Representantes de las diferentes actividades económicas del país alertaron sobre las consecuencias que se avecinan si los cierres continúan. Hicieron un...
- 21/02/2016 01:00
El tiempo, testigo de idas y venidas, pone posiblemente a cada uno en su sitio, pero nada puede hacer ante la voluntad de quienes quieren cambiar su sino. Así es la actual Mérida, una ciudad muy marcada por su pasado romano, pero que ha sabido ir más allá de lo que la historia ha dejado en sus tierras.
Aquella Emérita Augusta, creada para acoger a soldados veteranos de varias legiones, es actualmente una ciudad que alberga, ampara, recoge y da vida a casi 60 mil personas, que tienen en su patrimonio y en la idiosincrasia de éstas -hospitalarias, trabajadoras y emprendedoras- su mejor carta de presentación.
De estas tierras partieron Hernán Cortes, Francisco Pizarro, Vasco Núñez de Balboa y Pedro de Valdivia, entre otros muchos, y a estas tierras llegaron innumerables esencias, alimentos, vivencias y postales de añoranzas.
Su vinculación histórica con Iberoamérica y el buen hacer de los artesanos de la gastronomía, tanto de Mérida como de Extremadura, le han dado a esta ciudad el título de Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica 2016, recogiendo el testigo de este honor culinario de Guanajuato (México).
LUCHAS DE GLADIADORES Y FOCO CULTURAL
Mérida, cuyo conjunto arqueológico y monumental fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993, ofrece unas vistas únicas para cualquier comensal, turista o visitante que quiera acercarse a esta ciudad.
El anfiteatro romano, en el que todos los años se recrean las luchas de gladiadores; su teatro -romano, por supuesto-, sede del Festival Internacional de Teatro Clásico; su monumental puente de 800 metros de largo construido por orden de Augusto, el Templo de Diana y el acueducto de Los Milagros, algunas de cuyas pilas se alzan 27 metros por encima del terreno son algunas de sus joyas.
El viajero, el de hoy como decíamos, recorre estos lugares, pero tiene hambre de más... y nunca mejor dicho.
Dejando para más adelante la repuesta a la necesidad de comer y degustar, el turista tiene la obligación -así como suena- de recorrer el Museo Nacional de Arte Romano, obra del arquitecto Rafael Moneo y que guarda en sus espacios obras y piezas de incalculable valor.
Recorrer las dehesas más cercanas y contemplar el río Guadiana a su paso por la ciudad y por lugares de una belleza más que natural son otras de las actividades a realizar.
El hambre aprieta y hay que buscar mesa. Innumerables y buenos restaurantes esperan al turista. El dilema de dónde ir o cuál elegir carece de importancia, pues al que se vaya sabrá darnos lo mejor de una tierra que ha sabido conservar su cocina más tradicional, sus sabores más elementales, y al mismo tiempo crear, inventar... .
Estamos ante una cocina que cuida la materia prima, desde las hortalizas hasta la carne, con especial atención al cerdo y al cordero, que sabe hacer aceite y vino en su máxima expresión, y que se recrea con los quesos, los jamones y el pimentón.
La cocina emeritense lleva el sello extremeño, una comunidad autónoma española que ha sabido como ninguna mimar sus Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas, dos sellos que acreditan la calidad de los productos.
DE LOS ‘REPÁPALOS' AL REBUJÓN
Las migas, la caldereta de cordero, el gazpacho, las legumbres guisadas, las patatas al rebujón, las verduras y sus variantes de elaboración (cojondongos, zorongollos y jilimojas), nuevamente el jamón —si alguien se va sin probarlo, mejor que no hubiera venido—, el lomo, el chorizo y ‘la patatera', embutido que une grasa de cerdo ibérico y patata, son algunos de los platos que maneja Mérida en su extenso menú.
Olvidábamos mencionar los pestiños, las ‘flores', los ‘repápalos', la caldereta, el cordero merino, más chacinas, las perrunillas y el arroz con liebre. Por ello, aquel dicho de ‘sin quererlo ni comerlo' está de más en estos lares.
¿Y será posible, aprovechando la citada Capitalidad, fundir estos sabores con la rica gastronomía iberoamericana?. Los restauradores emeritenses están convencidos de que ‘mucho se puede hacer'.
El restaurador Alejandro Cercas, del restaurante ‘Tábula Calda', con huerto y granja propia, considera que dicha fusión es posible, pero siempre respetando las Denominaciones de Origen. ‘Hay esencias que el paladar aceptará de buen agrado', asegura.
Uno de los embajadores de los productos extremeños y de todo aquello que huela a ‘ibérico', dígase jamón y chacinas, es Nico Jiménez. Maestro cortador internacional de jamón, con cuatro Récord Guinnes, Nico sostiene que la tradición puede jugar con la innovación y la exportación de la gastronomía.
EXTENSA OFERTA HOSTELERA
Esta vocación de Mérida y de Extremadura en general por la cocina tiene su reflejo en las distintas Escuelas de Hostelería repartidas por toda su geografía y por la presencia de afamados restauradores extremeños en tierras lejanas.
Tras este agradable trajín de productos y fogones, hay que descansar. La oferta hotelera de la ciudad, más que experimentada a la hora de acoger a gentes de otros lugares, nos invita a reposar.
Lugares con encanto, como el Parador Nacional, habitaciones recogidas o con vistas, estancias con historia o aliñadas con toques de modernidad, conviven con casas rurales, hospederías y alojamientos en plena naturaleza.
Mérida y los emeritenses saben que este título de Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica será mucho más que paladar. Confían en incrementar los tratos comerciales, exportar sus productos e incrementar la ocupación turística.
Su alcalde, Antonio Rodríguez Osuna, entiende que el impulso turístico, emprendedor e inversor se multiplicará con tal distinción, ‘por lo que queremos que todos los sectores económicos locales se vean implicados de forma positiva'.
La Academia Iberoamericana de la Gastronomía, el Gobierno y la Asamblea de Extremadura respaldan cuantas iniciativas se adopten desde Mérida para que esta ciudad sea ‘un puente' con Iberoamérica.
Ya están programados varios salones gourmet, una feria internacional alimentaria, un foro de turismo iberoamericano, un congreso de enólogos, un ciclo de cine y gastronomía, y un festival de música y gastronomía, entre otros muchos actos.
Aquí hay mesa, mantel y fogones. Aquí sigue una historia y un patrimonio que empezó a construirse hace más de dos siglos. Sólo falta que vengan ustedes. Sean bienvenidos de antemano.
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‘Aquí hay mesa, mantel y fogones. Aquí sigue una historia y un patrimonio que empezó a construirse hace más de dos siglos'.