercial

  • 18/07/2025 00:00
El modelo económico tradicional lineal es extractivo y genera desperdicio, en cambio, la economía circular imita a la naturaleza, en donde todo se aprovecha

Una cortina elaborada con botellas plásticas transparentes es lo primero se observa al llegar al Centro de Economía Circular, ubicado en la Ciudad del Saber, inaugurado por la empresa Bliss Panamá en 2024. Plásticos de diferentes fuentes y colores, botellas de vidrio y máquinas que transforman residuos sin valor comercial en materias primas para elaborar otros productos y soluciones.

Aquí se trituran desde botellas plásticas recogidas en las limpiezas de playas, hasta barreras viales de seguridad, cascos, tarjetas de crédito, plásticos de aparatos electrónicos, acrílicos y estuches de productos de maquillaje y lociones.

Entre los objetos que se observan están las colmenas de abejas de plástico reciclado, filamentos para impresión 3D y bases para celulares, adornos y contenedores hechos con Tetra Pak y muestras de pisos elaborados con llantas.

Durante la pandemia, el equipo de Bliss Panamá armó una máquina trituradora de vidrio, probando que se puede hacer una máquina sencilla y eficiente en Panamá y con bajo consumo de energía. Basta con introducir la botella y en menos de un minuto se convierte en arena y se puede mezclar con otros materiales para fabricar bloques. Es una forma de aprovechar los residuos y evitar la extracción de arena de ríos y playas.

Una mezcla de plástico de la basura de las playas, con arena de vidrio, un poco de carbón activado y cemento dio origen al “Concreto sostenible”, reconocido por la asociación Audubon para el problema de los plásticos en la playa.

“A partir de un proyecto que propusimos a la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) para transformar residuos orgánicos en carbón activado, hemos catapultado todas las ideas que veníamos haciendo en pequeña escala”, comenta el Ing. Alexei Castillo, de Bliss Panamá, mientras recorremos el lugar.

“El carbón activado era basura para una industria, lo estudiamos y validamos que tiene las cualidades de un fertilizante de alto valor y es un producto nacional. Como la materia orgánica es húmeda, analizamos varias tecnologías y optamos por una máquina coreana que seca el carbón”, añade Castillo.

La Organización de Naciones Unidas indica que la reutilización y el reciclaje de materias primas disminuyen los riesgos asociados a las cadenas de suministro, como la volatilidad de los precios, la disponibilidad y la dependencia de las importaciones. Precisamente, cuando empezó el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania en 2022 se afectó el suministro de fertilizantes que se usan en Panamá.

Más allá del fertilizante producido con residuos orgánicos (hojas, café, frutas, ramas, estopa de coco, cáscara de huevo, etc.), otra máquina más grande permite a pequeños agricultores convertir el estiércol animal y los desechos orgánicos en biogás para cocinar y biofertilizante líquido para plantas y cultivos.

“A través de la ciencia y la tecnología es posible recuperar materiales y productos para darles una nueva oportunidad, crear materia prima y hacer un producto final con un valor de mercado y que se pueda vender a nivel local”, comenta el Ing. Castillo, quien ha trabajado en el ámbito de la economía circular desde hace 18 años.

Cerrar el círculo

El ser humano ha logrado vivir más y mejor gracias a los avances de la ciencia, la medicina y la tecnología. La economía circular busca algo similar para prolongar la vida útil de los productos y materiales. En vez de descartarlos después de un solo uso o porque están obsoletos o dañados, se pueden reparar, reutilizar, reciclar o transformarlos en nuevos productos, extendiendo su utilidad y evitando el desperdicio.

El modelo económico tradicional es lineal, se extrae materia prima, se produce y se desecha. En cambio, la economía circular imita a la naturaleza, en donde todo se aprovecha, incluso la materia orgánica.

La economía circular se enfoca en el mejor uso posible de los recursos del planeta para que se mantengan en uso el mayor tiempo posible, además de reducir los desechos, que contaminan los ecosistemas.

En Panamá, se estima que se generan 4.372,72 toneladas de basura por día. Según el “Diagnóstico de los Vertederos a Nivel Nacional”, de la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario, a los vertederos llegan un aproximado de 2.536,18 toneladas de basura por día y las toneladas restantes son mal dispuestas en ríos, quebradas y el mar. La contaminación por la basura afecta los suelos, ecosistemas marinos y fluviales, a la biodiversidad, e incluso, actividades económicas como la pesca y el turismo.

En junio pasado, durante el primer Congreso de Economía Circular “Circularis 2025”, el Ministerio de Ambiente y Bliss Panamá firmaron un convenio para conectar las actividades de MiAmbiente y Bliss como fundación. “Queremos ser agentes de cambio, aportando nuestro conocimiento y que el ministerio con sus sedes regionales, y a partir de crear una plataforma para conectar las comunidades, hacer alianzas, educar, impulsar el conocimiento y desarrollar soluciones que se adapten a cada región”, explicó Castillo.

El Plan Estratégico de Ciencia, Tecnología e Innovación de Panamá (Pencyt 2025-2029) incluye vectores de desarrollo como: Alimentación (tecnificación de la cadena de valor agropecuaria e innovación agroalimentaria), Medioambiente, Transformación productiva y de servicios. Estos vectores contemplan dominios de conocimiento y capacidades CTI, entre ellos: la economía circular, los bioinsumos (biofertilizantes), biogás, los materiales y la construcción sostenibles, consumo consciente, eficiencia energética, soluciones basadas en la naturaleza, la gestión y valorización de residuos.

La economía circular también se sustenta en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Una de las metas del ODS 8 abarca el emprendimiento, la creatividad, la innovación, la formalización y el crecimiento de las microempresas y pymes. Actividades que representan oportunidades para la economía circular.

Una de las metas del ODS 11 trata de reducir el impacto ambiental negativo per cápita de las ciudades, incluyendo la gestión de los desechos municipales y de otro tipo. El ODS 12 menciona la reducción de la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización, y ayudar a los países en desarrollo a fortalecer su capacidad científica y tecnológica para avanzar hacia modalidades de consumo y producción más sostenibles.

Aparte de la innovación y la investigación para crear nuevos productos y soluciones sostenibles, otro aspecto importante es el de las normas internacionales. La familia de normas ISO 59000 es específica para la economía circular. La ISO 59004, en particular, promueve la transición hacia una economía circular.

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