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Estrategias de respuestas para mitigar la sequía
- 13/05/2023 00:00
- 13/05/2023 00:00
Las sequías son periodos prolongados de tiempo seco causado por la falta de lluvia, lo que produce escasez de agua, por lo que el Centro de Enfermedades Contagiosas o Communicable Disease Center (CDC, por sus siglas en inglés) del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos de América, indica en su plataforma digital cdc.gov que los periodos de sequía pueden causar desabastecimiento de agua y problemas de salud pública.
El CDC explica que las sequías pueden durar una sola estación o muchas décadas, y pueden afectar desde unos pocos cientos de kilómetros cuadrados hasta millones, escenarios que se agravan por el impacto del cambio climático.
Cuando ocurre la sequía, esta afecta a las comunidades dependiendo de cuál es la estructura y capacidad de los sistemas de agua con los que se abastecen, cuáles son las previsiones que las leyes locales sobre el uso del agua tienen inmersas en ellas para hacerle frente a una sequía, cuál es el uso urbano o rural de la tierra en las áreas vulnerables a la sequía, cuál es el grado de desarrollo económico en esas áreas, cuáles son las poblaciones en riesgo que viven dentro del área afectada y cuál es la presencia de redes sociales locales de gestión del riesgo.
De allí la importancia del Programa de Manejo Integrado de la Sequía que implementa la Alianza Global del Agua (GWP, por sus siglas en inglés) que fomenta la mitigación, la preparación y la respuesta a la sequía mediante medidas y acciones apropiadas que reduzcan la vulnerabilidad y los impactos de las sequías.
La GWP en la plataforma digital droughtmanagement.info señala que el objetivo principal para la mitigación, preparación y respuesta a la sequía es determinar las acciones apropiadas de mitigación y respuesta dirigidas a la reducción del riesgo, la identificación de los desencadenantes apropiados para introducir y suprimir gradualmente las medidas de mitigación, en particular las medidas a corto plazo, durante el inicio y el final de la sequía y, por último, identificar los organismos o ministerios u organizaciones encargados de desarrollar y aplicar las medidas de mitigación. Estas medidas pueden subdividirse en opciones a largo, medio o corto plazo.
Las medidas a largo plazo se incluyen normalmente en las estrategias de desarrollo de los sectores afectados; por lo tanto, revisar estas estrategias para asegurar su alineación con la gestión del riesgo de sequía es un paso importante a la hora de desarrollar una política nacional de gestión de la sequía.
Las medidas a medio plazo se aplican de manera oportuna, antes, durante y después de la sequía, basándose en los desencadenantes proporcionados por los sistemas de vigilancia y alerta temprana.
Las medidas de respuesta de emergencia se aplican si se produce una sequía grave con vistas a responder a las necesidades básicas de la población afectada, contribuyendo al mismo tiempo al desarrollo a largo plazo.
Al igual que la GWP, el Gobierno de México considera relevante preparar a las naciones para que sean capaces de contar con medidas de mitigación que permitan recibir el impacto de las sequías asociadas al fenómeno de El Niño, y manejarlo.
La visión del Gobierno de México, además de lo planteado por la GWP, es que para avanzar con la mitigación se requiere primordialmente entender que la finalidad de los programas de sequía es precisamente anticiparse a estas, previendo soluciones para satisfacer las demandas, evitando situaciones de desabastecimiento de agua.
Es decir, es imperante aceptar que el riesgo a afrontar sequías no puede eliminarse, pero sí puede mitigarse.
La preparación ante el riesgo parte del análisis histórico de las sequías. Al evaluar los ciclos o patrones que la han generado es posible estimar probabilidades de recurrencias de estas. De igual forma, estimando las pérdidas económicas de manera histórica en cada uno de los sectores, se pueden establecer las perdidas actuales de producirse una sequía.
Con este entendimiento histórico se pueden considerar medidas de mitigación para el agua y la agricultura. En el caso del agua, se pueden establecer medidas aplicadas al aumento de la oferta en cada uno los sectores específicos del país como, por ejemplo, ajustar el marco legal e institucional para gestionar el servicio de acuerdo con regulaciones por concesiones, localizar nuevas fuentes de recursos de reserva para emergencias, proporcionar permisos para explotar recursos adicionales de forma controlada durante la sequía y, en casos extremos, utilizar las aguas subterráneas, previa exploración científica.
En cuanto a la gestión de la demanda es posible la restricción de usos agrícolas, incluyendo racionamiento, de acuerdo a cultivos sometidos a estrés hídrico, restricción de usos municipales para riego por aspersión de césped, transformando el sistema a riego por goteo; revisión de operaciones de embalses para optimizar el uso de la cantidad de agua; desviación del agua de determinados usos hacia usos imprescindibles que preserven la vida humana y animal; revisión de tarifas de agua, racionar el suministro de agua, implementación de campañas de sensibilización y concienciación, ajuste del marco legal e institucional para disminuir las demandas permitidas mientras dure la sequía; negociaciones de transferencia entre sectores, adaptación de las redes de distribución a redes duales para abastecimiento de agua potable, adopción de medidas de almacenamiento por transferencia y aplicación del uso consuntivo de forma temporal.
Para el manejo de la oferta y la demanda, la GWP sugiere la reasignación temporal de agua, actuando según la prioridad de uso asignada, la disminución de los costes de transporte y distribución; la prohibición y/o restricción de usos no prioritarios, el abastecimiento de agua para suministros de emergencia, la elaboración de reglamentos de migración temporal de las tierras afectadas de forma organizada, hacia lugares con abastecimiento.
Además, considera que es importante inventariar pozos privados, negociar compra de derechos de agua para uso público y elaborar reglamentos sobre mercados de agua, durante la sequía.
En el sector agrícola, la GWP indica que son primordiales las medidas para que la producción de cultivos cuente con riego complementario donde el agua puede movilizarse y estar disponible a corto plazo; se deben implementar prácticas de conservación del agua del suelo que eviten contaminar las fuentes disponibles, al igual que crear el sistema de alerta temprana, información y asesoramiento a los agricultores para que realicen el acolchado del suelo y sombreado de cultivos, reduzcan la densidad de cultivo y trabajen en sinergia con los ganaderos para que los propietarios reduzcan el ganado que requiere agua, creen en conjunto refugios protectores naturales.
Las medidas indicadas pueden ser revisadas en la caja de herramientas de la GWP Drought Toolbox. Esta caja proporciona herramientas, estudios de casos y otros recursos para apoyar a los países en el diseño del plan nacional de políticas de sequía con el objetivo de aumentar la resiliencia de las personas y los ecosistemas ante la sequía. Específicamente, aporta herramientas para el monitoreo y alerta temprana, para la evaluación de la vulnerabilidad y el riesgo, y para su implementación en cada sector vulnerable.
Panamá forma parte de la GWP por lo que puede apoyarse en esta caja de herramientas para hacerle frente al fenómeno de El Niño que ha sido pronosticado para este año por las agencias meteorológicas globales.