Escribir, una emoción libertaria

  • 14/12/2025 00:00
La narradora Guadalupe Nettel será una de las invitadas a participar en Centroamérica Cuenta, importante festival literario que retornará a Panamá en mayo de 2026

Guadalupe Nettel nació en la Ciudad de México en mayo de 1973 y residió hasta los 11 años en Villa Olímpica, un barrio construido originalmente en 1968 para albergar a los atletas que participaron en los Juegos Olímpicos que tuvieron lugar en la capital de su país.

En Villa Olímpica la futura escritora encontró a una comunidad multicultural compuesta por exiliados que llegaron a México escapando de las dictaduras militares de Argentina, Chile y Uruguay.

“Era un barrio donde todos los niños que jugaban conmigo tenían historias muy duras: padres desaparecidos, perseguidos, encarcelados. Para mí era genial escuchar todos esos acentos diferentes, esas palabras distintas. Me gustaba mucho oírlos”, comenta la autora de El Huésped (finalista del Premio Herralde de Novela 2005) durante un conversatorio digital organizado por Centroamérica Cuenta, festival literario que estará de vuelta en Panamá en 2026.

Escribir para salvarse

En su novela autobiográfica El cuerpo en que nací (2011) cuenta sus días en la primaria y cómo escribir le permitió tener una nueva interacción con sus compañeros de clase.

“Yo nací con un ojo con el que no veía prácticamente, pero que los médicos pensaban que podía desarrollarse. Por eso, me tapaban el ojo con el que sí veía bien, para que el otro trabajara. Iba a la escuela así y era como un bicho raro. Era difícil, me molestaban mucho. No era un tiempo muy agradable”, rememora quien obtuvo el Premio Herralde de Novela 2014 con Después del invierno.

Y entonces, como venganza redactó historias acerca de esos niños que la incomodaban y hacía que en la ficción les pasara situaciones terribles como ser víctimas de pestes en las pirámides de Egipto o que sus barcos naufragaban por el río Amazonas.

Un día descubrió que la literatura es una forma de desahogo, pero también de salvación y libertad. Ocurrió que la maestra vio que Guadalupe no prestaba atención en el aula por estar escribiendo y escribiendo. Por lo que la obligó a leer en voz alta uno de sus textos.

“Pensé que al escuchar el relato los niños me iban a odiar más o a golpear cuando saliera de la escuela. Y en realidad estaban todos felices de estar en esos cuentos y no les importaba lo que les sucedía. Ellos estaban muy contentos de formar parte de esas aventuras”.

Contra la uniformidad

Desde chica lucha contra la uniformidad porque piensa que encierra las mentes y pronto supo que debía dar más preponderancia a la diversidad. Opina que es una dictadura cualquier sitio que obligue a vestirse o a pensar igual a todos.

Ella se siente y es diferente. “No hay dos leopardos iguales, no hay dos árboles iguales, no hay dos plantas iguales. Allí fue cuando empecé a abrazar esa causa, casi como si fuera una militancia: defender el derecho a ser quienes somos. Uniformar es una equivocación y sólo trae infelicidad”.

Tampoco confía en una literatura que esté casada con alguna ideología, cualquiera sea, porque es un acto contraproducente. “No le exigimos a la música forzosamente que sea comprometida. Y siempre vuelvo a ese tema: hay que celebrar la diferencia y no hay que rechazar a nadie por ser distinto. Yo escribo sobre la gente y la gente, pues da la casualidad, es distinta”.

“Lo que habría que preguntarnos es: ¿los seres humanos deben estar comprometidos con alguna causa? Si aman a los otros seres humanos y a la naturaleza, forzosamente se comprometerán, de una u otra manera, a favor de ambos y sentirán esa necesidad tarde o temprano”, indica quien ha ganado certámenes literarios como el Antonin Artaud (2008) y el Anna Seghers (2009).

Responsable de revistas

La Revista de la Universidad de México de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aparece por primera vez en noviembre de 1930 y es una de las publicaciones más longevas de América Latina.

Entre 2017 y 2024 su directora fue Guadalupe Nettel, apenas la segunda mujer en llegar a este cargo (la primera fue la cubana mexicana Julieta Campos, quien lo hizo entre mayo de 1981 y enero de 1985).

Pero antes, volvamos a los orígenes. “Siempre me gustó hacer revistas, desde que estaba en la primaria cuando participé en un periódico mural llamado La hormiga, que se pegaba en las paredes de la escuela. Y después hicimos una publicación impresa, de varios ejemplares, que se llamaba La voz, donde los niños escribían artículos y a mí me gustaba invitarlos a que hicieran eso y reunir las diferentes voces y pensamientos de mis compañeros”, recuerda quien en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM estudió Letras Hispánicas y años después hizo un doctorado en Ciencias del Lenguaje por la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París.

Más adelante, cuando tenía como 16 años, cuando estaba por terminar el bachillerato, fue una de las responsables de la revista Bizarro. “Y en la UNAM hicimos Semestral Publicación de Literatura, una revista que salía dos veces al año, donde invitábamos a publicar a autores de diferentes países de América Latina”.

Fue pura diversión y gusto estar al frente de la Revista de la Universidad de México. Sabía la responsabilidad que eso significaba. “Es una revista bien emblemática, donde publicó Juan Rulfo, Elena Poniatowska, Octavio Paz, Jorge Luis Borges, gente de ese tamaño. Y había que tratar de mantener ese nivel”.

La meta era reinventarla y rejuvenecerla pensando en las nuevas generaciones. La revista es mensual y en su época eran 164 páginas de contenido. “Era mucho, mucho trabajo, pero también fue un gran placer. Había un muy buen equipo”.

Panamá

Guadalupe Nettel participó por primera vez en el Centroamérica Cuenta cuando ocurrió en San José (Costa Rica) en el 2019. “Este festival literario es muy, muy interesante. Y siempre, cada año que veo el programa, me digo: ‘Ay, qué genial debe ser estar ahí’. Porque realmente reúne a muchísimos autores”.

“Durante el tiempo que dura este festival, la ciudad sede se vuelve una fiesta de la literatura, donde hay gente hablando de por qué escribe, de por qué lee, y uno puede conocer gente y escuchar las charlas de muchos autores diferentes, de diferentes lados del continente y de otros países que no son latinoamericanos”, anota quien ha publicado ensayos dedicados a los escritores Julio Cortázar (Argentina) y Octavio Paz (México).

De la mano de Centroamérica Cuenta estará en nuestra casa en mayo de 2026, un país con el que tiene una relación afectiva. “Panamá es un lugar que está unido a mi vida personal porque hace nueve años que estoy en pareja con un panameño. Conozco un poco el país, no tanto como yo quisiera. Ciudad de Panamá está bien bonita e interesante y me encanta. Su biodiversidad es hermosa. Hay de todo. Estoy muy contenta de ir pronto para allá y de conocer en persona a los lectores y a otros escritores”.

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