Cocomasur, al rescate de su cultura y su bosque

Actualizado
  • 16/09/2018 02:03
Creado
  • 16/09/2018 02:03
Una organización étnica territorial ha logrado implementar un modelo de desarrollo sostenible a través de la conservación de los bosques como estrategia para generar ingresos para una población que alcanza más del 37% de pobreza extrema

En lo más recóndito de la selva colombiana, en el Municipio de Acandí, en el departamento del Chocó, muy cerca de la frontera con Panamá, está Cocomasur un pueblo que lucha por el rescate de su identidad cultural y la conservación de la naturaleza.

Es una comunidad de afrodescendientes colombianos que en los años noventa sufrieron los embates de la violencia, el narcotráfico y el desplazamiento forzado como consecuencia de las acciones de una de las más cruentas guerrillas de la región latina. Este flagelo arrastró al olvido a este departamento por ser un epicentro de disputas de territorios.

Pero, Cocomasur de 2,173 habitantes se resistió a perder sus tierras, aguas profundas, bosques y zonas petroleras donde habitaron sus antecesores porque estaban convencidos que se podía construir la paz.

Con la firme voluntad de recuperar su territorio y reconstruir el tejido social que le había arrebatado la guerrilla emprendieron una lucha que dio sus primeros frutos en 2005 cuando le otorgaron un título de propiedad colectiva.

LA EXPANSIÓN GANADERA

La comunidad colombiana había ganado una batalla, pero hacía falta mucho por hacer. Una parte importante de las tierras de sus antecesores habían sido cedida para darle paso a la expansión ganadera y a los cultivos ilegales. La actividad trajo consigo serios problemas de deforestación en una zona considerada de las más biodiversas del planeta.

Everildys Córdoba, líder comunitaria, recordó que cuando era pequeña el río Tolo era navegable. Era además un medio de transporte para llevar comida y hacer negocios entre indígenas y negros. Pero, la tala indiscriminada fue transformando el curso y el caudal del emblemático río como también cambió los lugares destinados para la agricultura de subsistencia. ‘Puro potrero', explicó Córdoba.

En Colombia la deforestación avanza a pasos agigantados en áreas como la Amazonía donde aumentó un 23% entre 2016 y 2017. Se pasó de 178.597 hectáreas (ha) deforestadas en 2016 a 219.973 al año siguiente, según datos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam).

De esas 219,973 ha, 13,474 se perdieron en el Pacífico colombiano; 10,046 de ellas en el Chocó.

BENEFICIOS DEL BOSQUE

Cocomasur decidió hacer la diferencia: conservar 1,.465 ha que les fueron otorgadas como título colectivo. Pero, ¿cómo conservar el bosque y generar ingresos para una comunidad donde la pobreza extrema supera el 37% y la pobreza el 62%, donde las carreteras son escasas y están en mal estado?

Los líderes comunitarios encontraron la fórmula para resolver el problema. Los bosques no solo se convirtieron en un mecanismo de sobreviviencia sino en una empresa comunitaria que genera ingresos, ofrece empleos, educación universitaria y gestiona proyectos para el pueblo.

En un principio, la comunidad optó por cortar los árboles y vender su madera. Pero, a pocos días de implementar la práctica, se decepcionó porque se perdía mucha madera cuando el comprador seleccionaba la que le servía y desechaba el resto y porque además el bosque se estaba destruyendo, explicó Ferney Caicedo, técnico forestal de Cocomasur.

Era una tragedia para una comunidad que considera al bosque como ‘la vida', afirmó Aureliano Córdoba, representante Legal de la comunidad afrodescendiente colombiana.

Los ecosistemas son sagrados y hasta espirituales para este pueblo de afrodescendientes porque sus antecesores realizaban todas sus actividades en el bosque, explicó Aureliano.

Con estos recuerdos frescos en la memoria tomaron la decisión de monitorear el bosque para cuidar su territorio con dos objetivos. Uno de ellos evitar que fóraneos se introduzcan en su territorio, lo deforesten o tomen parcelas para la expansión ganadera.

Todos los días jóvenes y adultos, mujeres y hombres de la comunidad recorren el corredor Chocó - Darién 8 y 10 horas para proteger la biodiversidad que existe en este ecosistema boscoso. ‘Desde 2009, hemos evitado emitir 90 toneladas de carbono al año', dijo Caicedo.

En este momento aparece el programa de Naciones Unidas para la Reducción de Emisiones de la Deforestación y la Degradación de los bosques en los países en desarrollo (ONU-REDD), que busca ayudar a las comunidades a proteger los bosques reduciendo sus emisiones y reforzando su capacidad de sumideros de dióxido de carbono.

El programa ONU-REDD ha trabajado con ellos durante los últimos tres años para apoyar el intercambio de experiencias y conocimientos sobre monitoreo de bosques, explicó Sonia González, Coordinadora de Comunicaciones del Programa para América Latina.

Hoy, Cocomasur es el primer proyecto REDD+ de conservación en el mundo que genera créditos de carbono por proteger el bosque en un territorio colectivo. En 2012 vendieron 104,700 bonos y este año esperan llegar a los 300,000.

Los bonos de carbono son comprados por organizaciones o empresas que desean compensar las emisionescontaminantes que han generado como consecuencia de sus actividades como, por ejemplo, el transporte y el uso de energía a base de combustibles fósiles.

Los recursos que genera la actividad son administrados para beneficio de la comunidad por una oficina administrativa de Cocomasur, en Acandi, que está a 551 km de Bogotá.

GESTIÓN DE LA CULTURA

La oficina impulsa la educación de los jóvenes otorgando becas para estudiar en universidades colombianas. La única regla es que cuando los jóvenes terminan sus estudios deben regresar a sus tierras para poner en práctica los conocimientos con su gente. ‘Ellos regresan porque hemos formado un sentido de pertenencia con su pueblo y su cultura', explicó Etiel Córdoba, quien es ingeniero forestal y lidera el equipo que todos los días monitorea el bosque.

El proyecto de conservación del bosque también ha abierto puertas para gestionar proyectos de energía solar y carreteras para la comunidad. La conservación de los bosques también ha sido un fuente de empleo para cerca de 40 personas de la comunidad. Cocomasur y su ejemplo fue galardonado como Premio Colombiano Ejemplar, categoría medio ambiente en 2015. Hoy, también es un modelo de gestión de territorios para otras zonas y comunidades.

EN PRO DE LA CULTURA

El modelo de trabajo de los líderes comunitarios también contempla recuperar las tradiciones culturales de los antecesores que poco a poco se han ido perdiendo en los niños y jóvenes. La música, los bailes, la comida y las medicinas, entre otras. ‘Luchamos por la justicia, la cultura, el ambiente y la dignidad de nuestros pueblos', concluye Córdoba al tiempo que recuerda que el éxito del proyecto radica en la organización y respaldo de la comunidad.

‘Cuando hablamos del bosque, para nosotros es la vida porque realizamos ahí todas las actividades desde tiempos ancestrales y para nosotros tiene un significado espiritual'

AURELIANO CÓRDOBA,

REPRESENTANTE LEGAL DE COCOMASUR

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