Movimiento Misión Panamá: vino viejo en un odre nuevo

Actualizado
  • 11/02/2024 00:00
Creado
  • 10/02/2024 15:21
Los planteamientos del MMP no son capaces de explicar la real situación de Panamá y mucho menos de darle una salida que implique un desarrollo nacional, democrático, con justicia social y pleno respeto a la naturaleza

Recientemente el Movimiento Misión Panamá (MMP) lanzó una propuesta para el desarrollo nacional. La misma contiene serias falencias conceptuales, así como políticas públicas que, a final de cuentas, justifican y mantienen el actual estilo de desarrollo transitista y extractivista. Esta debe ser sometida a critica.

Retroceso conceptual

En términos conceptuales la “propuesta” se basa en la idea de que el desarrollo de todos los países sigue una misma trayectoria, que transcurre a través de etapas bien definidas. Aun cuando los autores del MMP no lo explicitan, se trata de una utilización del enfoque de W. W. Rostow, contenido en su libro Las Etapas del Crecimiento Económico (1960). De acuerdo con este autor, defensor apasionado de la Guerra de Vietnam, cada país transita por cinco etapas, que van desde la sociedad tradicional hasta la etapa del alto consumo en masa. Esto actualmente es contradictorio teniendo en cuenta los límites biofísicos del planeta.

Visto así el desarrollo lleva a lo que se conoce como el dualismo, según el cual existe un sector atrasado en el país, un remanente de la sociedad tradicional de Rostow, así como un sector moderno producto del desarrollo del mercado. Se entiende, entonces, que la existencia de los dos sectores no son el resultado de un mismo proceso histórico, lo que significa que estructuralmente son independientes. El desarrollo, consecuentemente, opera por una vía en la que el sector moderno va absorbiendo paulatinamente al sector tradicional.

De acuerdo con esta visión, tal como se desprende del modelo de W. Arthur Lewis (1954), el proceso se da debido a los bajos ingresos del sector de subsistencia. La reinversión del excedente del capital, a condición de que los salarios del sector moderno (industrial) sean un tanto mayores que el ingreso del sector tradicional, permitiría ir trasladando a la fuerza de trabajo del sector de subsistencia al moderno.

Hoy en día la experiencia y la teoría del desarrollo hacen obsoletas las ideas de las etapas de desarrollo y el dualismo económico, que están en la base del pensamiento de MMP.

Los economistas latinoamericanos conocidos como los estructuralistas, entre los que se destaca Raúl Prebisch, mostraron hace tiempo que el desarrollo y el subdesarrollo, son producto de un mismo proceso histórico. Este, como lo destacó Octavio Rodríguez en su libro La Teoría del Subdesarrollo de la CEPAL (1980), en los países centrales, en los que se originó el cambio tecnológico, se difundió hacia toda la economía, generando una estructura homogénea. En cambio, en nuestros países (la periferia) el progreso tecnológico apenas penetró en los sectores exportadores guiados hacia el exterior, de manera que los mismos no se difundieron hacia el resto de la población y los territorios. Se trata de los conocidos enclaves, que dan lugar a la conocida heterogeneidad estructural. Esta lógica que persiste hasta nuestros días no es apreciada por el MMP, que si bien habla de dos tipos de economía, no logra captar la vinculación lógica estructural entre ambos.

La CEPAL también llamó la atención sobre la pérdida del excedente nacional, básicamente por medio del fenómeno del deterioro de los términos de intercambio. El desarrollo de la Teoría de la dependencia, utilizando el concepto de excedente económico de Paul Baran, destacó otras formas de extracción de este en los países de la periferia (remisión de beneficios, rentas de las explotaciones vinculadas con la tierra y dependencia tecnológica, entre otros).

Esto bloquea el camino propuesto por Lewis. Se debe agregar que Marini (1973) y Oscar Braun (1973), hicieron evidente la relación entre la presencia de bajos salarios en la periferia y los mecanismos de extracción de excedentes. Recientemente la persistencia de estos procesos ha sido evidenciada por Samir Amin (2018) y José Valenzuela Feijóo (2023).

Análisis Equivocado

No es difícil, temiendo en cuenta las falencias que tienen los planteamientos del MMP, descubrir serios errores en el análisis y propuestas de este. Esto nos lleva a dar algunos ejemplos de esta situación.

En primer lugar, la propuesta del MMP no pretende una ruptura con el estilo de desarrollo transitista, más bien se plantea a favor del mismo. Ello es claro cuando, en lugar de proponer como objetivo el desarrollo de la seguridad y soberanía alimentaria, propone “liberar las importaciones de alimentos”, lo que terminaría por arruinar al sector agropecuario y perder la oportunidad de aprovechar la producción nacional para limitar el enorme déficit entre exportaciones e importaciones de alimentos (B/.2,857.0 millones en el 2019). Más aún, en el documento y la presentación del MMP no se encuentra una propuesta conducente a evitar el desarrollo del proyecto minero – exportador de los sectores económicamente dominantes.

Por otra parte, si bien se plantea como un objetivo el combate contra la corrupción, también se propone que se deben “activar las asociaciones públicas – privadas”, que a nivel internacional son reconocidas como una forma de privatización proclive a la corrupción. Se debe recordar que, de acuerdo con Joseph Stiglitz, “a menudo, esta asociación consiste en que el gobierno asuma el riesgo y el sector privado se vaya con las ganancias” (2019).

Los conceptos vinculados a la ortodoxia ultraliberal de la Escuela Austriaca se evidencian en los planteamientos del MMP cuando simplemente se propone “reducir el tamaño del estado”, sin establecer que algunas cosas no son necesarias, pero otras como la atención de salud, del agua potable, la educación y el apoyo a la innovación, se deben incrementar, tal como lo ha propuesto Mariana Mazzucato en su libro El Estado Emprendedor (2023).

Decir que existe evasión y que se debe mejorar la recaudación fiscal no es suficiente si realmente se entiende que la evasión fiscal es un problema fundamental, es decir un robo a toda la población. Se trata de una enorme corrupción, ya que, de acuerdo a datos de la DGI, la evasión del sector privado corporativo alcanzó entre 2017 y a 2021 a B/.35,161.8 millones.

A menos que se trate de justificar el transitismo, es un completo disparate que el MMP asegure que “alrededor de la zona de tránsito, (...), existe un país próspero, de altos salarios, con acceso a servicios de alta calidad, etc.”, tal como se confirma observando la situación de la Provincia de Colón.

Mientras que la tasa de desocupación en la República fue, de acuerdo con la encuesta de hogares de agosto de 2023, de 7.4% de la población económicamente activa (PEA), dicha tasa fue de 10.4% en la Provincia de Colón. La gravedad de la desocupación en esta Provincia se refleja en el hecho de que el 24.6% de la PEA de 20 a 29 años de Colón carece de empleo. A fin de agregar otro indicador sencillo, se puede señalar que según las últimas cifras disponibles (2018) el porcentaje de población en pobreza multidimensional de la provincia (16.3%) superó con creces a los de la provincia de Los Santos (4.0%) y de la provincia de Herrera (5.1%).

No es, entonces, casualidad que el Plan de Desarrollo Integral de la Provincia de Colón, construido en conjunto por los diversos sectores socioeconómicos de esta Provincia, señale claramente que: “El modelo de enclave de la Provincia de Colón ha demostrado ser una forma de inserción en el mercado mundial que no responde a las necesidades de su población” (p. 160).

Una sencilla conclusión

A final de cuentas es obvio que los planteamientos del MMP no son capaces de explicar la real situación de Panamá y mucho menos de darle una salida que implique un desarrollo nacional, democrático, con justicia social y pleno respeto a la naturaleza. Simplemente es un intento de poner vino viejo en odre nuevo.

El autor es Economista. Profesor Emérito de la Universidad de Panamá

Pensamiento Social (PESOC) está conformado por un grupo de profesionales de las Ciencias Sociales que, a través de sus aportes, buscan impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de estas disciplinas.
Su propósito es presentar a la población temas de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.
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