En Cúcuta, principal paso fronterizo entre Colombia y Venezuela, la tensión por el despliegue militar de Estados Unidos en aguas del mar Caribe parece...
- 08/12/2025 11:18
Mayra De Gracia es constancia, disciplina y pasión convertidas en letras. La joven autora panameña ha logrado construir, desde la independencia, una carrera literaria sólida que hoy traspasa fronteras.
En 2025 fue incluida en la lista Forbes 30 Under 30 en la categoría de Ciencia, Educación e Industrias Creativas, siendo reconocida como uno de los talentos jóvenes más influyentes de Centroamérica y posicionándose como una de las autoras de romance más destacadas de la región.
En conversación con La Estrella de Panamá, para Mía Voces Activas, nos habla de sus inicios, de los desafíos de la autopublicación, de lo dificíl que ha sido el rubro y del legado que sueña dejar como escritora panameña.
¿Cómo empezó tu conexión con la literatura y cómo comenzaste a escribir?
Desde los doce años encontré una conexión profunda con los libros: leía todo lo que caía en mis manos desde novelas de Young Adult a Fantasía y pasaba horas leyendo fanfictions. En el 2010 también participé del Concurso Medio Pollito del INAC (ahora Ministerio de Cultura) y descubrí que quería dedicarme a algun día a escribir. No gané, pero eso me impulsó a seguir preparándome.
Más adelante, estudié Periodismo, y yo considero que me dio la disciplina, la técnica y el amor por las palabras y contar historias. A los 21 años, publiqué mi primera novela en mi último año de universidad y desde entonces no he dejado de crear historias románticas.
¿Qué es lo que realmente te inspira a escribir? ¿Personas, experiencias, emociones, música?
Yo creo que es un compendio de todo: personas reales que me han marcado, experiencias que se han quedado conmigo, emociones intensas que necesito convertir en palabras y, definitivamente, la música, que funciona como banda sonora de lo que escribo. Cada historia que creo nace de ese cruce entre lo vivido, lo sentido y lo imaginado y tiene un playlist dentro de cada una.
El rubro literario puede ser muy competitivo, especialmente en el género de romance. ¿Cuál ha sido el mayor desafío que has enfrentado y cómo lo superaste?
Sí, el rubro literario es muy competitivo y el de romance no es la excepción. Sin embargo, en Panamá no somos demasiadas autoras si nos comparamos con otros mercados, y eso siempre lo vi como una oportunidad. Yo siempre he tenido claro a dónde quiero llegar y cómo hacerlo.
Para mí es vital tener organizado cada paso, desde el proceso editorial hasta la estrategia de publicidad. Por eso creo que mi mayor desafío fue resolver toda la logística editorial: imprimir los libros fuera del país, traerlos a Panamá y gestionar todo lo necesario para convertir un manuscrito en formato físico y digital. Y aun así fue un proceso de ensayo y error... ya que cinco libros después sigo aprendiendo y perfeccionando en el camino.
Como mujer que escribe, traduce y autopublica sus propias obras, ¿en qué momento te diste cuenta de que, si nadie abría la puerta, tendrías que construir la tuya?
Había (y todavía hay) historias que quería contar y sabía que podían conectar con lectoras, pero nadie iba a llegar mágicamente a darme luz verde.
Creo que esta respuesta conecta con la pregunta anterior, porque así, con todas las dificultades, decidí abrirme camino: aprender sobre escritura creativa, escribir, maquetar, organizar, traducir, publicar, promocionar, crear contenido... todo.
En el 2020, en plena pandemia, me dije: si no existe la puerta, entonces yo la construyo. Y lo más bonito ha sido descubrir que, al hacerlo, también abrí paso para otras autoras jóvenes que vienen detrás, que se acercan en mis eventos para decirme que quieren escribir y que mi carrera las inspira.
Hasta la fecha, con todos mis logros y la cantidad de libros vendidos, sigo siendo autora independiente y dueña del control creativo total de mis obras. Y si en algún momento eso cambia (porque sí estoy abierta a la oportunidad) sé que sería una decisión difícil, porque este camino lo he construido con intención, mucho esfuerzo, libertad y mucho corazón.
¿Hubo momentos en los que sentiste que no podías más? ¿Cómo encontraste la fuerza para seguir adelante?
Muchísimos momentos. Llevo cinco años sin detenerme: trabajo en días feriados, en vacaciones, viajando, de día y de noche. Siempre hay algo pendiente: editar un video promocional, planear un evento literario, escribir aunque sea en la app de notas del celular, apuntar ideas para novelas futuras, o coordinar detalles para la próxima feria del libro.
A veces me siento exhausta. Hay días en los que no quiero ni tocar la computadora, pero también hay otros en los que, si descanso, siento que no estoy avanzando lo suficientemente rápido.
He tenido temporadas en las que me he sentido realmente abrumada por la cantidad de responsabilidades, y sí he pensado en detenerme y tomarme una pausa larga. Pero siempre surge algo más que hacer y sigo adelante.
Creo que, al final, mi fuente de fuerza y motivación son mis lectoras: sus comentarios, su cariño, su entusiasmo, las emociones que comparten cuando leen alguna escena... Ellas son el motor que me empuja a continuar, incluso en los días más difíciles.
Cuando no estás en tu faceta de escritora, ¿quién es Mayra?
Yo siempre bromeo y digo que soy como Hannah Montana... tengo doble vida y siempre ando haciendo mil cosas jajaja. Cuando no estoy en modo escritora, Mayra es una profesional del SEO y del marketing digital. También edito y maqueto libros para otras escritoras junto a mis mejores amigas, lo cual amo porque así apoyo a más escritoras emergentes. En mi tiempo libre veo muchas series de TV, películas y leo novelas de romance.
¿Hay alguna mujer que te inspire en tu trayectoria, ya sea dentro o fuera del ámbito literario?
Dentro del ámbito literario, soy muy fan de los libros de Julia Quinn, Emily Henry y Suzanne Collins. Y fuera del ámbito literario, mis mayores referentes son mi mamá y mis dos abuelas.
Tus libros han conectado con lectores jóvenes dentro y fuera del país. ¿Qué significa para ti contribuir a que otros jóvenes mantengan el amor por la lectura?
Significa muchísimo, porque yo misma fui una lectora joven que encontró refugio y emoción en los libros. Saber que mis historias hoy hacen eso por otras personas es algo que me conmueve y me impulsa a seguir escribiendo. Siento que contribuyo a que leer no se sienta como una obligación escolar, sino como una experiencia que acompaña, sana y emociona.
También me alegra formar parte del puente entre una generación que quizá consumía más televisión o contenido digital, y la experiencia íntima de leer: sentarte, imaginar, sentirte parte de la trama. Si mis libros logran que una chica o un chico diga: “wow, quiero seguir leyendo”, y que los inspire, entonces siento que estoy haciendo algo que trasciende al simple acto de publicar una novela.
¿Cómo te ha cambiado la vida ser escritora?
Ser escritora me cambió la vida en todos los sentidos. Antes escribía como un sueño personal; ahora escribir es mi trabajo, mi propósito y mi forma de conectar con el mundo.
Gracias a mis historias he llegado a espacios que jamás imaginé: ser mencionada en Forbes 30 Under 30, formar parte de una campaña publicitaria de una marca de cerveza panameña, vender casi 8 mil ejemplares de mis libros y conocer lectores que me cuentan cómo mis personajes les hicieron sentir acompañados.
Pero sobre todo, me ha hecho sentir profundamente agradecida. Porque no hay mayor privilegio que saber que ideas que nacieron en mi cabeza y eran solo palabras, ahora viven en los corazones de otras personas.
¿Cuál es el legado que quieres dejar como mujer escritora panameña que decidió abrirse camino por cuenta propia?
Quiero que mi legado sea la prueba de que sí se puede. Que una mujer panameña, sin padrinos en la industria o el gobierno, puede abrirse camino con trabajo, autenticidad y visión. Quiero que mi historia como Mayra De Gracia inspire a otras escritoras a creer en su voz, a no esperar permiso para crear, publicar y soñar en grande.
Aspiro a dejar un legado de representación con personajes panameños reales que nos representen, historias contemporáneas que hablen de nuestras realidades y hagan críticas sociales, que valide nuestras emociones y nuestras aspiraciones. Quiero que mis novelas sean ventanas y espejos: ventanas para que el mundo nos vea a los panameños, y espejos para que los jóvenes lectores se reconozcan y se sientan validados.
Y, sobre todo, quiero demostrar que la literatura romántica panameña puede viajar, puede emocionar y puede trascender fronteras. Que desde este pequeño país se pueden contar historias que lleguen lejos y que toquen corazones en lugares donde una nunca imaginó que su voz sería escuchada.
¿Qué cambios te gustaría ver en la industria literaria panameña para impulsar más voces femeninas?
Me gustaría ver una industria literaria panameña más abierta y profesionalizada, donde se apueste activamente por voces femeninas diversas de todos los géneros literarios. Primero, necesitamos más espacios de visibilidad: no solo ferias y eventos, sino también plataformas de crítica, más clubes de lectura y que los medios de comunicación tradicionales destaquen el talento de las autoras locales.
También desearía que existiera un mayor apoyo institucional y privado para proyectos literarios de mujeres: becas, residencias, convocatorias, programas de formación y oportunidades reales de publicación y distribución tanto en Panamá como en el extranjero. Muchas escritoras tienen historias poderosas, pero no siempre cuentan con los medios para llevarlas al mundo.
Otro cambio importante es la validación del género y la temática que escribimos. Las historias románticas, contemporáneas, emocionales y centradas en personajes femeninos merecen el mismo respeto que cualquier otro género. La literatura escrita por mujeres no es “ligera”, no es “menor”, y no debería ser reducida a un nicho.
Otro punto esencial es la formalización del ecosistema del libro en Panamá: mayor transparencia y compromiso en los pagos a escritores por parte de librerías y distribuidores, contratos más claros, prácticas comerciales y porcentajes de regalías justos. La sostenibilidad económica del autor debe ser un pilar, no un lujo.
Finalmente, me gustaría ver una comunidad más unida. Autoras que se apoyan entre sí, lectoras que recomiendan a escritoras locales y una industria que reconozca que impulsar voces femeninas no solo es justo, sino enriquecedor para nuestra cultura y para el panorama literario panameño.
Con tu último lanzamiento, ¿qué significa para ti llevar un pedacito de Panamá al mundo a través de Una Navidad en Boquete?
Llevar Una Navidad en Boquete al mundo es como extender una invitación abierta a conocer mi país desde el corazón. Significa compartir nuestras industrias, nuestro clima único, nuestras fresas y nuestra gastronomía, nuestra calidez humana, nuestra forma de hablar y de sentir. Cada lector que abre este libro se lleva un pedacito de Panamá entre las manos.
Para mí es un orgullo inmenso saber que, a través de la ficción, puedo mostrar quiénes somos: un país pequeño pero vibrante, diverso y lleno de historias. Que una persona en otro continente se enamore de Boquete como se enamora de los personajes es un regalo indescriptible.
Hace poco estuve en una convención de libros de romance en Los Ángeles. Aunque fui principalmente como espectadora y para aprender, terminé hablando con muchas autoras y lectoras, y me descubrí haciendo algo muy natural: vendiendo Panamá como destino, invitándolas a conocer nuestro país.
Fue muy especial darte cuenta de que, con esta novela, estoy exportando algo más que literatura: estoy llevando nuestra esencia, nuestra identidad y nuestras raíces al mundo.
Y si alguien, después de leer este libro, mira a Panamá con más curiosidad, más cariño o incluso decide visitarnos, entonces siento que mi misión está cumplida.
¿Qué mensaje o consejo te gustaría dejarles a todas las chicas que sueñan con convertirse en escritoras y publicar un libro?
Mi consejo es que no esperen a tener “permiso” para empezar. No esperen a sentirse perfectamente listas, ni a que alguien les garantice éxito o validación. Empiecen a escribir hoy, con lo que tienen, desde donde están. La voz de una escritora se forma escribiendo, no dudando.
También quiero recordarles que los sueños grandes requieren trabajo real: disciplina, organización, constancia, aprendizaje continuo. Habrá días difíciles, habrá rechazo, malas reseñas, habrá dudas... pero escriban a pesar de todo.
Rodéense de personas que crean en ustedes, aunque sea una: una amiga, un lector, una profesora, algún familiar... y lean mucho. A otras mujeres del género literario del que quieren escribir y a otras autoras panameñas. Cada vez somos más. Publiquen sin miedo, ya sea de forma tradicional o por cuenta propia.
Hay historias que solo ustedes pueden contar, y hay lectores en alguna parte del país o del mundo esperando justamente esas palabras. Y siempre, pero siempre, tal y como firmo en mis libros... nunca paren de soñar.