Mónica Miguel Franco: 'La cultura no está contemplada en el apoyo gubernamental para que pueda volver a respirar'

  • 05/08/2020 21:20
La polifacética artista se ha dedicado al arte y la cultura por casi cinco décadas; su pasión por estos sectores la ha llevado a realizar proyecto tras proyecto que han aportado al crecimiento y desarrollo socio-cultural de Panamá. Conversa con MIA Voces Activas sobre sus expectativas para el futuro de la cultura

“He hecho de todo en mi vida” es una declaración que pocos pueden hacer, sin embargo, a través una videollamada con La Estrella de Panamá, Mónica Miguel Franco la dice, así sin más, y genuinamente. Hace poco más de 20 años que la artista procedente de León, España, llegó al istmo panameño y desde entonces su pasión se ha volcado a la cultura de todas las maneras posibles.

Miguel es oriunda de España y ha ocupado puestos directivos en diversas organizaciones nacionales e internacionales dedicadas a la cultura y la antropología.

Escritora, poeta, actriz, filósofa, periodista y gestora cultural son algunos de los títulos que se adhieren a su persona, como una breve descripción de más de 40 años dedicados a hacer “de todo” y en todo.

Miguel se ha destacado por estar a la vanguardia de la cultura en Panamá, desde crear espacios seguros para estas expresiones hasta cofundar el primer festival de novela negra en el país, llamado 'Panamá Negro'.

En cuenta regresiva para la primera edición virtual de la Feria Internacional del Libro de Panamá, agendada para el 13 de agosto, Miguel se viste nuevamente como invitada de honor a diversos conversatorios y publicaciones de libros, haciendo hincapié en su rol como gestora y referente del mundo artístico. Así mismo hace de puente entre España y Panamá, con amplio conocimiento cultural de ambas naciones, siendo representante de la virtudes de cada una a través de sus acercamientos artísticos, pedagógicos y de emprendimiento. Aunque ha pasado un cuarto de siglo en Latinoamérica su acento se mantiene intacto, al igual que los recuerdos de su tierra natal, añadiendo un toque especial a su personalidad.

Usted ha ocupado muchos puestos en 20 años, ¿cómo ha sido su trayecto en todo este tiempo?

Siempre he sido una persona activa, me invento cosas en la marcha, si no tengo que hacer lo invento. No sé quedarme quieta, y a veces envidio a las personas que sí lo hacen. Dicto clases universitarias, soy antropóloga especializada en museología, hace unas semanas creamos en conjunto con otros investigadores de patrimonio el grupo Salamanca. Creo que todos tenemos muchas facetas. Uno de los peores errores que hemos cometido como humanos, y en la sociedad, es obligarnos a dedicarnos a una solamente.

En especial con los jóvenes cuando los padres dicen: “tienes que estudiar algo que te dé de comer”; no lo entiendo, porque sería lo mismo que sentarse en una esquina y mendigar. La sociedad constriñe a los jóvenes y les quita la capacidad de buscar posibilidades, cosa que nunca hicieron mis padres conmigo. Considero que cuando te dejan abierto ese abanico de posibilidades te dan la oportunidad de crecer y hacer muchos proyectos a la vez, descubriendo tus límites y explorando tu creatividad.

En los diversos campos por los que ha transitado ha tenido logros, ¿hay alguno que haya afirmado su carrera?

He tenido muchos y sectorizados. Como actriz tengo el recuerdo de haber hecho una presentación de un monólogo de Vanessa Montfort, que es una dramaturga española reconocida, haciendo de Balboa en el Teatro Nacional de Panamá, pero también he actuado en el Teatro Principal de Zaragoza con un monólogo propio interpretando a un vampiro. Como gestora, fundé el proyecto de Contramirada que fue un hito en este campo, donde cruzamos el Darién caminando. En cuanto a museos, fui una de las fundadoras de Red Centroamericana de Museos. Como poeta, el presentar mi primer poemario fue una experiencia que me llenó.

¿Cómo es desarrollar la gestión cultural en Panamá?

Primero hay que saber que es un campo poco reconocido. En el campo de la cultura hay un problema con el reconocimiento, que conlleva directamente a un problema con el pago. En muchos países que tienen un proceso cultural fuerte, los gestores culturales cobran como cualquier otro trabajo formal.

Pero en Panamá cuando se trata de pagar cultura la cosa cambia, porque suponen que quien trabaja en cultura lo hace por vocación. Los médicos también trabajan por vocación y a nadie se le ocurre no pagarles por su servicio. Estos conceptos son erróneos y se han propagado hoy, porque podemos tener la vocación de hacer algo espectacular, pero también debemos pagar cuentas. Mientras hacemos la gestión, tenemos otros gastos que cubrir.

La gente piensa que está muy bien que un artista invitado internacional cobre, como durante la Feria del Libro, pero al gestor que ha conseguido que este artista venga se le atribuye esa “victoria” como un pago en sí mismo, lo que no es correcto. La cultura hay que pagarla, tanto al gestor como al creador. Todavía tenemos la idea absurda de que el creador lo hace porque le gusta y no merece un pago sustancial. Cada arista cultural promueve un trabajo que abastece a una cadena de otros trabajos que dependen de este.

Usted fundó el festival 'Panamá Negro', ¿cómo se ha sostenido en el tiempo?

En 'Panamá Negro' llevamos cinco años formalmente establecidos y ha sido un éxito, porque el género de novela negra es el más leído en Panamá y los escritores que han venido creciendo con los años se desenvuelven en género de ciencia ficción y novela negra, como Osvaldo Reyes, Miguel Esteban González o Eduardo Verdurmen. Este género engloba el suspenso, terror, thriller y misterio. Al crear el festival pensamos que este es el género perfecto para incentivar a que la población se acerque a la lectura, aún más los niños.

Además, logramos hermanarnos con festivales de novela negra en España que han sido exitosos como Aragón Negro, Astorga Negra, Barcelona Noir, y demás que exaltan este género y permiten un acercamiento multicultural desde la literatura, el trabajo forense, el cine, el teatro, la pintura, entre otros. Así abrimos una brecha para que las personas entren en la literatura de forma natural y que engancha completamente.

Crear el festival ha sido complicado, porque al ser formales con personería jurídica y toda la ley de Panamá, la gestión recibe un peso adicional por conseguir una programación completa y atractiva. El financiamiento es un problema por sí solo, porque las empresas y el sector público aún no entienden los beneficios y el impacto de patrocinar eventos culturales como este. Poder conseguir una mínima cantidad de dinero para lograr sacarlo adelante es un esfuerzo sobrehumano.

La edición de este año se va a realizar el último fin de semana de septiembre, pero no sabemos si realmente se podrá hacer virtual, presencial o semipresencial.

¿Considera que habrá una revolución cultural con expresiones artísticas luego de la pandemia?

Habrá que ver. El que está en mayor crisis es el teatro, que realmente siempre lo ha estado. En la literatura vemos que nunca ha sido algo masivo, siempre ha estado reservado para quienes saben y les gusta leer, lo que no significa que no haya habido éxitos de crítica, pero ha tenido un impacto mínimo en la sociedad. Ahora, las grandes editoriales han tratado de hacer de la literatura lo que es el cine, dirigiendo un consumo masivo, lo que consiguen algunos libros de temas y publicidades específicas.

¿Vamos a volver al punto en el que estábamos? Es probable, y en los primeros años habrá un rebote cultural porque estaremos tan deseosos de hacer cosas, de reunirnos con amigos, salir de casa y explorar, que es probable que en los primeros meses de normalización las personas asistan a lo que se les ofrezca. La cultura social también va a regresar a su normalidad; si vemos la historia en perspectiva nos damos cuenta de que realmente siempre ha sido así; ha habido crisis aún más grandes que el coronavirus y luego se han olvidado. Estoy convencida de que en tres años uno seguirá cumpliendo años y se cantará el 'Feliz cumpleaños' por encima de un pastel y luego todos nos lo vamos a comer, lo que ahora vemos como algo mortal.

¿Existen estilos de manejo de crisis que Panamá pueda adoptar de otras naciones?

Hay estilos que no podremos implementar porque si ponemos a Panamá en contexto, no tenemos la cultura de otros países, no somos como Corea del Sur ni como Finlandia o cualquiera de los otros países que han tenido un nivel de éxito frente al coronavirus. Hay sociedades que lo han manejado muy bien, pero nunca podremos imitarlos por el tipo de cultura que hemos arraigado.

La disciplina social es un rasgo que poseen sociedades orientales junto con el avance tecnológico. Esto en Panamá no es posible en este momento. Lograr que todo el mundo en la sociedad esté consciente de la obediencia absoluta a las indicaciones es imposible y la distribución de las ciudades tampoco lo permiten, ya que no hay mercados disponibles en radios de distancia cercana a las comunidades. Tenemos que entender la cultura en la que vivimos para saber cómo se va a mover la sociedad frente a la crisis. El problema está cuando las personas que organizan los esquemas de prevención se enfocan en otras naciones que no tienen la cultura social que el país donde residen.

¿Que cómo enfrentaremos la cultura? No habrá tanto problema, la gente seguirá consumiendo las artes, pero se darán cuenta de la gran importancia de estas en sus aristas, que son las únicas que nos mantienen cuerdos. Ojalá las personas entiendan que eso es lo que nos está dando “vida” en medio de esta situación. Por lo demás, no creo que sea una situación que no podamos manejar.

Y ahora, ¿cuáles son sus nuevos proyectos?

Estoy trabajando en una novela, sigo escribiendo y soy socia de una editorial en donde soy editora y correctora, por lo que el trabajo ha fluido. Sigo dando conversatorios y talleres, pero también me he entregado a mi columna 'Aullido de Loba' en este diario y una nueva columna en el sitio web de destinopanama.com, llamada 'La Historia Habla' donde destaco datos curiosos, datos históricos y literarios interesantes para los lectores.

Como actriz y productora teatral, ¿considera que los teatros sobrevivirán?

La expresión artística sí, mientras haya actores y dramaturgos. Pero como un esquema económico, no es probable que sobreviva y es un panorama mucho más preocupante de lo que las personas entienden, porque confunden a los actores con el teatro en sí, que no es lo mismo.

La estructura económica y laboral del teatro genera cientos de puestos de trabajo y dinámicas laborales que no se ven públicamente. Quienes no conocen su trasfondo piensan que solo los actores salen beneficiados, pero hay un director, productores, técnicos, servicios de limpieza, contabilidad, alimentación tanto para el equipo como para los visitantes, maquillistas, vestuaristas, la imprenta que imprime los programas de mano y boletos, los técnicos de sonido, músicos y muchos otros que dependen de esta estructura y que están siendo directamente afectados por la falta de apoyo y solución económica durante la pandemia. Hasta el momento no he escuchado ni he leído sobre ningún tipo de apoyo económico hacia la literatura, editoriales, festivales, gestores culturales u otros artistas. La cultura no está contemplada en el apoyo gubernamental para que pueda volver a respirar.

Otro de los problemas es que, quienes vivimos de la cultura vivimos ahogados. Hay personas que viven totalmente de la cultura y si no se les reconoce como un trabajo formal como cualquier otro, les arrebata beneficios sociales que tienen los demás, como el seguro social, jubilación, beneficios de salud, vacaciones, entre otros. En Panamá no te puedes dedicar solo a escribir, el ecosistema económico no te lo permite y no vas a poder sobrevivir con ese trabajo. Es probable que no lleguemos a ver que una generación pueda vivir completamente de la cultura, sea como escritor, pintor, periodista, actor o gestor cultural. Vivimos en un panorama impredecible, que es una vida que no todo el mundo está dispuesto a vivir.

¿Considera que Panamá ha avanzado en la representación de mujeres en la gestión cultural?

Cuando yo llegué me sorprendió ver a tantas mujeres en puestos de directoras, gestoras, propietarias y demás, lo que ha dado oxígeno a nuevas generaciones. El campo de la cultura es uno de los pocos que no está copado de hombres, sino que hay una representación femenina interesante. Hay muchas gestoras culturales muy valiosas que están dentro de la Red de Festivales Culturales de Panamá del que formo parte y que se creó a inicios de este año.

Esta red va a ayudar a que haya mayor inserción de eventos culturales en la agenda social de la población, sin “pisarnos” ni robar público entre festivales, sino dar un mayor menú de elección. Eso sí, hay muchísimo que trabajar dentro del campo cultural, pero es un sitio agradable para desarrollar una carrera, donde si te gusta lo que haces vas a poder disfrutarlo plenamente. En la coyuntura en la que estamos todo es complicado, no hay otros trabajos más fáciles de hacer, pero depende si estás apasionado y estás dispuesto a entrar al ruedo.

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