Adiós a Christian Bach, la villana argentina que conquistó México

Telenovelas. Un paro respiratorio extinguió la vida de la actriz Christian Bach el 26 de febrero a sus 59 años, según reseñaron medios mexicanos. Adela Christian Bach Bottin nació en 1959 en Buenos Aires, Argentina, ciudad donde estudió actuación a los 15 años y se graduó en Derecho, carrera que nunca ejerció.

A muy temprana edad, la actriz se mudó a México, país donde triunfaría durante los 70, 80 y 90. Su primera oportunidad se la dio el productor Ernesto Alonso, también conocido como “señor telenovela”, quien le ofreció papeles en melodramas y algunas películas. ‘Los ricos también lloran’ de 1979 fue la primera gran telenovela en la que actuó. Otras producciones en las que destacó por su trabajo como actriz fueron ‘Bodas de odio’ (1983) y ‘De pura sangre" (1985).

En esta última conoció al actor y productor Humberto Zurita con quien se casó al poco tiempo.   Christian Bach y Humberto Zurita realizaron las telenovelas ‘La chacala’ y ‘Azul tequila’ en las que participaron los reconocidos actores Bárbara Mori y Mauricio Ochmann.

En 2010, después de haberse ausentado durante nueve años de Tv Azteca, Bach regresó al mundo de la actuación para interpretar a María Julia Fernández de la telenovela ‘Vidas robadas’.

Tres años después, empezó a trabajar en Telemundo. Primero, en la telenovela ‘La patrona’, en la cual interpretó a la villana Antonia Guerra. Ahí trabajó con Aracely Arámbula y Jorge Luis Pila. La segunda producción en la que participó fue ‘La Impostora’.

Sus compañeros fueron su hijo, Sebastián Zurita, y la actriz Lisette Morelos.   En una entrevista con el diario La Nación de Argentina, Bach aseguró había cumplido sus metas actorales. “Si me dieran 24 horas de vida, las usaría para conseguir otras 24. Hay tanto que puedes hacer ... Hace rato quiero hacer series; me encantan las americanas e inglesas y siento que nos falta hacerlo, pero cuesta mucho económicamente”, dijo en esa ocasión.

La artista argentina siempre destacó por interpretar a villanas, un papel que consideraba como divertido porque casi nunca sufrían. “En cambio, las buenas solo son felices al final”, opinó.