Más de 5.000 personas, según la policía, y alrededor de 10.000, según los sindicatos, se manifestaron este lunes en Bruselas para pedir a las autoridades...
- 20/05/2013 02:00
- 20/05/2013 02:00
PANAMÁ. Érase una vez la historia de un escritor que un día deseó hacer algo distinto. Ya había probado con la escritura de novelas, de letra de canciones, de poemas. Cada uno de esos géneros lo apasionaban tanto como el otro, pero quería algo más.. otro tipo de público. Y así su pluma y su mente se organizaron para conquistar el mundo de los cuentos infantiles.
Un giro bastante amplio para la carrera de Martín Tarté, cuya última novela —The Pink Boots— dista mucho de este tipo de contenido.
La idea de hacer cuentos fue tomando forma tras leer el libro Animal Farm de George Orwell. El proyecto se iba acrisolando. Esto, aliado a una anécdota de una hermana de su madre, quien por accidente un día perdió sus pestañas le dio la luz suficiente para crear Las Pestañas de Chinchulina, el primer volumen de la serie El burro Ruperto.
Esta colección está compuesta —comenta el escritor— por seis cuentos que tienen un protagonista en común: el burro Ruperto. Cada historia es independiente de otra, cuentan con un final y una moraleja.
Este autor siempre ha mostrado un estilo bastante irreverente, nada cercano a la inocencia que proyecta la lectura para pequeños, mas con esta nueva obra deja en evidencia ese lado tierno de su pluma, y no solo cuenta una bella historia, él envía un mensaje a su público... enseña valores.
Me gusta mucho la sencillez y la profundidad —plantea este chico al ser abordado acerca de este nuevo derrotero— que puede ser un poco en la poesía que también me gusta, pero como no tengo el talento de Bécquer dije: bueno voy a intentar un libro para niños (y para todo al que le guste la literatura infantil). Además —continúa diciendo— porque es una audiencia a la que no había considerado antes.
Al volcar su mirada a este nuevo foco le da vida a Chinchulina, una chica con unas hermosas pestañas, que era el emblema de un pueblo. Con un lenguaje lozano se va desenvolviendo el drama, que sin mayor dificultad puede ser comprendido por el público meta.
Martín acepta que la mayor complejidad fue aprender a escribir pensando en los niños. Algo que él no había intentado antes, pues por lo general escribía lo que quisiera. Ahora debía tener cuidado con la forma, tomando en cuenta a quienes lo escucharían o leerían. En el proceso de pronto se le ocurría hacerte ciertas expresiones, mas reflexionaba que no sería prudente decirlas en la manera en que las pensó.
Tras atender todos los detalles que suponía complacer a su exigente y nuevo público la historia de Chinchulina y Ruperto se concretó. ¿Que si vivieron felices para siempre o no?, eso habría que averiguarlo leyendo la obra, que por el momento se puede adquirir a través de Amazon, no obstante para finales de mayo estará en Exedra Books... Y colorín colorado, este cuento apenas empieza.