Esa mujer

  • 18/05/2014 02:00
Después de diez años de silencio escribió un artículo para ‘Vanity Fair’ 

‘No tuve relaciones sexuales con esa mujer’. La famosa frase del expresidente estadounidense Bill Clinton es sinónimo de la mentira más descarada. El que la oye piensa de inmediato en enero de 1998, cuando el público supo que Clinton había tenido un affaire con una becaria de la Casa Blanca.

La foto de la joven de 22 años, que posaba sonriente al lado del hombre más poderoso del mundo, saltó a los titulares. Monica Lewinsky se convirtió automáticamente en ‘esa becaria’, ‘esa arpía’, que sería desde entonces un sinónimo global de infidelidad.

Según ella misma cuenta en un artículo que acaba de publicar en la revista Vanity Fair , 16 años después del escándalo todavía la llaman ‘la reina del sexo oral. O, en la frase ineludible de nuestro cuadragésimo segundo presidente, ‘Esa Mujer”.

EN EL OLVIDO...

Su estrategia para desvanecerse del imaginario común había sido justamente tratar de desaparecer. En los últimos diez años Lewinsky estuvo prácticamente escondida, evitando los medios y los paparazzi a toda costa. Sobre todo cuando los Clinton han estado bajo el escrutinio público.

Pero no más. Los años de silencio y reclusión quedan atrás con este artículo de seis páginas, en el que recuerda la humillación que padeció –y que casi la lleva al suicidio–.

Lewinsky ya ha intentado hacer dinero gracias al sórdido episodio que protagonizó. Primero publicó el libro Monica’s Story , en el que se muestra como una víctima de la maquinaria de poder de la administración Clinton. Luego le dio una entrevista a Channel Four de Reino Unido de la que recibió el 70 por ciento de las regalías. Además le cobró 200 mil dólares a las publicaciones ‘Hello!’, ‘Marie Claire’, ‘Time’ y ‘The Daily Mirror’ por exclusivas con cada una.

En el artículo escribió: ‘Mi meta actual es involucrarme con esfuerzos en beneficio de víctimas de humillación y acoso en internet y comenzar a dar charlas sobre el tema’. Sin duda, cada conferencia le reportará una suma significativa de dinero.

MEMORIAS DE UN ‘AFFAIRE’

Y Lewinsky lo necesita, pues asegura que le ha sido imposible conseguir trabajo. Su primer empleo fue justamente aquella desastrosa pasantía en la Casa Blanca en 1995. La becaria notó que el presidente le coqueteaba, así que la primera vez que estuvieron a solas, le confesó que estaba enamorada de él. Ese día se besaron y, poco después, sus encuentros en un pasillo sin ventanas, entre la Oficina Oval y el despacho privado de él, se volvieron frecuentes.

Según Lewinsky el sexo siempre fue oral y Clinton nunca se desvistió, aunque ella sí. También aseguró que la relación era más que sexual, ya que su jefe la llamaba frecuentemente por las noches y hablaban durante horas. Además intercambiaron decenas de regalos en los 18 meses que duró el ‘affaire’.

Pero nada de esto se habría sabido si no fuera por otra empleada de la Casa Blanca, Paula Jones, quien demandó al presidente por acoso sexual. Durante ese juicio los abogados encontraron evidencia de la relación de Clinton con Lewinsky y la llamaron como testigo. En ese momento Linda Tripp, una compañera de trabajo a quien Lewinsky le había relatado sus indiscreciones, le contó todo al abogado Kenneth Starr. Además, Tripp había grabado sus conversaciones con la becaria y hasta la había convencido de guardar el vestido azul manchado con el semen del presidente.

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