El arte de escribir en nuevos tiempos

En una esfera de colores se concentran esas ideas cruzadas por el amor y el valor intrínseco del mameluco de mi condición. Un nuevo descubrimiento que, lejos de alejar los cristales rotos por las troneras y cornetas del metro, hoy aflora los sentimientos hacia mi amada madre: Santa María la Antigua. Un recorrido que inicia con el orar, con la más profunda trova de un alférez.

En mi alma, el rosario es un delicado jazmín sobre la corona de doce estrellas de nuestra amada Madre, a quien dedico mis nuevos proyectos literarios. Escribo como un sanchista e hijo de la periferia. El saber del buen devenir de mis discípulos me alegra, a pesar de alejarme como un ladrón de la espesura de la montaña en las aulas. El reto de ser profesor es grande. Hoy escribo para Cristo y para Nuevo Arraiján.

Al escribir en este tiempo, las nubes forman cadenas de rocío sobre los valles, cosechados con la lluvia y estimulados por drones, en un intento de abarcar el mundo global. La fuerza de convicciones, creadas en mi mente, es el emprender en un mundo digital. A pesar de esto, guardo en mi letra ese sabor de la palabra y de un sueño utópico que anhela conversar con Lorena en mi cumpleaños. Lograda la misión digital, espero no fracasar.

Este proyecto literario avanza como tigrillos que cruzan los estuarios con armonía, flotando sobre arenas claras y transparentes como la intención que lo inspira. Es un reto llegar a la gente del barrio, la misma que camina por senderos de agua estancada, pero que narran, en forma sencilla, la cruda realidad del olvido. Tengo en mi corazón todo: desde reconocer mis errores hasta confiar en los planes del Altísimo.

Escribir en este tiempo resuena desde la melodía de un quetzal hasta el vuelo alto de un cóndor andino. Mis memorias como escritor, en esta nueva aventura literaria digital, se entienden solo al dedicar estas letras a una compañera de grado que hoy conversa con el más grande: nuestro amado Cristo.

Un libro digital que explora los sentimientos más profundos hacia mi pueblo, Nuevo Arraiján, y que son testimonios de las fumarolas en medio de los desiertos vividos por nuestros recintos culturales, como una vocación transitista y multicultural. Mi anhelo persiste en mi cabeza, llena de ideas, pero que es resiliente.

Un anhelo en constante viaje, sobre adoquines traídos a mi sueño nocturno desde la playa, y que se construye sobre el amor de conquistar una historia alejada de diferencias. Otros retos, en medio de esta tormenta de éxitos, se perfilan. Quisiera terminar mi vida de letras con una revista que haga grande mi carrera y la cultura de este país.

Dumas Alberto Myrie Sánchez

Especialidad: Geografía Regional de Panamá. Licenciatura en Geografía e Historia. Maestría en Geografía Regional de Panamá. Docente en el Ministerio de Educacióny en instituciones de educación superior. Artículos de opinión en “El Panamá América”, “La Estrella de Panamá” y revista cultural “Lotería”. Autor de los libros “Memorias de un bardo” y “Escritos de un sobreviviente”.

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