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- 27/07/2013 02:00
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El reloj ‘Arceau Le temps suspendu’ permite vivir una pausa, un interludio en el que el tiempo desaparece. Su caja de 38 mm de diámetro alberga un botón que, con una simple pulsación, inmoviliza las agujas de las horas y de los minutos alrededor de las doce. El tiempo se borra de la esfera del reloj y se disocia de los husos horarios; las horas se vuelven invisibles para proseguir su carrera. Al pulsar el botón de nuevo, el tiempo retoma su curso. En un pequeño espacio, graduados sobre 24, la mirada se posa sobre una aguja bromista que da vueltas a contra sentido, como una burla al tiempo que pasa.
Doblemente patentizado
Tras esas piruetas se esconde un hábil mecanismo, que actúa como director de orquesta de una complicación relojera singular y desarrollada en exclusiva para Hermès. Dos patentes protegen este modelo: una por su diseño y otra por los dientes del engranaje reajustable. El módulo se acopla en el calibre de manufactura H1912. Las fases de marcha y de puesta del tiempo en suspenso se coordinan gracias a dos ruedas depilares sincronizadas: una para las horas y otra para los minutos. Gracias al mecanismo retrógrado a 360° de las horas y de los minutos, el tiempo desaparece, pero el movimiento nunca se detiene. Para señalar que el tiempo se ha puesto en suspenso, se pone en marcha un indicador de funcionamiento acoplado a un móvil de segundos que gira a contrasentido.