La economía del cuidado

  • 31/05/2025 00:00
América Latina crece, pero arrastra desigualdades invisibles. El trabajo de cuidado —silencioso, no remunerado y mayoritariamente femenino— sostiene a las sociedades, pero sigue ausente de políticas públicas. Urge reconocerlo como un derecho y motor del desarrollo

Junto a progresos, América Latina enfrenta serios problemas que dificultan su desarrollo. Se revisará a continuación uno de ellos.

Un llamado de alerta

El “cuidado” implica tareas silenciosas que son decisivas para el futuro de los países. Son fundamentales para las sociedades. Abarcan la protección de la infancia temprana, del funcionamiento diario de los hogares, la atención a los adultos mayores. Gran parte son tareas no remuneradas a cargo principalmente de las mujeres. Según los estimados de la OIT, equivalen a 2.000 millones de personas trabajando a tiempo completo.

El “cuidado” no remunerado significa el 9 % del producto bruto mundial. No figura en las cuentas nacionales ni en las estadísticas usuales; es un trabajo “invisible”, casi anónimo, su valor real es inmenso, comparable al que aportan varias de las mayores economías del mundo. La última conferencia de la OIT enfatizó que debería tener total reconocimiento y que los países deberían velar porque forme parte del “trabajo decente”, con todos sus derechos. No es así la situación. En el mundo en desarrollo y en América Latina su peso recae en la mujer. Al mismo tiempo se espera que logre integrarse a la fuerza laboral, eso implica una doble jornada muy esforzada. Se podría denominar como una de las películas más famosas del gran director de cine Pedro Almodóvar Mujeres al borde de un ataque de nervios.

El cuadro del “cuidado” es muy deficitario en la región. El 52 % de las mujeres no están afiliadas a ningún sistema previsional, están en la economía informal, no tienen ayuda estatal o empresarial en esta tarea invisible. El eminente urbanista Manuel Castells ha señalado: “Si las amas de casa que ‘cuidan’ el hogar dejaran de trabajar un día, todas las grandes ciudades se paralizarían”.

Cepal y OIT terminan de lanzar un boletín especial que se titula “Tiempo para cuidar en América Latina y el Caribe”. En los países desarrollados el Estado y las empresas colaboran con el cuidado porque los reconocen como un derecho humano y porque amplía fuertemente las oportunidades para las mujeres de acceder a empleos formales. Contribuye así a poner en marcha un círculo virtuoso que quiebra las severas discriminaciones de género, asimismo la atención temprana a la infancia lleva a trayectorias educativas y productivas exitosas en el futuro. Con un simulador la OIT prevé que si se fortalece la economía del “cuidado” ella puede crear para el año 2025 32.000 millones de nuevos empleos.

Dos tendencias muy importantes agregan mayor necesidad aun de “cuidados”, una es el envejecimiento demográfico que aumenta los porcetanjes de la tercera edad; un segundo es el cambio climático, que incrementa agudamente los niveles de calor, las lluvias torrenciales, las inundaciones y las catástrofes naturales.

Solo unos pocos países de la región: Chile, Uruguay y Costa Rica, han montado políticas públicas como las que se deberían tener para enfrentar los déficits señalados respecto al “cuidado”.

El apoyo de la familia

La institución pilar para el desarrollo del capital humano y social es la familia; si se fortalece se está apoyando desde la formación en valores éticos hasta el “cuidado”. Las licencias de maternidad y paternidad son vitales para ello. Como se sabe en sociedades que encabezan las tablas de desarrollo humano como las nórdicas y otras se otorgan licencias remuneradas a ambos géneros por periodos mayores a 15 meses con opciones para ser cuidado compartido. En América Latina solo 5 países cuentan con licencia materna mayores de 18 semanas. Solo 11 otorgan licencias de paternidad remuneradas hasta de 10 días. Se hace impostergable avanzar en mejoras sustanciales en estas cifras.

Una conclusión

El producto bruto latinoamericano solo ha crecido un 2% en 2024, en 2025 la Cepal y el Banco Mundial estiman que se mantendrá esta cifra de bajo crecimiento. Se debe subir con políticas públicas renovadas, empresas eficientes, responsables e innovadoras. Pero al mismo tiempo es imprescindible atender a fondo la otra economía de “cuidado”, que es la base de la anterior.

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